Salmo 119(118),129-133.135
"Maravillas de la Palabra de Dios: Luz, Guía y Anhelo de su Rostro"
“129 Tus prescripciones son maravillosas: por eso mi alma las observa. 130 La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia a los sencillos. 131 Abro mi boca y suspiro, ávido de tus mandamientos. 132 Vuélvete hacia mí y ten misericordia, como haces con los que aman tu Nombre. 133 Afirma mis pasos con tu palabra, y no permitas que me domine la maldad... 135 Haz brillar tu rostro sobre tu servidor y enséñame tus preceptos.”
Contexto
El Salmo 119 es el más largo de todo el Salterio y es una extensa meditación acróstica sobre la belleza, la sabiduría y la importancia de la Ley de Dios (entendida como su Palabra, sus mandamientos, preceptos, prescripciones, testimonios, etc.). Cada una de sus 22 secciones corresponde a una letra del alfabeto hebreo, y dentro de cada sección, la mayoría de los versículos comienzan con esa misma letra. Los versículos seleccionados aquí (pertenecientes a la estrofa "Pe") expresan la admiración del salmista por la Palabra de Dios, su poder iluminador y transformador, su anhelo por ella, y su súplica por la guía divina y la manifestación del favor de Dios.
Tema Central
El tema central es la profunda admiración y el amor del salmista por la Palabra de Dios, reconociéndola como maravillosa, iluminadora (especialmente para los sencillos), y fuente de guía y estabilidad. El salmista expresa un anhelo intenso por los mandamientos de Dios y suplica su misericordia, la firmeza en sus caminos según la Palabra, la liberación del mal, y la experiencia del rostro favorable de Dios junto con la enseñanza de sus preceptos.
Aplicación a nuestra actualidad
Este pasaje del Salmo 119 nos invita a cultivar una relación profunda y amorosa con la Palabra de Dios:
La Palabra como Maravilla y Deleite: "Tus prescripciones son maravillosas: por eso mi alma las observa". El salmista no ve la Ley de Dios como una carga pesada, sino como algo admirable y digno de ser observado con todo el ser. ¿Nos acercamos a la Palabra de Dios (la Biblia, las enseñanzas de Jesús) con este sentido de asombro y deleite, reconociendo su belleza y su sabiduría?
La Palabra que Ilumina y da Inteligencia: "La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia a los sencillos". La Palabra de Dios tiene el poder de traer luz a nuestra oscuridad, de darnos entendimiento y sabiduría, especialmente a aquellos que se acercan a ella con un corazón humilde y sencillo, no con pretensiones intelectuales. Nos anima a buscar en la Palabra la luz para nuestros caminos y la verdadera inteligencia para vivir.
Anhelo Profundo por los Mandamientos: "Abro mi boca y suspiro, ávido de tus mandamientos". Esta es una imagen de un deseo intenso, casi físico. El salmista anhela vivir según los mandamientos de Dios porque reconoce que son fuente de vida y bien. ¿Tenemos nosotros esa "avidez" por conocer y vivir la voluntad de Dios expresada en sus mandamientos?
Súplica por Misericordia y Guía Divina: "Vuélvete hacia mí y ten misericordia... Afirma mis pasos con tu palabra, y no permitas que me domine la maldad". El salmista reconoce su necesidad de la misericordia de Dios y de su ayuda para mantenerse firme en el buen camino. La Palabra de Dios es la guía que nos ayuda a no ser dominados por el mal. Es una invitación a la oración constante pidiendo la gracia de Dios para vivir según su Palabra.
Anhelo del Rostro de Dios y su Enseñanza: "Haz brillar tu rostro sobre tu servidor y enséñame tus preceptos". Buscar el "rostro" de Dios es buscar su favor, su presencia benevolente y su comunión. Este anhelo está unido al deseo de ser enseñado por Dios, de conocer más profundamente sus caminos. La verdadera sabiduría es un don que se pide y se recibe en la intimidad con Dios.
Este salmo nos enseña a amar la Palabra de Dios, a buscar en ella luz y sabiduría, a anhelar vivir según sus preceptos, y a suplicar constantemente la misericordia y la guía de Dios para que nuestros pasos sean firmes y podamos experimentar la alegría de su rostro favorable.
Preguntas para la reflexión
¿Cómo es mi actitud habitual hacia la Palabra de Dios (la Biblia, las enseñanzas de la Iglesia)? ¿La veo como algo maravilloso y que me ilumina, o como una obligación?
¿De qué manera la Palabra de Dios me ha dado "inteligencia" o ha iluminado situaciones oscuras o confusas en mi vida?
¿Siento yo ese "anhelo ávido" por los mandamientos de Dios, por conocer y vivir su voluntad, o a veces me resisto a ellos?
¿Con qué frecuencia pido a Dios que "afirme mis pasos con su palabra" y me libre de la dominación del mal en mi vida?
¿Qué significa para mí "que Dios haga brillar su rostro sobre mí" y cómo busco esa experiencia de su favor y su enseñanza constante?
Oración
Señor, tus prescripciones son maravillosas y mi alma anhela observarlas. Que la explicación de tu Palabra ilumine mi mente y dé inteligencia a mi corazón sencillo. Afirma mis pasos según tu Palabra para que ninguna maldad me domine. Vuélvete hacia mí, Señor, con tu misericordia, haz brillar tu rostro sobre tu servidor y enséñame tus preceptos, para que pueda caminar siempre en tu luz y en tu verdad. Amén.