Salmo 117(116), 1-2
"Alaben al Señor, Todas las Naciones: Un Canto Universal a su Amor y Fidelidad"
“1 ¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! 2 ¡Qué grande es su amor por nosotros! ¡La fidelidad del Señor dura para siempre! ¡Aleluya!”
Contexto
El Salmo 117 es el salmo más corto de todo el Salterio, pero su brevedad contiene una inmensa densidad teológica. Se encuentra en la colección de salmos del "Halel Egipcio" (Salmos 113-118), que eran recitados en las grandes fiestas de Israel, especialmente la Pascua. A pesar de ser parte de la liturgia de Israel, su llamada a la alabanza es explícitamente universal, dirigida a "todas las naciones" y "todos los pueblos".
Tema Central
El tema central es una invitación universal a todas las naciones a unirse a la alabanza y glorificación de Dios. La razón para esta alabanza universal son dos atributos fundamentales de Dios, experimentados por Israel pero ofrecidos a todos: su inmenso amor (misericordia, jesed) y su fidelidad eterna (emet).
Aplicación a nuestra actualidad
Este brevísimo salmo es un concentrado del espíritu misionero y del corazón del Evangelio:
Una Invitación sin Fronteras: "¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos!". En el corazón de la fe de Israel, que a veces podía parecer exclusivista, late un profundo anhelo de universalidad. El Dios de Israel no es un dios tribal, sino el Señor de todos. Para nosotros, los cristianos, esta invitación es la esencia de la misión que Jesús nos encomendó: "Vayan y hagan discípulos a todas las naciones" (Mateo 28,19). Nuestra alabanza y nuestra fe no pueden ser encerradas en nuestras iglesias o en nuestros grupos; deben desbordarse e invitar al mundo entero.
El Amor de Dios no es Exclusivo: "¡Qué grande es su amor por nosotros!". El "nosotros" aquí, en boca de Israel, se convierte en un testimonio. Israel ha experimentado de manera especial el amor de Dios, no para guardárselo egoístamente, sino para que, a través de su experiencia, todas las naciones puedan descubrir la inmensidad de ese mismo amor, que también es para ellas. El amor de Dios es expansivo.
La Fidelidad de Dios como Roca Universal: "¡La fidelidad del Señor dura para siempre!". La fidelidad de Dios es la base de nuestra confianza. En un mundo cambiante y a menudo inconstante, la certeza de que Dios es fiel a sus promesas es un ancla para toda la humanidad. Su fidelidad, manifestada plenamente en Jesucristo, es una roca sobre la que todos los pueblos pueden construir.
Aleluya: La Síntesis de la Alabanza: El salmo concluye con "¡Aleluya!", que significa "¡Alaben al Señor!". Es la palabra que resume toda la actitud del creyente: el gozo, la gratitud y la adoración.
Este pequeño salmo es un gigante espiritual. Es un antídoto contra todo sectarismo y toda visión estrecha de la fe. Nos recuerda que el Dios al que adoramos es el Dios de toda la humanidad, y que su amor y su fidelidad son tan grandes que están destinados a ser conocidos, celebrados y glorificados por todos los pueblos de la tierra. Es una llamada a vivir nuestra fe con un corazón católico, es decir, universal.
Preguntas para la reflexión
¿Mi alabanza a Dios refleja la alegría de invitar a "todas las naciones", o es una oración más cerrada en mí mismo/a o en mi pequeño grupo?
¿Soy consciente de que la experiencia del "gran amor" de Dios en mi vida es un testimonio que puede ayudar a otros, de diferentes culturas o creencias, a descubrirlo?
¿Cómo me ayuda la certeza de que "la fidelidad del Señor dura para siempre" a vivir con más esperanza y a compartir esa esperanza con un mundo que a menudo se siente inseguro?
¿Qué barreras (prejuicios, miedos, indiferencia) necesito superar en mi corazón para vivir más plenamente esta invitación a glorificar a Dios junto con "todos los pueblos"?
¿Qué significa para mí hoy exclamar "¡Aleluya!"? ¿Es una palabra de rutina o una verdadera explosión de alabanza gozosa?
Oración
¡Aleluya! Señor, Dios de todas las naciones, te alabamos y te glorificamos. Que tu gran amor y tu fidelidad eterna sean conocidos por todos los pueblos de la tierra. Ayúdanos a superar todas nuestras barreras y a unir nuestras voces a la de toda la humanidad en un solo canto de alabanza a tu santo Nombre. Amén. ¡Aleluya