Jueces 11, 29-39a (He ajustado la referencia al v. 39a para centrarme en el cumplimiento del voto).
"El Voto Trágico de Jefté: Una Fe Mal Entendida"
“29 El espíritu del Señor vino sobre Jefté. Este recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mispá de Galaad, y de allí avanzó contra los amonitas. 30 Y Jefté hizo un voto al Señor, diciendo: «Si pones en mis manos a los amonitas, 31 el primero que salga de las puertas de mi casa a recibirme, cuando yo vuelva victorioso de la guerra contra los amonitas, pertenecerá al Señor y lo ofreceré en holocausto». 32 Jefté avanzó contra los amonitas para atacarlos, y el Señor los puso en sus manos... 34 Cuando Jefté regresó a su casa en Mispá, su hija salió a recibirlo, danzando alegremente al son de las panderetas. Era su única hija; fuera de ella, no tenía ningún otro hijo. 35 Al verla, rasgó sus vestiduras y exclamó: «¡Ay, hija mía! ¡Me has destrozado! ¡Tú misma eres la causa de mi desgracia! Yo he pronunciado una palabra ante el Señor, y no puedo volverme atrás». 36 Ella le respondió: «Padre mío, si has pronunciado una palabra ante el Señor, trata conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos, los amonitas». 37 Después le dijo a su padre: «Concédeme solamente esto: déjame libre por dos meses, para que vaya por las montañas y llore mi virginidad con mis compañeras». 38 «Puedes ir», le respondió él. Y la dejó partir por dos meses. Ella se fue con sus compañeras y lloró su virginidad por las montañas. 39a Al cabo de los dos meses, regresó a la casa de su padre, y él cumplió el voto que había pronunciado.”
Contexto
Este pasaje del libro de los Jueces narra una de las historias más trágicas y perturbadoras de la Biblia. Jefté, un hombre de origen humilde y rechazado por su familia, ha sido llamado por los ancianos de Galaad para que los lidere en la guerra contra los amonitas. El "espíritu del Señor" viene sobre él, capacitándolo para la batalla. Sin embargo, antes de entrar en combate, Jefté hace un voto precipitado y terrible a Dios, prometiendo sacrificar en holocausto a la primera persona que salga a recibirlo si obtiene la victoria.
Tema Central
El tema central es la tragedia que resulta de un voto irreflexivo y de una concepción errónea de Dios. Jefté, en su ansiedad por asegurar la victoria, intenta "negociar" con Dios a través de una promesa extrema, tratando a Dios como a una deidad pagana que puede ser manipulada con sacrificios humanos. La historia explora las consecuencias devastadoras de esta fe mal entendida, la inviolabilidad de la palabra dada (según la mentalidad de la época) y la piedad trágica de su hija, que acepta su destino por la fidelidad de su padre a su juramento.
Aplicación a nuestra actualidad
Esta historia, aunque chocante, nos ofrece advertencias muy serias sobre nuestra propia fe y nuestra relación con Dios:
El Peligro de una Fe "Transaccional": Jefté hace un voto del tipo "si tú haces esto por mí, yo haré esto por ti". A menudo, nuestra oración puede caer en esta misma lógica: intentamos "comprar" o "manipular" a Dios con nuestras promesas o sacrificios, como si su favor dependiera de nuestros méritos o de lo que le ofrecemos. La verdadera fe, en cambio, se basa en la confianza en la bondad gratuita de Dios, no en transacciones.
La Ignorancia del Verdadero Carácter de Dios: El voto de Jefté revela que no conoce verdaderamente al Dios de Israel. Los sacrificios humanos estaban estrictamente prohibidos por la Ley de Moisés y eran considerados una abominación (cf. Deuteronomio 12,31). Jefté actúa más según las prácticas paganas de sus vecinos que según la revelación del Dios liberador del Éxodo. Esto nos advierte contra la formación de una imagen de Dios basada en nuestras propias ideas o en las supersticiones del mundo, en lugar de en la revelación de Jesucristo.
Los Votos Precipitados y la Palabra Irreflexiva: La tragedia se desencadena por una palabra dicha sin pensar en las posibles consecuencias. Es una lección sobre la importancia de la prudencia en nuestras promesas y juramentos. La fidelidad a una palabra mal dicha puede llevar a un mal mayor. Aunque la historia valora la fidelidad de Jefté a su juramento, también nos muestra el horror al que puede conducir.
La Inocencia como Víctima: La hija de Jefté, inocente y llena de alegría por la victoria de su padre, se convierte en la víctima trágica de su voto. La piedad mal entendida o el fanatismo religioso a menudo cobran víctimas inocentes.
¿Dónde está Dios en todo esto? El texto es sobrio. Dice que el "espíritu del Señor" vino sobre Jefté para la batalla, pero no dice que Dios le pidiera o aceptara el voto. De hecho, el cumplimiento del voto se presenta como una tragedia humana. La historia nos deja con la inquietante pregunta sobre cómo la ignorancia y el pecado humano pueden pervertir la relación con Dios.
Esta no es una historia para imitar, sino una narración de advertencia. Nos llama a purificar nuestra imagen de Dios, a basar nuestra relación con Él en la confianza y el amor, no en el miedo y la negociación. Nos invita a la prudencia en nuestras palabras y promesas, y a rechazar cualquier forma de religiosidad que pueda justificar el daño a un ser humano inocente. Es un recordatorio de que nuestra fe debe ser iluminada por la verdadera revelación de un Dios que es Padre y que desea "misericordia y no sacrificios".
Preguntas para la reflexión
¿Hay aspectos de mi relación con Dios que se parecen a una "negociación" o a un intento de "manipularlo", como hizo Jefté?
¿Mi imagen de Dios se basa en la revelación de Jesucristo, o está a veces contaminada por ideas paganas de un dios al que hay que apaciguar con sacrificios?
¿He hecho alguna vez promesas o votos irreflexivos, sin pensar en las consecuencias? ¿Qué me enseña esta historia sobre la prudencia y el discernimiento?
¿Soy consciente de cómo una fe mal entendida o el fanatismo pueden causar un daño inmenso a personas inocentes?
¿Qué me enseña la trágica piedad de la hija de Jefté sobre la obediencia y el sacrificio, y cómo se ilumina (y se corrige) esta idea a la luz del sacrificio de Cristo?
Oración
Señor, Dios de la vida, que aborreces los sacrificios humanos y deseas nuestro amor y nuestra confianza. Líbranos de toda concepción errónea de Ti y purifica nuestra fe de cualquier intento de manipularte o de negociar contigo. Danos la sabiduría para ser prudentes en nuestras palabras y promesas, y un corazón que busque siempre tu voluntad revelada en Jesucristo. Que nunca, en nombre de la fe, seamos causa de sufrimiento para ningún inocente. Amén.