Martes 5 de febrero de 2018. Santa Agueda
Marcos 5. 21-43.
21 Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla,
una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. 22
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se
arrojó a sus pies, 23 rogándole con insistencia: "Mi hijita se está
muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva". 24 Jesús
fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. 25
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de
hemorragias. 26 Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado
todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. 27 Como
había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y
tocó su manto, 28 porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré
curada". 29 Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su
cuerpo que estaba curada de su mal. 30 Jesús se dio cuenta en seguida de la
fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud,
preguntó: "¿Quién tocó mi manto?". 31 Sus discípulos le dijeron:
"¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha
tocado?". 32 Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había
sido. 33 Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo
que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la
verdad. 34 Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y
queda curada de tu enfermedad". 35 Todavía estaba hablando, cuando llegaron
unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija
ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?". 36 Pero Jesús,
sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No
temas, basta que creas". 37 Y sin permitir que nadie lo acompañara,
excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, 38 fue a casa del
jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y
gritaba. 39 Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La
niña no está muerta, sino que duerme". 40 Y se burlaban de él. Pero
Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña,
y a los que venían con él, entró donde ella estaba. 41 La tomó de la mano y
le dijo: "Talitá kum",
que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!". 42 En seguida
la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos,
entonces, se llenaron de asombro, 43 y él les mandó insistentemente que nadie
se enterara de lo sucedido. Después dijo que dieran de comer a la niña.
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Jesús ayuda a todos los que le piden con fe.
Nada es imposible para El. … ¿Y nosotros?, … ¿que “imposible” arrastramos? En
estos momentos. ¿qué le pediríamos hoy
a Jesús? ¿Tenemos tanta fe como
Jairo? ... ¿Es nuestra fe tan grande como la mujer con hemorragia? … ¿qué le pedimos?
… ¿por quién le pedimos? ¿nos parece imposible? … Nada es imposible para El. Con fe podemos
superar los padecimientos que nos quitan felicidad … como la mujer con hemorragia. Con fe podemos
volver a la vida lo que pareciera muerto en nosotros como la hija de Jairo. …
¿cuáles serán nuestras hemorragias que no nos dejan vivir feliz? … ¿qué se ha
muerto en nosotros que puede revivir para estar más pleno? … Lo pedimos con
fe … Gracias Señor
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