Génesis 14,18-20
"Melquisedec: Sacerdote del Dios Altísimo Bendice a Abram"
“18 Y Melquisedec, rey de Salén, que era sacerdote del Dios Altísimo, le ofreció pan y vino. 19 Luego lo bendijo, diciendo: «¡Bendito sea Abram por el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra! 20 ¡Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!». Y Abram le dio el diezmo de todo.”
Contexto
Este breve pero significativo pasaje se encuentra en el libro del Génesis, después de que Abram (más tarde llamado Abraham) regresa victorioso de una batalla en la que rescató a su sobrino Lot y recuperó los bienes que habían sido saqueados de Sodoma y Gomorra. En su camino de regreso, Abram es recibido por dos reyes: el rey de Sodoma (cuya ofrenda Abram rechazará para no deberle nada) y, de manera destacada y misteriosa, por Melquisedec.
Tema Central
El tema central es el encuentro entre Abram y Melquisedec, una figura enigmática que es a la vez "rey de Salén" (tradicionalmente identificada con Jerusalén) y "sacerdote del Dios Altísimo" (El Elyon). Melquisedec ofrece pan y vino, bendice a Abram en nombre del Dios Altísimo, Creador del cielo y la tierra, y bendice a Dios mismo por la victoria concedida a Abram. Abram, en respuesta, le da a Melquisedec el diezmo de todo el botín.
Aplicación a nuestra actualidad
Aunque este es un episodio antiguo y algo misterioso, tiene profundas resonancias teológicas y espirituales, especialmente para los cristianos:
Reconocimiento del Dios Universal: Melquisedec, que no pertenece al linaje de Abram, adora y sirve al "Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra". Esto sugiere que el conocimiento del verdadero Dios no estaba limitado exclusivamente al pueblo de Israel en sus inicios. Dios se revela de diversas maneras y puede haber testigos suyos en lugares y culturas inesperadas. Nos invita a estar abiertos a reconocer la acción de Dios y la verdad espiritual más allá de nuestras propias fronteras o tradiciones.
Sacerdocio y Ofrenda de Pan y Vino: La figura de Melquisedec como "sacerdote del Dios Altísimo" que ofrece "pan y vino" ha sido vista por la tradición cristiana (especialmente en la Carta a los Hebreos, capítulos 5-7) como una prefiguración del sacerdocio de Jesucristo y de la Eucaristía. Jesús es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, un sacerdocio eterno y superior al levítico. La ofrenda de pan y vino anticipa el sacrificio eucarístico. Esto nos invita a ver la profundidad de la acción de Dios en la historia, preparando el camino para Cristo.
La Bendición Divina: Melquisedec bendice a Abram en nombre de Dios y bendice a Dios por su acción. La bendición es un acto poderoso que invoca el favor divino y reconoce la fuente de todo bien. Estamos llamados a ser personas que bendicen: que hablan bien de Dios y que desean el bien para los demás, reconociendo que toda bendición proviene de Dios.
Gratitud y Ofrenda (Diezmo): Abram responde a la bendición y al reconocimiento de la victoria divina dando a Melquisedec "el diezmo de todo". Este acto es una expresión de gratitud, un reconocimiento de que todo lo que tiene y ha logrado proviene de Dios, y una forma de honrar al sacerdote del Dios Altísimo. Nos interpela sobre nuestra propia gratitud y nuestra disposición a ofrecer a Dios una parte de nuestros bienes como signo de nuestro reconocimiento y dependencia de Él.
Realeza y Sacerdocio Unidos: Melquisedec es a la vez rey y sacerdote. Esta unión de funciones también prefigura a Cristo, quien es Rey, Sacerdote y Profeta.
Este encuentro, aunque breve, es una ventana a la amplitud del plan de Dios y a la preparación misteriosa de la venida de Cristo. Nos invita a reconocer al Dios Altísimo que actúa más allá de nuestros límites conocidos, a valorar la bendición, a vivir con gratitud y a ver en Melquisedec una sombra del sacerdocio eterno de Jesús, quien nos ofrece el verdadero pan y vino de la vida eterna.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo puedo yo hoy reconocer la acción del "Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra" en personas o situaciones que están fuera de mi círculo de fe habitual?
Al participar en la Eucaristía, ¿soy consciente de su conexión con este antiguo sacerdocio de Melquisedec y cómo prefigura el sacrificio de Cristo?
¿De qué manera puedo ser yo una persona que "bendice" a otros y que "bendice a Dios" por sus obras en mi vida y en el mundo?
¿Cómo se manifiesta mi gratitud a Dios por sus dones y victorias en mi vida? ¿Soy generoso/a en mi ofrenda (de tiempo, talento, tesoro) como lo fue Abram?
¿Qué me enseña la figura de Melquisedec sobre la forma en que Dios prepara sus planes a lo largo de la historia, a menudo de maneras inesperadas?
Oración
Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra, te bendecimos y te damos gracias por tu acción misteriosa y constante en la historia. Como Melquisedec, sacerdote tuyo, bendijo a Abram, bendícenos también a nosotros. Ayúdanos a reconocer tu presencia en todos los pueblos y a ofrecerte con gratitud los dones que de Ti hemos recibido. Que, siguiendo el ejemplo de tu Hijo Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, podamos vivir ofreciéndote el pan y el vino de nuestras vidas en alabanza a tu santo Nombre. Amén.