Salmo 115(113B),1-4.15-16
"No a Nosotros, Señor, sino a tu Nombre da la Gloria: El Dios Vivo frente a los Ídolos Mudos"
“1 ¡No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu Nombre da la gloria, por tu amor y tu lealtad! 2 ¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios?». 3 Nuestro Dios está en el cielo, él hace todo lo que quiere. 4 Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, obra de manos de hombres: tienen boca, pero no hablan; ojos, pero no ven;... 15 ¡Que el Señor los bendiga a ustedes, el Señor que hizo el cielo y la tierra! 16 El cielo pertenece al Señor, pero la tierra se la dio a los hombres.”
Contexto
El Salmo 115 (que en la numeración de la Vulgata y algunas otras tradiciones es la segunda parte del Salmo 113, de ahí la referencia 113B) es un salmo litúrgico que contrasta poderosamente al Dios vivo de Israel con los ídolos inertes de las naciones paganas. Probablemente se usaba en contextos donde Israel se sentía desafiado o ridiculizado por otros pueblos debido a su fe en un Dios invisible. El salmo es una afirmación de la soberanía de Dios y una súplica para que Dios manifieste su gloria, no por el bien de Israel mismo, sino por el honor de su propio Nombre, su amor y su lealtad.
Tema Central
El tema central es la exaltación del único Dios verdadero, soberano y activo, en contraste con la impotencia y la vacuidad de los ídolos fabricados por manos humanas. El salmo enfatiza que toda la gloria pertenece a Dios debido a su amor (misericordia) y su lealtad (fidelidad). Mientras los ídolos son inútiles y no pueden actuar, el Dios de Israel está en el cielo, hace lo que quiere, y es el Creador que bendice a su pueblo y ha confiado la tierra a la humanidad.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos ofrece una perspectiva crucial para nuestra vida de fe en el mundo contemporáneo:
La Gloria solo a Dios: "¡No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu Nombre da la gloria!". Este es un llamado constante a la humildad y al reconocimiento de que cualquier bien que hagamos, cualquier éxito que tengamos, cualquier don que poseamos, proviene de Dios y es para su gloria, no la nuestra. En una cultura que a menudo promueve la auto-promoción y el culto al yo, este versículo nos centra en la verdadera fuente de todo bien.
El Dios Vivo frente a los Ídolos Modernos: Aunque no nos postremos ante estatuas de oro y plata, el mundo moderno está lleno de "ídolos" que compiten por nuestra lealtad y confianza: el materialismo, el poder, el consumismo, la búsqueda obsesiva del placer, la ideología, la tecnología, etc. Estos "ídolos" modernos, como los antiguos, "tienen boca, pero no hablan" la verdad última; "ojos, pero no ven" la realidad profunda de nuestra existencia; prometen mucho pero no pueden dar la vida ni la salvación. El salmo nos invita a discernir y rechazar estos ídolos para aferrarnos al Dios vivo y activo "que hizo el cielo y la tierra".
Confianza en la Soberanía de Dios: "Nuestro Dios está en el cielo, él hace todo lo que quiere". Esta afirmación nos llena de confianza. A pesar del caos aparente del mundo o de nuestras dificultades personales, Dios sigue siendo soberano y su plan se cumple. Su voluntad no es arbitraria, sino que está guiada por "su amor y su lealtad".
Bendición y Responsabilidad: El Dios Creador no solo es trascendente, sino que también bendice a quienes confían en Él. Y nos ha confiado la tierra: "la tierra se la dio a los hombres". Esto implica una responsabilidad de cuidar la creación y de administrarla según los designios de Dios, buscando el bien común y la justicia.
Este salmo es una poderosa oración para recordarnos a quién pertenece la verdadera gloria, para reafirmar nuestra fe en el Dios vivo frente a todas las falsas seguridades, y para vivir con la confianza y la responsabilidad que brotan de sabernos bendecidos y encomendados por el Creador.
Preguntas para la reflexión
¿En qué áreas de mi vida tiendo a buscar mi propia gloria o reconocimiento, en lugar de dar la gloria a Dios? ¿Cómo puedo cambiar esa actitud?
¿Cuáles son los "ídolos" (cosas, personas, ideas) que más me tientan hoy a desviar mi confianza y mi lealtad del Dios vivo? ¿Cómo puedo resistir esa tentación?
¿De qué manera la certeza de que "nuestro Dios está en el cielo y hace todo lo que quiere" me da paz o confianza en medio de las incertidumbres o dificultades que enfrento?
Si "la tierra se la dio a los hombres", ¿cómo estoy asumiendo mi responsabilidad de cuidar la creación y de trabajar por un mundo más justo y fraterno, según la voluntad de Dios?
Oración
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu Nombre da la gloria, por tu amor y tu lealtad. Ayúdanos a reconocer que Tú eres el Dios vivo, que estás en el cielo y haces todo lo que quieres, mientras que los ídolos del mundo son vanos y no pueden salvar. Líbranos de toda idolatría y concédenos vivir siempre para tu alabanza. Bendícenos, Señor, Tú que hiciste el cielo y la tierra, y danos la sabiduría para cuidar responsablemente de la creación que nos has confiado. Amén.