Lunes 30 de septiembre de 2024. San Jerónimo
Lucas 9,46-50
El que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; el más pequeño de ustedes, ese es el más grande
46 Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. 47 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, 48 les dijo: "El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande". Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros". 50 Pero Jesús le dijo: "No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes".
Reflexión.
“El más pequeño es el más grande” … Recordemos cuando también nos ha preocupado el tema de ser importante de ser el más grande entre nuestros hermanos. ¿cuándo? … ¿en qué circunstancias? … “El que no está en contra está con nosotros”. Recorramos entre nuestro círculo de conocidos, ¿Quién sin pertenecer a nuestra iglesia, sin ir a misa los domingos, actúa con verdaderos principios cristianos? … Ellos están con nosotros y son cristianos, seguidores de Jesucristo, aunque no lo proclamen
Coloquio.
Amado Jesús, en este momento queremos acercarnos a Ti con el corazón abierto y humilde. Nos damos cuenta de cuántas veces, como los discípulos, hemos caído en la trampa de la competencia y el deseo de ser los primeros, de ser los más importantes. Nos perdemos en comparaciones y luchas de poder, olvidando que Tú nos llamas a ser pequeños, a abrazar la humildad y a recibir a los demás con el amor que Tú nos has mostrado.
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Te pedimos que nos des la gracia de entender que en Tu Reino no hay lugar para las rivalidades, que ser grande a Tus ojos es saber servir y acoger. Ayúdanos a reconocer Tu presencia en los más pequeños y vulnerables, en aquellos que a menudo pasamos por alto, y enséñanos a abrazarlos como a Ti mismo.
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Perdónanos, Señor, por las veces que hemos buscado nuestra propia gloria en lugar de la Tuya, por no haber visto a nuestros hermanos como iguales y por no haberte reconocido en ellos. Danos un corazón sencillo y una mirada nueva para ver el mundo como Tú lo ves, para amar como Tú amas y para aprender a vivir en la verdadera humildad y entrega. Amén