Introducción
En semana santa contemplamos la pasión de nuestro Señor Jesucristo quien en estos días vivió en carne propia el sufrimiento de tantos a causa del mal que anida en muchos.
La pasión es todo un peregrinar de Jesús que comienza con la Última Cena, de allí un largo y angustioso camino que lo conduce al huerto de Getsemaní donde vive una agonía dolorosa. Allí lo aprenden, padece la traición de Judas quien lo entrega a la guardia, quienes lo llevan a compadecer ante el Sanedrín. En esa sesión ilegal vive la confabulación para acusarlo injustamente con mentiras, de modo que sea sentenciado para ser ejecutado. De allí camino a ser interrogado por Pilato se desilusiona con Pedro que lo niega. Ante Pilato es interrogado y luego enviado donde Herodes, quien lo ridiculiza y luego lo manda de vuelta donde el procurador romano el que lo manda torturar y luego escucha a la muchedumbre que pide le crucifiquen. De allí al camino largo con la cruz a cuesta por las calles de Jerusalén con curiosos que lo ven pasar. Y finalmente lo crucifican, en medio de burlas e insultos.
Es un largo camino de sufrimientos de distintos tipos. En este retiro la invitación es a contemplar primero lo que Jesús sufrió, tratando de interpretar lo que pensó y sintió en su interior. Luego tomar conciencia y contemplar nuestros propios sufrimientos, algunos del mismo tipo que los de él. La invitación es a encontrar la forma en que Jesús los vivió para imitarle y seguirle en esta dolorosa etapa de su peregrinar
Para comenzar se sugiere hacer un momento introductorio largo de silencio en oración contemplativa que nos disponga a ponernos en su presencia, a dejarnos contemplar por la Trinidad, a sentir que Dios nos contempla con cariño, nos ama, nos perdona y tiene la mayor confianza en que nosotros encausaremos nuestras vidas por el camino que él quiere y que Jesús vino a comunicarnos con su vida.
Nos desprendemos de nuestros deseos egoístas, nos vaciamos de nuestros intereses, que no se haga nuestra voluntad, renunciamos a lo nuestro para recibir lo que Dios quiere de nosotros. Dejamos que Él nos inunde, que llene plenamente nuestras intenciones y deseos.
Aquí estamos, Señor. --- Para Ti --- En Ti