Salmo 146(145),2.5-9
"Feliz el que Confía en el Dios Creador, Justo y Protector de los Débiles"
“2 ¡Alabaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, cantaré para mi Dios!... 5 ¡Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios! 6 Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; él mantiene su fidelidad para siempre; 7 hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos, 8 abre los ojos de los ciegos y levanta al abatido; el Señor ama a los justos 9 y protege a los extranjeros; sustenta al huérfano y a la viuda, y malogra el camino de los malvados.”
Contexto
El Salmo 146 es el primero de los cinco "Salmos Aleluya" finales (Salmos 146-150) que concluyen el Salterio. Es un himno de alabanza que contrasta la inutilidad de confiar en los seres humanos (príncipes, mortales, como se menciona en los vv. 3-4, no incluidos en esta selección) con la bienaventuranza de poner la confianza y la esperanza en el Señor, el Dios Creador, fiel y justo, que se preocupa especialmente por los oprimidos y necesitados. El salmista comienza con una resolución personal de alabar a Dios durante toda su vida.
Tema Central
El tema central es la proclamación de la felicidad ("bienaventuranza") de aquellos que confían en el Señor Dios, quien es el Creador todopoderoso, eternamente fiel a sus promesas, y que manifiesta su justicia y su amor a través de acciones concretas en favor de los oprimidos, los hambrientos, los cautivos, los ciegos, los abatidos, los justos, los extranjeros, los huérfanos y las viudas, mientras que frustra los planes de los malvados. La respuesta adecuada a este Dios es una alabanza continua.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo es una poderosa invitación a fundamentar nuestra vida en la confianza en Dios y a comprometernos con sus valores:
Alabanza Continua como Estilo de Vida: "¡Alabaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, cantaré para mi Dios!". La alabanza no es solo para momentos específicos, sino una actitud que debe impregnar toda nuestra existencia. Es una respuesta gozosa y agradecida al Dios que nos da la vida y nos sostiene.
La Verdadera Felicidad: Confiar en Dios: "¡Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios!". En un mundo que nos ofrece múltiples recetas para la felicidad, a menudo superficiales o engañosas, el salmista nos señala la fuente de la verdadera bienaventuranza: la confianza y la esperanza puestas en Dios. No en los poderes humanos, que son limitados y falibles, sino en el Dios fiel.
Confianza en el Creador Fiel: Las razones para esta confianza son sólidas: "Él hizo el cielo y la tierra... él mantiene su fidelidad para siempre". El mismo Dios que tuvo el poder de crear el universo es el que sostiene su creación y es inquebrantablemente fiel a sus promesas y a su pueblo. Su poder y su fidelidad son la base de nuestra seguridad.
El Dios de la Justicia y la Compasión: La descripción de las acciones de Dios (vv. 7-9) es un retrato vívido de su carácter: Él se pone del lado de los vulnerables y actúa para liberarlos y restaurarlos.
"Hace justicia a los oprimidos": Nos llama a luchar contra toda forma de opresión.
"Da pan a los hambrientos": Nos recuerda la necesidad de compartir nuestros bienes.
"Libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos, levanta al abatido": Nos habla de una liberación integral, física y espiritual.
"Ama a los justos, protege a los extranjeros, sustenta al huérfano y a la viuda": Muestra su especial predilección por aquellos que viven en rectitud y por los más desamparados de la sociedad.
Este retrato de Dios nos desafía a imitar su justicia y su compasión en nuestras propias vidas y en nuestras comunidades.
El Destino de los Malvados: "Y malogra el camino de los malvados". Aunque a veces parezca que el mal triunfa, el salmo nos asegura que Dios finalmente frustrará los planes de aquellos que persisten en la maldad.
Este salmo nos invita a una alabanza gozosa y perseverante, fundamentada en la confianza en un Dios Creador, fiel, justo y compasivo, que actúa en la historia en favor de los oprimidos y que ofrece la verdadera felicidad a quienes ponen en Él su esperanza. Es un llamado a vivir según los valores de este Dios, buscando la justicia y el cuidado de los más necesitados.
Preguntas para la reflexión
¿Qué significa para mí hoy "alabar al Señor toda mi vida"? ¿Cómo puedo hacer de la alabanza una actitud más constante y no solo un acto ocasional?
¿En quién o en qué cosas tiendo a poner mi "apoyo" y mi "esperanza" en momentos de dificultad? ¿Cómo puedo crecer en confiar más plenamente en "el Señor, mi Dios"?
Al contemplar las acciones de Dios en favor de los oprimidos, hambrientos, cautivos, etc., ¿cómo me siento llamado/a a participar en esa obra de justicia y compasión en mi entorno?
¿Qué "oprimidos" o "extranjeros" o "huérfanos y viudas" (personas vulnerables) me está pidiendo Dios que "proteja" o "sustente" con mis acciones y recursos?
¿Cómo me consuela o me da esperanza la afirmación de que Dios "malogra el camino de los malvados", especialmente cuando veo que la injusticia parece prosperar?
Oración
Señor, Dios nuestro, queremos alabarte toda nuestra vida y cantar para Ti mientras existamos. Ayúdanos a poner toda nuestra esperanza y confianza en Ti, el Dios de Jacob, que hiciste el cielo y la tierra y mantienes tu fidelidad para siempre. Que, inspirados por tu justicia y tu amor por los oprimidos, los hambrientos y los desamparados, seamos instrumentos de tu liberación y tu compasión en el mundo. Que encontremos nuestra felicidad en Ti y en seguir tus caminos de rectitud. Amén.