Salmo 97(96), 1-2, 5-6, 11-12
"El Señor Reina: La Creación se Estremece y la Luz Amanece para los Justos"
“1 ¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables! 2 Nubes y tinieblas lo rodean, la justicia y el derecho son la base de su trono... 5 Las montañas se derriten como cera delante del Señor, delante del Dueño de toda la tierra. 6 Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria... 11 Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón. 12 ¡Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre!”
Contexto
El Salmo 97 es un "salmo de entronización del Señor", un himno que celebra con imágenes poderosas la soberanía de Dios sobre el universo. Describe una teofanía, una manifestación majestuosa de Dios como Rey y Juez. Ante su presencia, toda la creación reacciona con asombro y reverencia, y se revelan las consecuencias de su reinado: juicio para los ídolos (no en esta selección) y, como vemos aquí, luz y alegría para los justos.
Tema Central
El tema central es la celebración del reinado universal de Dios, un reinado misterioso ("nubes y tinieblas") pero fundamentado en la justicia y el derecho. Su manifestación es tan poderosa que conmueve a la creación entera y revela su gloria a todos los pueblos. La consecuencia directa de este reinado justo es que "amanece la luz y la alegría" para aquellos que son justos y rectos de corazón, quienes, a su vez, son llamados a alegrarse y a alabar el santo Nombre del Señor.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos invita a una fe gozosa y llena de confianza en la soberanía de un Dios justo y bueno:
El Reinado de Dios, Motivo de Alegría Universal: "¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra...!". Esta es la proclamación fundamental de nuestra fe. El universo no está gobernado por el azar, el destino ciego o las fuerzas del mal, sino por un Dios bueno y justo. Esta verdad debería ser la fuente de una alegría profunda y de una esperanza inquebrantable.
Un Dios Justo y Misterioso: "Nubes y tinieblas lo rodean, la justicia y el derecho son la base de su trono". Aceptamos que los caminos de Dios son a menudo misteriosos para nosotros ("nubes y tinieblas"), pero tenemos la certeza de que su trono, su gobierno, se asienta sobre la base sólida de la justicia y el derecho. Podemos confiar en su rectitud, incluso cuando no entendemos sus designios.
La Creación como Testigo del Poder Divino: "Las montañas se derriten como cera delante del Señor...". La imagen de los elementos más sólidos de la creación disolviéndose ante Dios subraya su poder absoluto. Nos invita a la humildad y a la reverencia, reconociendo que todo lo que parece fuerte y estable en este mundo es frágil ante el poder de su Creador.
La Promesa de Luz para el Justo: "Amanece la luz para el justo...". Esta es una promesa de esperanza. Para aquellos que se esfuerzan por vivir en fidelidad a Dios, incluso en medio de las "tinieblas" de la prueba, del sufrimiento o de la duda, Dios promete que su luz "amanecerá". La oscuridad no tiene la última palabra.
La Alegría, Consecuencia de la Rectitud: "...y la alegría para los rectos de corazón". El salmo conecta directamente la rectitud interior ("rectos de corazón") con la experiencia de la alegría. La verdadera alegría no es un sentimiento superficial, sino un fruto de vivir en armonía con la voluntad de Dios.
La Alegría "en el Señor": "¡Alégrense, justos, en el Señor...". La exhortación final nos indica la fuente de nuestra alegría. No es en las circunstancias, ni en nosotros mismos, ni en las cosas del mundo. Nuestra alegría más profunda y segura se encuentra "en el Señor" mismo, en nuestra relación con Él. Y esta alegría se expresa en alabanza a su "santo Nombre".
Este salmo es un poderoso antídoto contra el pesimismo y la desesperanza. Nos asegura que el mundo está en buenas manos, las del Rey justo. Nos llama a vivir con rectitud, confiando en que para nosotros siempre amanecerá la luz, y nos invita a encontrar nuestra mayor alegría no en las cosas creadas, sino en el Creador mismo, alabando su santidad.
Preguntas para la reflexión
¿Vivo realmente con la alegría de saber que "el Señor reina", o a menudo me dejo abrumar por el aparente caos del mundo?
¿Cómo me ayuda la certeza de que la "justicia y el derecho son la base de su trono" a confiar en Dios, incluso cuando sus caminos son misteriosos para mí?
¿Qué "montañas" (seguridades, poderes) en mi vida necesito recordar que son como "cera" delante del Señor?
¿En qué "tinieblas" de mi vida necesito hoy la esperanza de que "amanecerá la luz para el justo"?
¿Mi alegría depende de las circunstancias, o estoy aprendiendo a encontrar una alegría más profunda "en el Señor", que permanezca incluso en la prueba?
Oración
¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra! Te adoramos, Señor, Rey justo y bueno. Aunque a veces tus caminos estén envueltos en nubes y tinieblas, confiamos en que la justicia y el derecho son la base de tu trono. Que ante tu presencia se derritan las montañas de nuestro orgullo. Haz amanecer tu luz en nuestras vidas y llena nuestros corazones de la alegría que prometes a los rectos. Que nos alegremos siempre en Ti, Señor, y alabemos tu santo Nombre. Amén.