La Paciencia

«"Nos gloriamos también en las tribulaciones,

sabiendo que la tribulación produce paciencia;
la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza."» 

Romanos 5,3-4

[5] Pero en tales situaciones, en medio de la oscuridad se percibe una luz; se descubre cómo lo que sostiene la evangelización es la fuerza que brota de la cruz y de la resurrección de Cristo. Y eso lleva a desarrollar una virtud estrechamente relacionada con la esperanza: la paciencia.

Estamos acostumbrados a quererlo todo y de inmediato, en un mundo donde la prisa se ha convertido en una constante. Ya no se tiene tiempo para encontrarse, y a menudo incluso en las familias se vuelve difícil reunirse y conversar con tranquilidad.

La paciencia ha sido relegada por la prisa, ocasionando un daño grave a las personas.

De hecho, ocupan su lugar la intolerancia, el nerviosismo y a veces la violencia gratuita, que provocan insatisfacción y cerrazón.

 [6] Asimismo, en la era del internet, donde el espacio y el tiempo son suplantados por el“aquí y ahora”, la paciencia resulta extraña. 

Si aun fuésemos capaces de contemplar la  creación con asombro, comprenderíamos cuán esencial es la paciencia.

 Aguardar el alternarse de las estaciones con sus frutos; observar la vida de los animales y los ciclos de su desarrollo; tener los ojos sencillos de san Francisco que, en su Cántico de las criaturas, escrito hace 800 años, veía la creación como una gran familia y llamaba al sol “hermano” y a la luna “hermana”.

Redescubrir la paciencia hace mucho bien a uno mismo y a los demás.

 San Pablo recurre frecuentemente a la paciencia para subrayar la importancia de la perseverancia y de la confianza en aquello que Dios nos ha prometido, pero sobre todo testimonia que Dios es paciente con nosotros, porque es «el Dios de la constancia y del consuelo» (Rm 15,5).

 La paciencia, que también es fruto del Espíritu Santo, mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida.

 Por lo tanto, aprendamos a pedir con frecuencia la gracia de la paciencia, que es hija de la esperanza y al mismo tiempo la sostiene.