Reflexión.

Imaginemos que esa lectura de Isaías es también para nosotros … Leámosla línea por línea pensando en nuestra vida, … en lo que podemos hacer … ¿qué buena noticia podemos llevarle a los más pobres hoy? …  ¿a quienes les podemos anunciar que se acabarán sus ataduras? … ¿a quiénes que no ven podremos llevarles la luz y que encuentren lo que nunca han podido?  … ¿a quiénes que hoy están oprimidos podemos ayudar a que se sientan más libres, más felices?   Todo esto lo meditamos con el convencimiento que el espíritu del Señor estará sobre nosotros. No será una carga, será nuestra propia felicidad. 

(Para quienes están en CVX pueden revisar hoy el PP.GG. 8 y meditarlo)

Coloquio.

Señor Jesús, te sentiste identificado plenamente por el texto de Isaías. Hoy nosotros también nos identificamos con el profeta y contigo. Queremos sentir y actuar de forma tal que todos puedan reconocer que hoy se cumple ese pasaje de la escritura en nosotros. Ayúdanos a sentir que el Espíritu actúa sobre nosotros y nos consagra con la unción. Ayúdanos a llevarles tu Buena Noticia a todos los pobres que tenemos cerca y al alcance. Ayúdanos a encontrarnos con los que se sienten cautivos y anunciarles que pueden vivir en paz porque Dios los quiere libres. Ayúdanos a llevar luz a quienes viven en las tinieblas de sus cegueras, para que se les iluminen sus vidas con el amor de Dios. Ayúdanos a liberar a los oprimidos y proclamar que el Señor siempre perdona y que puedan sentir la gracia de Dios en todos. Ayúdanos a llevar adelante tu misión y así poder sentirnos dignos apóstoles y discípulos tuyos. Amén