Domingo 2 de abril de 2023. Domingo de Ramos. San Francisco Coll y Pedro Calungsod

Mateo 27,11-54

Pasión de Nuestro Señor

11 Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó: "¿Tú eres el rey de los judíos?". Él respondió: "Tú lo dices". 12 Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. 13 Pilato le dijo: "¿No oyes todo lo que declaran contra ti?". 14 Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador. 15 En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso, a elección del pueblo. 16 Había entonces uno famoso, llamado Barrabás. 17 Pilato preguntó al pueblo que estaba reunido: "¿A quién quieren que ponga en libertad, a Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?". 18 Él sabía bien que lo habían entregado por envidia. 19 Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: "No te mezcles en el asunto de ese justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho". 20 Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. 21 Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó: "¿A cuál de los dos quieren que ponga en libertad?". Ellos respondieron: "A Barrabás". 22 Pilato continuó: "¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?". Todos respondieron: "¡Que sea crucificado!". 23 Él insistió: "¿Qué mal ha hecho?". Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: "¡Que sea crucificado!". 24 Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: "Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes". 25 Y todo el pueblo respondió: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos". 26 Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado. 27 Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él. 28 Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo. 29 Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: "Salud, rey de los judíos". 30 Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza. 31 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar. 32 Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. 33 Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa "lugar del Cráneo", 34 le dieron de beber vino con hiel. Él lo probó, pero no quiso tomarlo. 35 Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; 36 y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. 37 Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el rey de los judíos". 38 Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda. 39 Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, 40 decían: "Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!". 41 De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: 42 "¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. 43 Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: "Yo soy Hijo de Dios"". 44 También lo insultaban los bandidos crucificados con él. 45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. 46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: "Elí, Elí, lemá sabactani", que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". 47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: "Está llamando a Elías". 48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. 49 Pero los otros le decían: "Espera, veamos si Elías viene a salvarlo". 50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu. 51 Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron 52 y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron 53 y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. 54 El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: "¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!".

Reflexión.

Contemplo la pasión de Nuestro Señor. Es Jesús de Nazareth, a quien seguimos, en quien confiamos. Y está allí en medio de tanto dolor, tanta injusticia. Dios Padre no interviene, sufre con su Hijo, pero la divinidad es como si se escondiera. Jesús en la cruz ... ¿Qué me puede decir hoy esta situación a mi, en mi vida corriente? … ¿Qué me puede decir en la vida de otros que sufren hoy cerca mío, otros Cristos que son crucificados a la vista mía? … ¿Quiénes? … ¿Qué siento ante eso? … Lo converso en oración con Jesús en la cruz. … ¿Cuál es la esperanza para mí y para ellos? … Ante Cristo sufriendo en la cruz, por traerme un mensaje de justicia y de amor, por traerme la buena noticia de que Dios por sobre todo es amor y que en lugar de la imagen de “todo poderoso” hay un Padre todo misericordioso. Ante ese Jesús que crucifican por ser solidario con nosotros y particularmente conmigo, me hago tres preguntas: 1) ¿Yo qué he hecho por Cristo? … en  mi vida … ¿qué he hecho en su nombre? … 2) ¿Qué estoy haciendo por Cristo? … ahora, concretamente … qué hago por El? … 3) ¿Qué puedo hacer por Cristo? … ¿con quienes? … ¿a quiénes? … que me nace hacer, cómo servir en nombre de nuestro Señor Jesucristo que muere en la cruz?. En oración le ofrezco mis intenciones que después pediré confirme en la semana santa que se inicia.

Coloquio.

Señor Jesús. Que contraste más grande entre tu entrada triunfal en Jerusalén, con palmas y ramos dándote la bienvenida y luego como todo juega en tu contra. Que angustia inmensa contemplarte en el camino de la cruz. Que dolor ante tu humanidad destrozada por las fuerzas del mal. Aquí estamos, Señor, un año más y tu sacrificio nos llega al alma. Con tu entrega se renueva nuestro compromiso con tu proyecto. Que ganas de decirte que no ha sido en vano y que nosotros seguiremos con tu proyecto. Pero nos caemos y te pedimos perdón. A veces somos como Pilatos que se lava las manos y pudiendo, no hace nada por salvar su puesto. O somos como Judas que tratamos de que salga adelante una forma que no es la tuya y terminó entregándote. ¿Cuántas veces hemos tratado de hacer las cosas a nuestra manera? ... O somos tan apasionados como Pedro, pero cuando las situaciones se complican, terminamos por negar ser uno de los tuyos y seguimos las tendencias de este mundo. Ayúdanos a ser como María, siempre disponible, silenciosa, humilde y que nunca te abandonó. Queremos imitarla en nuestros tiempos actuales. con tu ayuda lo lograremos. Gracias, Señor