Lucas 11, 27-28
"La Verdadera Dicha: Escuchar la Palabra y Cumplirla"
“27 Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!». 28 Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen».”
Contexto
Este breve pero muy denso pasaje del Evangelio de Lucas se encuentra justo después de que Jesús ha estado hablando sobre su victoria sobre el mal (la parábola del hombre fuerte vencido) y sobre el peligro de la casa vacía (Lucas 11,14-26). Su enseñanza ha sido poderosa y ha dejado una fuerte impresión. En medio de la multitud, una mujer anónima, llena de admiración, prorrumpe en un elogio tradicional dirigido a Jesús, honrándolo a través de la bendición a su madre.
Tema Central
El tema central es la redefinición que hace Jesús de la verdadera bienaventuranza (felicidad). Jesús no niega ni desprecia el elogio a su madre, pero lo utiliza para señalar una fuente de felicidad aún más profunda y accesible a todos: no los lazos de sangre con Él, sino la relación de fe que se establece al escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica.
Aplicación a nuestra actualidad
La respuesta de Jesús a esta mujer entusiasta es una de las enseñanzas más importantes para nuestra vida espiritual:
Más Allá de los Lazos de Sangre: La mujer elogia a María basándose en su maternidad biológica, lo cual era el mayor honor para una mujer en esa cultura. Jesús, sin negar este honor, lo trasciende. Nos enseña que nuestra relación con Él no se basa en privilegios de nacimiento, de familia o de pertenencia a un grupo determinado, sino en una elección personal de fe.
La Doble Acción del Discípulo: Jesús define la verdadera felicidad con dos acciones inseparables:
"Escuchar la Palabra de Dios": Este es el primer paso, la apertura del corazón y de la mente a la revelación de Dios. Implica leer las Escrituras, escuchar la predicación, estar atento a la voz de Dios en la oración y en los acontecimientos de la vida.
"Y la cumplen (o la guardan)": La escucha no puede ser pasiva. Debe llevar a la acción, a la obediencia, a una vida transformada. La Palabra de Dios debe ser "guardada" en el corazón (como hacía María, cf. Lucas 2,19.51) y "puesta en práctica". La fe sin obras está muerta.
El Mayor Elogio a María: Aunque a primera vista pueda parecer que Jesús está minimizando a su madre, en realidad la está elogiando de la manera más alta posible. María es la primera y más perfecta discípula precisamente porque ella es el modelo por excelencia de quien "escuchó la Palabra de Dios" (en la Anunciación: "Hágase en mí según tu palabra") y "la cumplió" a lo largo de toda su vida. Su verdadera grandeza no reside solo en su maternidad biológica, sino en su fe obediente.
Una Felicidad Accesible a Todos: Al redefinir la bienaventuranza de esta manera, Jesús la hace accesible a cada uno de nosotros. No podemos ser la madre biológica de Jesús, pero todos, sin excepción, podemos ser "felices" escuchando la Palabra de Dios y poniéndola en práctica. Esta es la puerta de la santidad, abierta para todos.
Este pasaje es una invitación a centrar nuestra vida espiritual en lo esencial. Nos libera de buscar la santidad en experiencias extraordinarias o en privilegios externos, y nos la presenta como un camino sencillo pero exigente: el de la escucha fiel y la obediencia amorosa a la Palabra de Dios en la vida cotidiana. Esa es la fuente de la verdadera y duradera felicidad.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera estoy yo "escuchando la Palabra de Dios" en mi vida diaria? ¿Le dedico un tiempo y una atención de calidad?
¿Mi escucha de la Palabra se traduce en un "cumplirla", en un cambio concreto en mis actitudes y acciones, o se queda en un mero conocimiento intelectual?
¿Entiendo que la mayor grandeza de María no fue solo ser la madre de Jesús, sino ser la primera y más perfecta discípula que escuchó y guardó la Palabra?
¿Busco la "felicidad" en cosas externas (privilegios, reconocimientos, sentimientos) o en el camino humilde pero seguro de escuchar y obedecer a Dios cada día?
¿Qué paso concreto puedo dar hoy para "escuchar" mejor la Palabra de Dios y para "cumplirla" con más fidelidad?
Oración
Señor Jesús, que nos enseñas el camino a la verdadera felicidad. Te pedimos que, como tu madre María, tengamos un corazón abierto para escuchar la Palabra de Dios y una voluntad dispuesta para cumplirla. Que nuestra mayor dicha no esté en los lazos de sangre o en los privilegios de este mundo, sino en ser tus discípulos fieles, que escuchan tu voz y la ponen en práctica cada día. Amén.