Lucas 1, 68-75
"El Benedictus: El Cumplimiento de la Promesa de un Salvador"
“68 «¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, 69 suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su servidor, 70 según lo había anunciado desde antiguo por boca de sus santos profetas: 71 salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian! 72 Así es como manifiesta su misericordia con nuestros padres y se acuerda de su santa Alianza, 73 del juramento que hizo a nuestro padre Abraham de concedernos 74 que, libres de temor, arrancados de la mano de nuestros enemigos, lo sirvamos 75 en santidad y justicia, bajo su mirada, durante todos nuestros días.”
Contexto
Este pasaje es la primera parte del "Benedictus", el cántico profético que pronuncia Zacarías, el padre de Juan el Bautista. Después de nueve meses de mudez a causa de su incredulidad ante el anuncio del ángel, Zacarías recupera el habla en el momento de la circuncisión de su hijo. Lleno del Espíritu Santo, su primera acción no es hablar de su hijo, sino estallar en una alabanza a Dios por el cumplimiento de sus promesas de salvación.
Tema Central
El tema central de esta primera parte del Benedictus es una alabanza gozosa a Dios por su fidelidad a la Alianza. Zacarías, iluminado por el Espíritu, reconoce que en los acontecimientos recientes (el nacimiento de su hijo Juan y, sobre todo, la concepción inminente de Jesús), Dios está "visitando y redimiendo a su pueblo". Esta salvación, prometida a través de los profetas y jurada a Abraham, se concreta en el surgimiento de una "fuerza de salvación" (un Salvador poderoso) de la casa de David. El propósito de esta liberación no es la restauración de un poder político, sino la posibilidad de servir a Dios en "santidad y justicia" sin temor.
Aplicación a nuestra actualidad
El Benedictus, que la Iglesia reza cada mañana en la Liturgia de las Horas, nos enseña a interpretar la historia y nuestra propia vida a la luz de la fidelidad de Dios:
Dios "Visita y Redime": "¡Bendito sea el Señor... porque ha visitado y redimido a su pueblo!". La fe nos enseña a ver la historia no como una serie de eventos fortuitos, sino como el escenario donde Dios "visita", interviene, se hace presente para "redimir", para rescatar a su pueblo. La venida de Jesucristo es la "visita" definitiva de Dios.
La Salvación Prometida: Zacarías ve que lo que está sucediendo es el cumplimiento de lo "anunciado desde antiguo por boca de sus santos profetas" y del "juramento que hizo a nuestro padre Abraham". Nuestra fe no es una invención de última hora; está anclada en una larga historia de promesas. Esto nos da una inmensa seguridad: el Dios que fue fiel en el pasado, seguirá siendo fiel.
Jesús, "Fuerza de Salvación": El "poderoso Salvador" suscitado en la casa de David es Jesucristo. Él es la "fuerza" de Dios que nos libra de nuestros "enemigos" más profundos: el pecado, la muerte y el maligno.
El Propósito de la Liberación: el Culto a Dios: ¿Para qué nos ha liberado Dios? "...de concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad y justicia...". La libertad que Cristo nos ha ganado no es para hacer lo que queramos, sino para poder "servir a Dios" libremente, sin el miedo que nos paralizaba.
El Verdadero Culto: Este servicio se describe como vivir "en santidad y justicia, bajo su mirada, durante todos nuestros días". La verdadera adoración a Dios es una vida santa (orientada a Dios) y justa (recta en la relación con los demás), vivida conscientemente en su presencia ("bajo su mirada") y de manera constante ("todos nuestros días").
El Benedictus es una escuela de oración y de esperanza. Nos invita a bendecir a Dios cada día, recordando las grandes obras de su fidelidad. Nos enseña a ver en Jesús el cumplimiento de todas las promesas y la fuente de nuestra liberación. Y nos recuerda el propósito de nuestra libertad: una vida entregada al servicio de Dios en santidad y justicia.
Preguntas para la reflexión
¿Soy consciente de que Dios ha "visitado y redimido" mi propia vida a través de Jesucristo? ¿Cómo se manifiesta esto en una alabanza agradecida como la de Zacarías?
¿Qué "promesas" de Dios en la Escritura necesito yo recordar hoy para fortalecer mi fe en su fidelidad?
¿De qué "enemigos" (pecados, miedos, opresiones) me ha librado Cristo, mi "fuerza de salvación"?
¿Entiendo mi libertad cristiana como una oportunidad para "servir a Dios en santidad y justicia", o la confundo a veces con una licencia para hacer lo que me apetece?
¿Qué significa para mí vivir "bajo la mirada" de Dios "todos mis días"? ¿Es una fuente de temor o de confianza y seguridad?
Oración
¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo! Gracias por suscitar en la casa de David una fuerza de salvación, cumpliendo las promesas hechas a nuestros padres. Concédenos, Señor, que, libres de temor y arrancados de la mano de nuestros enemigos, podamos servirte en santidad y justicia, bajo tu mirada, todos los días de nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.