Mateo 7,21-29
"No Solo Palabras, sino Obras: Construir sobre Roca Firme"
“21 No son los que me dicen: “¡Señor, Señor!”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 22 Muchos me dirán en aquel Día: “¡Señor, Señor!, ¿no hemos profetizado en tu Nombre, y en tu Nombre hemos arrojado demonios, y en tu Nombre hemos hecho muchos milagros?”. 23 Entonces yo les declararé: “Nunca los he conocido. ¡Aléjense de mí, ustedes, los que cometen la iniquidad!”. 24 Así, todo el que escucha mis palabras y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. 25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. 26 Al contrario, todo el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato que edificó su casa sobre arena. 27 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande». 28 Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.”
Contexto
Este pasaje es la conclusión del Sermón de la Montaña (Mateo capítulos 5-7). Jesús ha expuesto las exigencias radicales del Reino de los Cielos, ha advertido sobre los falsos profetas y ha enfatizado la necesidad de dar buenos frutos. Ahora, concluye con una advertencia solemne sobre la diferencia entre una profesión de fe meramente verbal y una fe que se traduce en obediencia a la voluntad del Padre. Utiliza la poderosa parábola de los dos constructores (sobre roca y sobre arena) para ilustrar las consecuencias de escuchar y practicar (o no practicar) sus palabras. El impacto de su enseñanza en la multitud subraya su autoridad divina.
Tema Central
El tema central es la necesidad imperativa de que la fe en Jesús se manifieste en obras concretas de obediencia a la voluntad de Dios Padre, y no solo en declaraciones verbales o incluso en acciones aparentemente milagrosas realizadas en su Nombre. Escuchar y poner en práctica las palabras de Jesús es lo que construye una vida sólida ("sobre roca") capaz de resistir las pruebas, mientras que escuchar sin practicar lleva a la ruina ("sobre arena").
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras finales del Sermón de la Montaña son un llamado directo y urgente a la autenticidad y la coherencia en nuestra vida cristiana:
La Insuficiencia de las Palabras sin Obras: "No son los que me dicen: “¡Señor, Señor!”, los que entrarán en el Reino... sino los que cumplen la voluntad de mi Padre". Jesús es muy claro: la profesión verbal de fe, por entusiasta que sea, no es suficiente. Incluso realizar "milagros" o "profetizar" en su Nombre no garantiza la entrada en el Reino si no va acompañado de una vida de obediencia a la voluntad del Padre. Esto nos desafía a examinar si nuestra fe es solo de labios para afuera o si realmente transforma nuestra forma de vivir.
"Nunca los he Conocido": La terrible declaración "Nunca los he conocido. ¡Aléjense de mí, ustedes, los que cometen la iniquidad!" se dirige a aquellos que, a pesar de realizar obras externas en nombre de Jesús, no tenían una relación real con Él y vivían en la "iniquidad" (desobediencia, injusticia). Esto subraya que la vida cristiana es, ante todo, una relación personal con Jesús que se traduce en una transformación del corazón y de las obras.
Construir sobre Roca: Escuchar y Practicar: "Todo el que escucha mis palabras y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca". La "roca" es la obediencia activa a las enseñanzas de Jesús. Una vida construida sobre este fundamento puede resistir las "tormentas" de la vida (pruebas, dificultades, tentaciones) y permanecer firme. Implica no solo oír el Evangelio, sino internalizarlo y vivirlo.
Construir sobre Arena: Escuchar y No Practicar: "Todo el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato que edificó su casa sobre arena". Escuchar el mensaje de Jesús sin un compromiso real de vivirlo es construir una vida espiritualmente frágil, que se derrumbará ante las primeras dificultades. La "ruina" de tal vida es "grande". Es una advertencia contra la superficialidad en la fe.
La Autoridad de Jesús: La reacción de la multitud ("quedaron asombradas de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad") subraya la naturaleza única de Jesús. Su palabra no es una mera opinión humana, sino la palabra de Dios, con poder para transformar y para juzgar.
Este pasaje es una llamada final y contundente a la coherencia entre fe y vida. No basta con llamarse cristiano o realizar actos religiosos externos; es crucial que nuestra fe se traduzca en una obediencia amorosa a la voluntad del Padre, manifestada en las enseñanzas de Jesús. Solo así construiremos una vida sólida que perdure y nos permita entrar en el Reino de los Cielos.
Preguntas para la reflexión
¿En qué medida mi fe se manifiesta más en palabras ("¡Señor, Señor!") o en el cumplimiento activo de la voluntad de Dios Padre en mi vida diaria?
¿Qué significa para mí "conocer" a Jesús de una manera que Él también me "conozca" a mí, y no solo realizar acciones en su Nombre sin una relación personal con Él?
¿Sobre qué "fundamento" (roca o arena) siento que estoy construyendo mi vida actualmente? ¿Mis acciones reflejan que estoy poniendo en práctica las palabras de Jesús?
¿Cuáles son las "tormentas" (pruebas, dificultades) que más temo en mi vida? ¿Estoy construyendo sobre la roca de la obediencia a Jesús para poder resistirlas?
¿Cómo puedo pasar de ser un mero "oyente" de la Palabra de Jesús a ser un "hacedor" constante de ella, para que mi casa no se derrumbe?
Oración
Señor Jesús, que nos enseñas con autoridad y nos llamas a una fe que se traduce en obras, ayúdanos a no ser solo oyentes de tu Palabra, sino hacedores diligentes de ella. Que no nos conformemos con decir "¡Señor, Señor!", sino que busquemos cumplir en todo la voluntad de nuestro Padre que está en el cielo. Concédenos la sabiduría para construir nuestra vida sobre la roca firme de tus enseñanzas, para que, cuando lleguen las tormentas, permanezcamos firmes y podamos entrar un día en tu Reino. Amén.