Salmo 97(96), 1-2, 5-6, 9
"¡El Señor Reina! La Majestad de Dios ante la Creación y los Ídolos"
“1 ¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables! 2 Nubes y tinieblas lo rodean, la justicia y el derecho son la base de su trono... 5 Las montañas se derriten como cera delante del Señor, delante del Dueño de toda la tierra. 6 Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria... 9 Porque tú, Señor, eres el Altísimo sobre toda la tierra, tú superas con creces a todos los dioses.”
Contexto
El Salmo 97 es uno de los "salmos de entronización del Señor" o "salmos reales", un grupo de himnos (Salmos 93, 95-99) que celebran la soberanía de Dios sobre toda la creación y la historia. Este salmo en particular describe la venida o manifestación (teofanía) del Señor como Rey y Juez universal. Utiliza imágenes poderosas tomadas de las teofanías del Sinaí (nubes, tinieblas, fuego) para describir la majestad y el poder de Dios, ante el cual la creación entera reacciona con asombro y los ídolos quedan humillados.
Tema Central
El tema central es la proclamación gozosa del reinado universal del Señor ("¡El Señor reina!") y la manifestación de su gloria majestuosa. Su reinado se fundamenta en la justicia y el derecho. Ante su presencia, la naturaleza se conmueve ("las montañas se derriten como cera") y todos los pueblos son llamados a contemplar su gloria. El salmo culmina con una afirmación de la supremacía absoluta de Dios como "el Altísimo" sobre cualquier otro poder o dios.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos invita a una adoración reverente y gozosa ante la majestad de nuestro Dios, ofreciéndonos verdades que fortalecen nuestra fe:
El Reinado de Dios como Motivo de Alegría Universal: "¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables!". El reinado de Dios no es una tiranía, sino la mejor noticia para toda la creación. Que el Dios de amor y justicia sea el soberano del universo es motivo de una alegría profunda y universal. Nos llama a vivir con esta alegría fundamental, sabiendo que la historia está en sus manos.
Misterio y Justicia en Dios: "Nubes y tinieblas lo rodean, la justicia y el derecho son la base de su trono". Dios es, en parte, misterio ("nubes y tinieblas"); no podemos comprenderlo ni controlarlo por completo. Pero al mismo tiempo, tenemos una certeza: su reinado no es arbitrario. Se basa en la "justicia y el derecho". Podemos confiar plenamente en que su gobierno es bueno y recto, incluso cuando no entendemos sus caminos.
La Creación como Testigo de su Poder: "Las montañas se derriten como cera delante del Señor...". La naturaleza misma, en sus elementos más sólidos y majestuosos, reconoce la soberanía de su Creador. Esta imagen poética nos recuerda el poder infinito de Dios frente a la pequeñez de toda la creación, incluyéndonos a nosotros. Nos invita a una humildad reverente.
La Revelación de su Gloria a Todos los Pueblos: "Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria". La gloria de Dios no está reservada para un grupo exclusivo. La creación entera (los cielos) y la historia de la salvación están destinadas a revelar su justicia y su gloria a toda la humanidad. Esto tiene una dimensión misionera: estamos llamados a ser instrumentos para que "todos los pueblos contemplen su gloria".
La Supremacía Absoluta de Dios: "Porque tú, Señor, eres el Altísimo sobre toda la tierra, tú superas con creces a todos los dioses". En un mundo lleno de "ídolos" (dinero, poder, fama, ideologías), este versículo es una poderosa confesión de fe. Dios es el único Altísimo. Ningún otro poder o lealtad puede compararse a Él. Nos llama a examinar nuestros propios corazones y a derribar cualquier ídolo que compita con el único y verdadero Dios.
Este salmo es una explosión de alabanza que nos levanta por encima de nuestras preocupaciones cotidianas para contemplar la majestad soberana de Dios. Nos llena de alegría, nos fundamenta en su justicia, nos humilla ante su poder y nos afirma en su supremacía sobre todos los ídolos de nuestro tiempo.
Preguntas para la reflexión
¿Siento yo la alegría y el regocijo de saber que "el Señor reina", o a menudo vivo como si el mundo estuviera gobernado por el caos o por otros poderes?
¿Cómo me ayuda la idea de que la "justicia y el derecho son la base de su trono" a confiar en Dios, incluso cuando sus caminos son un misterio ("nubes y tinieblas") para mí?
Al contemplar la naturaleza (una montaña, una tormenta, el cielo estrellado), ¿me dejo llevar a la admiración del poder del "Dueño de toda la tierra"?
¿De qué manera puedo yo, en mi vida, ser un medio para que "todos los pueblos contemplen su gloria"?
¿Cuáles son los "dioses" o ídolos de mi tiempo a los que necesito recordar que el Señor "supera con creces"?
Oración
¡El Señor reina! ¡Alégrese la tierra! Te adoramos, Señor, rodeado de misterio y majestad, y confiamos en que la justicia y el derecho son la base de tu trono. Que toda la creación y todos los pueblos contemplen tu gloria. Te reconocemos como el Altísimo sobre toda la tierra, el único digno de nuestra alabanza. Que nuestro corazón se regocije en tu soberanía y descanse en tu poder. Amén.