Domingo 13 de abril de 2025. Domingo de Ramos.
San Martín I, papa
Lucas 22,14-23,56
Padre en tus manos encomiendo mi espíritu
( … El texto está en las lecturas dominicales, por su extensión no es repetido aquí ...)
Reflexión.
Contemplo la pasión de Nuestro Señor. Es Jesús de Nazareth, a quien seguimos, en quien confiamos. Y está allí en medio de tanto dolor, tanta injusticia. Dios Padre no interviene, sufre con su Hijo, pero la divinidad es como si se escondiera. Jesús en la cruz ... ¿Qué me puede decir hoy esta situación a mi, en mi vida corriente? … ¿Qué me puede decir en la vida de otros que sufren hoy cerca mío, otros Cristos que son crucificados a la vista mía? … ¿Quiénes? … ¿Qué siento ante eso? … Lo converso en oración con Jesús en la cruz. … ¿Cuál es la esperanza para mí y para ellos? … Ante Cristo sufriendo en la cruz, por traerme un mensaje de justicia y de amor, por traerme la buena noticia de que Dios por sobre todo es amor y que en lugar de la imagen de “todo poderoso” hay un Padre todo misericordioso. Ante ese Jesús que crucifican por ser solidario con nosotros y particularmente conmigo, me hago tres preguntas: 1) ¿Yo qué he hecho por Cristo? … en mi vida … ¿qué he hecho en su nombre? … 2) ¿Qué estoy haciendo por Cristo? … ahora, concretamente … qué hago por El? … 3) ¿Qué puedo hacer por Cristo? … ¿con quiénes? … ¿a quiénes? … que me nace hacer, ¿cómo servir en nombre de nuestro Señor Jesucristo que muere en la cruz? En oración le ofrezco mis intenciones que después pediré confirme en la semana santa que se inicia.
Coloquio.
Señor Jesús, se acerca el momento más importante de tu paso por este mundo. Se acerca tu pasión. Queremos acompañarte en este trance complejo, queremos estar contigo porque eres para nosotros nuestro guía, nuestro Señor, a quien queremos seguir, a quien adoramos. Previo a los momentos angustiante de tu calvario, nos unimos a tus apóstoles, en la entrada a Jerusalén y levantamos nuestros ramos en señal de alabanza. Voceamos con ellos para que todo el mundo nos escuche: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” … Eres tú, Jesús. Tú eres quien reina en nuestras vidas. Tú eres quien viene en nombre del Padre, enviado por el Padre. Contigo nuestra vida es plena y en paz. Te pedimos por ello, Señor. Te pedimos porque la paz del cielo descienda sobre nosotros y cubra a nuestras familias, comunidades, países y al mundo entero. Que la gloria de la Trinidad en las alturas nos permita construir paz entre nosotros, venciendo las ambiciones, envidias y rencores. Acepta nuestra compañía, Señor en esta semana santa, queremos solidarizar con tu dolor, con tus sufrimientos, para gozar juntos al final con tu resurrección. Amén