Salmo 148,1-2.11-14
"Alabanza Cósmica y la Exaltación del Pueblo de Dios"
“1 ¡Aleluya! ¡Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas! 2 ¡Alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos!... 11 los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; 12 los jóvenes y las vírgenes, los ancianos y los niños: 13 ¡Alaben el Nombre del Señor! Porque sólo su Nombre es sublime, su majestad está sobre el cielo y la tierra. 14 Él exalta la fuerza de su pueblo y la gloria de todos sus fieles, de Israel, el pueblo de sus íntimos. ¡Aleluya!”
Contexto
El Salmo 148 es un magnífico himno de alabanza cósmica, uno de los "Salmos Aleluya" finales (Salmos 146-150) que concluyen el Salterio con una explosión de gozo y adoración. Este salmo invita a toda la creación, tanto celestial como terrenal, a unirse en un coro universal para alabar el Nombre del Señor. La estructura del salmo es clara: primero llama a la alabanza a los seres celestiales (vv. 1-6), luego a los elementos de la naturaleza terrenal (vv. 7-10, no incluidos en esta selección pero importantes para el contexto), y finalmente, como vemos en los versículos seleccionados, a toda la humanidad en su diversidad (vv. 11-12), culminando con una referencia especial a la exaltación del pueblo de Dios, Israel.
Tema Central
El tema central es la convocatoria a una alabanza universal y omniabarcante a Dios. Todos los seres celestiales y toda la humanidad, en todas sus categorías y edades, están llamados a alabar el Nombre sublime del Señor, cuya majestad trasciende el cielo y la tierra. El salmo concluye destacando cómo Dios exalta y da gloria a su pueblo fiel, Israel, su pueblo cercano.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos sumerge en una visión grandiosa de la alabanza y nos recuerda nuestro lugar en ella:
Un Universo que Alaba: La invitación a los ángeles, los ejércitos celestiales (y en los versos omitidos, al sol, la luna, las estrellas, los monstruos marinos, el fuego, la nieve, las montañas, los árboles, los animales) nos muestra que toda la creación está intrínsecamente ordenada a la alabanza de su Creador. Nos invita a desarrollar una sensibilidad ecológica y una admiración por la naturaleza que nos lleve a reconocer la huella de Dios y a unirnos a ese coro cósmico.
Toda la Humanidad Llamada a Alabar: "Los reyes... todas las naciones... los príncipes... los gobernantes... los jóvenes... las vírgenes... los ancianos... los niños". Nadie queda excluido de esta llamada. La alabanza a Dios trasciende las diferencias de poder, estatus, edad o género. Es un llamado a la unidad de la familia humana en el reconocimiento de un Creador común. Nos desafía a ver a cada persona como potencialmente capaz de alabar a Dios y a trabajar por un mundo donde todos puedan libremente expresar su adoración.
La Sublimidad del Nombre del Señor: "Porque sólo su Nombre es sublime, su majestad está sobre el cielo y la tierra". La razón de esta alabanza universal es la trascendencia y la majestad incomparables de Dios. Su "Nombre" representa su ser, su carácter, su poder. Reconocer esta sublimidad nos lleva a la humildad y a la adoración.
La Exaltación del Pueblo Fiel: "Él exalta la fuerza de su pueblo y la gloria de todos sus fieles... el pueblo de sus íntimos". Aunque la alabanza es universal, hay un reconocimiento especial del vínculo de Dios con su pueblo elegido. Para los cristianos, esto se extiende a la Iglesia, el nuevo Pueblo de Dios. Ser "fieles" e "íntimos" de Dios es una fuente de fortaleza y gloria. Esta exaltación no es para la vanagloria, sino para que, a través de su pueblo, la alabanza a Dios se haga aún más visible.
Este salmo nos invita a levantar la mirada más allá de nuestras preocupaciones inmediatas y a contemplar la grandeza de Dios reflejada en toda la creación y en toda la humanidad. Nos llama a unir nuestra voz, con alegría y gratitud, a este inmenso coro de alabanza, reconociendo la sublimidad de su Nombre y la dignidad que nos da al hacernos su pueblo íntimo.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera me siento parte de esa "alabanza cósmica" que involucra a los cielos, la tierra y todas las criaturas? ¿Cómo puedo cultivar una mayor conciencia de ello?
Al observar la diversidad de la humanidad (reyes, naciones, jóvenes, ancianos, etc.), ¿cómo puedo yo fomentar un espíritu de alabanza a Dios que una en lugar de dividir?
¿Qué significa para mí que "sólo el Nombre del Señor es sublime"? ¿Cómo se refleja esto en mis prioridades y en la forma en que vivo?
¿Cómo experimento la "exaltación" y la "gloria" que Dios da a sus fieles? ¿De qué manera esto me impulsa a una mayor fidelidad y a una alabanza más profunda?
Oración
¡Aleluya! Señor, Dios nuestro, que desde el cielo y en las alturas te alaben tus ángeles y todos tus ejércitos. Que te alaben los reyes de la tierra y todas las naciones, los jóvenes y los ancianos, los niños y las vírgenes. Porque solo tu Nombre es sublime y tu majestad llena el cielo y la tierra. Gracias por exaltar la fuerza de tu pueblo y la gloria de tus fieles. Que nuestras vidas sean un continuo canto de alabanza a tu santo Nombre, ahora y por siempre. ¡Aleluya! Amén.