"¿Cómo Pagaré al Señor? Gratitud y Compromiso"
«12 ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? 13 Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. 14 Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo. 15 ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! 16 Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. 17 Te ofreceré un sacrificio de alabanza e invocaré el nombre del Señor.»
Contexto
El Salmo 116 (o 115) es un salmo individual de acción de gracias (Toda). El salmista ha atravesado una experiencia de gran angustia, probablemente una enfermedad grave o un peligro mortal que lo llevó al borde del Abismo (como se describe en los versículos anteriores, no incluidos aquí). Ha clamado a Dios y Dios lo ha escuchado y salvado ("El Señor... me salvó", v. 6). Estos versículos (12-17) expresan la respuesta abrumada y agradecida del salmista ante esta liberación. Se pregunta cómo puede corresponder a la bondad de Dios.
Tema Central
El tema central es la respuesta agradecida y comprometida del creyente ante la experiencia de la salvación y la bondad de Dios. Ante la imposibilidad de "pagar" adecuadamente a Dios, el salmista decide responder con actos de culto público y testimonio: levantar la "copa de la salvación" (probablemente una ofrenda de acción de gracias), invocar el nombre del Señor (proclamar su grandeza), cumplir los votos hechos en la angustia, reconocerse como servidor liberado por Dios y ofrecer un "sacrificio de alabanza". Es una respuesta que brota del corazón agradecido y se expresa en adoración y fidelidad.
Aplicación a nuestra actualidad
Todos hemos recibido innumerables bienes de Dios: la vida, la fe, el perdón, momentos de ayuda o consuelo, la presencia de personas queridas... La pregunta del salmista resuena también en nosotros: "¿Con qué pagaré al Señor?". Nos damos cuenta de que no podemos "pagar" en sentido estricto, porque todo es gracia. Pero sí podemos responder. Este salmo nos muestra cómo:
Agradecer y celebrar: "Alzaré la copa de la salvación". Podemos dar gracias en nuestra oración personal, en la Eucaristía (que es la gran acción de gracias), compartiendo nuestras alegrías y bendiciones con los demás.
Invocar su Nombre: Llamar a Dios en nuestra oración, hablar de Él a otros, reconocer públicamente su acción en nuestra vida.
Ser fieles a nuestros compromisos: "Cumpliré mis votos". Mantener las promesas hechas a Dios (en el Bautismo, en momentos de conversión, en decisiones personales tomadas en oración). Vivir con coherencia.
Reconocernos como suyos: "Soy tu servidor... rompiste mis cadenas". Aceptar con alegría que pertenecemos a Dios y que Él nos ha liberado del pecado y de muchos otros males. Vivir en esa libertad agradecida.
Ofrecer nuestra vida como alabanza: "Te ofreceré un sacrificio de alabanza". No solo palabras, sino nuestra vida cotidiana, nuestro trabajo, nuestro servicio, ofrecido a Dios como expresión de gratitud. ¿Qué sentimientos predominan en mí cuando pienso en todo lo que Dios me ha dado? ¿Gratitud, agobio, deseo de responder? Dejar que la gratitud nos mueva es clave.
Preguntas para la reflexión
¿De qué bienes concretos recibidos de Dios me siento especialmente agradecido/a hoy? ¿Cómo puedo "alzar mi copa de salvación" por ellos?
¿De qué manera invoco el nombre del Señor en mi vida? ¿Hablo de Él con naturalidad o me cuesta reconocer su acción públicamente?
¿Qué "votos" o compromisos con Dios siento que necesito renovar o cumplir con más fidelidad en este tiempo?
¿Cómo experimento la libertad que viene de saberme "servidor/a" de Dios, liberado/a por Él de mis "cadenas" (pecados, miedos, etc.)?
¿Qué aspecto de mi vida cotidiana puedo ofrecer hoy a Dios como "sacrificio de alabanza"?
Oración
Señor, Dios mío, ¿con qué te pagaré todo el bien que me has hecho? Reconozco que nada tengo que no haya recibido de Ti. Te ofrezco mi corazón agradecido. Ayúdame a alzar cada día la copa de la salvación, invocando tu Nombre con alegría. Dame fidelidad para cumplir mis promesas y la gracia de vivir como tu servidor/a, libre de las cadenas del pecado. Que mi vida entera sea un sacrificio de alabanza agradable a Ti. Amén.