Salmo 11(10),4-5.7
"El Señor en su Templo Santo: Observa, Examina y Ama la Justicia"
“4 El Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos observan el mundo, sus párpados examinan a los hombres. 5 El Señor examina al justo y al malvado, y odia al que ama la violencia... 7 Porque el Señor es justo y ama la justicia, los que son rectos verán su rostro.”
Contexto
El Salmo 11 es un salmo de confianza. Comienza con el salmista afirmando su refugio en el Señor (v. 1a) frente a quienes le aconsejan huir ante el peligro y el aparente colapso del orden moral ("Siendo zapados los cimientos, ¿qué podrá hacer el justo?", v. 3). En contraste con esta visión pesimista, el salmista eleva su mirada a Dios, quien desde su Templo celestial y su trono soberano observa y juzga el mundo. Los versículos seleccionados enfatizan la soberanía, la omnisciencia y la justicia de Dios, así como su amor por la rectitud, ofreciendo seguridad a los justos.
Tema Central
El tema central es la soberanía y la justicia de Dios, quien desde su morada celestial observa y examina a toda la humanidad, distinguiendo entre el justo y el malvado. Dios, siendo justo Él mismo, ama la justicia y odia la violencia. La consecuencia de esta verdad es que aquellos que son rectos y viven en justicia gozarán de la comunión con Dios, "verán su rostro".
Aplicación a nuestra actualidad
Estos versículos nos ofrecen una perspectiva fundamental para vivir nuestra fe en un mundo a menudo confuso y donde la injusticia parece prevalecer:
La Soberanía de Dios en Medio del Caos: "El Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo". Aunque en la tierra los "cimientos" puedan parecer zapados y el desorden reine, Dios no ha perdido el control. Él sigue en su trono, soberano sobre toda la creación. Esta verdad nos da una perspectiva de estabilidad y esperanza última, recordándonos que los poderes terrenales no tienen la última palabra.
Dios Observa y Examina: "Sus ojos observan el mundo, sus párpados examinan a los hombres. El Señor examina al justo y al malvado". Nada escapa a la mirada de Dios. Él no es un espectador indiferente, sino que conoce profundamente los corazones y las acciones de cada persona. Esta omnisciencia divina es, para el justo, fuente de consuelo (Dios ve su rectitud, sus luchas), y para el malvado, una advertencia (sus obras no quedan ocultas). Nos invita a vivir con integridad, sabiendo que somos vistos y conocidos por Dios.
El Carácter Justo de Dios: "Porque el Señor es justo y ama la justicia, y odia al que ama la violencia". El carácter de Dios es el fundamento de la moralidad y la esperanza de que la justicia finalmente prevalecerá. Él no es neutral ante el bien y el mal. Su amor por la justicia nos llama a nosotros también a amar y practicar la justicia en todas nuestras relaciones y en la sociedad, y a rechazar toda forma de violencia.
La Promesa a los Rectos: Ver el Rostro de Dios: "Los que son rectos verán su rostro". Esta es la recompensa y la bienaventuranza suprema: la comunión íntima y directa con Dios. "Ver su rostro" implica una relación de profunda amistad, conocimiento y gozo en su presencia. Es la meta de una vida vivida en rectitud y fidelidad a Dios. Esta promesa nos motiva a perseverar en el camino de la justicia, sabiendo que la recompensa es la comunión con Dios mismo.
Este salmo nos anima a mantener la confianza en la soberanía y la justicia de Dios, incluso cuando las apariencias sugieren lo contrario. Nos llama a vivir con rectitud, sabiendo que Dios nos observa y que su amor por la justicia asegura que aquellos que siguen sus caminos encontrarán finalmente la plenitud de la vida en su presencia.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera la certeza de que "el Señor tiene su trono en el cielo" y observa el mundo me ayuda a enfrentar las situaciones de caos, injusticia o desorden que veo a mi alrededor o en mi propia vida?
Si los "párpados de Dios examinan a los hombres", ¿cómo me motiva esto a vivir con mayor integridad y transparencia, sabiendo que Él conoce mis intenciones y acciones?
¿Cómo puedo yo, en mi vida diaria, reflejar el amor de Dios por la justicia y su odio por la violencia, a través de mis decisiones y actitudes?
¿Qué significa para mí la promesa de que "los que son rectos verán su rostro"? ¿Cómo anhelo y busco esa comunión íntima con Dios en mi vida?
Oración
Señor, Tú que estás en tu santo Templo y tienes tu trono en el cielo, tus ojos observan el mundo y examinan a los hijos de los hombres. Te damos gracias porque eres justo y amas la justicia, y porque odias la violencia. Ayúdanos a vivir con rectitud delante de Ti, confiando en tu soberanía y en tu cuidado. Concédenos la gracia de buscar siempre tu rostro y de encontrar en tu presencia la plenitud de la alegría y la paz. Amén.