Salmo 99(98),5-9
"¡Exalten al Señor, Dios Santo, que Escucha y Perdona!"
“5 ¡Exalten al Señor, nuestro Dios, y póstrense ante el estrado de sus pies, porque él es santo! 6 Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaban su Nombre, clamaban al Señor, y él les respondía. 7 Dios les hablaba desde la columna de nube; ellos guardaban sus preceptos y los mandamientos que les dio. 8 ¡Señor, Dios nuestro, tú les respondías! Fuiste para ellos un Dios de perdón y un vengador de sus acciones. 9 ¡Exalten al Señor, nuestro Dios, y póstrense ante su santa Montaña, porque el Señor, nuestro Dios, es santo!”
Contexto
El Salmo 99 es uno de los "salmos del Reino" o "salmos de entronización del Señor", que celebran la soberanía y la santidad de Dios. Este salmo se distingue por su estribillo repetido (o similar) que enfatiza la santidad de Dios (vv. 3, 5, 9). La estructura del salmo presenta a Dios como un Rey santo y justo. Los versículos seleccionados (5-9) forman la segunda y tercera estrofa del salmo. La segunda estrofa (vv. 6-8) recuerda la intercesión de grandes figuras del pasado de Israel (Moisés, Aarón, Samuel), cómo Dios les respondía, les hablaba y, a pesar de ser un Dios de perdón, también corregía las faltas de su pueblo. La tercera estrofa (v. 9) reitera la llamada a la exaltación y adoración de este Dios santo.
Tema Central
El tema central es la exhortación a exaltar y adorar al Señor, reconociendo su santidad absoluta. Esta adoración se fundamenta en la experiencia histórica de Israel: Dios es un Dios que escucha y responde a la oración de sus siervos fieles (Moisés, Aarón, Samuel), les habla y les da sus mandamientos. Aunque es un Dios de perdón, también es un Dios justo que no ignora las malas acciones. La santidad de Dios exige una respuesta de postración y reverencia.
Aplicación a nuestra actualidad
Este salmo nos ofrece una visión equilibrada y profunda de la santidad de Dios y de nuestra respuesta a Él:
Exaltación y Adoración Reverente: "¡Exalten al Señor, nuestro Dios, y póstrense ante el estrado de sus pies... póstrense ante su santa Montaña!". La respuesta fundamental ante la santidad de Dios es la adoración reverente, que implica tanto la exaltación (reconocer su grandeza) como la postración (reconocer nuestra pequeñez y dependencia). Nos invita a cultivar una actitud de profunda reverencia en nuestra oración y en nuestra vida.
Dios Escucha y Responde a la Oración: El recuerdo de Moisés, Aarón y Samuel, que "clamaban al Señor, y él les respondía", es un estímulo para nuestra propia vida de oración. Dios es un Dios personal que entra en diálogo con sus siervos, escucha sus súplicas y responde. Esto nos anima a perseverar en la oración con confianza.
La Palabra de Dios como Guía: "Dios les hablaba desde la columna de nube; ellos guardaban sus preceptos y los mandamientos que les dio". La relación con Dios implica escuchar su Palabra y obedecer sus mandamientos. La revelación de Dios no es solo para ser admirada, sino para ser vivida.
Un Dios de Perdón y Justicia: "¡Señor, Dios nuestro, tú les respondías! Fuiste para ellos un Dios de perdón y un vengador de sus acciones". Esta es una tensión importante. Dios es inmensamente misericordioso y está siempre dispuesto a perdonar ("Dios de perdón"). Pero su santidad también implica que no es indiferente al pecado y a la injusticia; Él corrige y disciplina ("vengador de sus acciones", en el sentido de que restablece la justicia o castiga el mal, no una venganza caprichosa). Este equilibrio nos llama al arrepentimiento y a una vida recta, confiando en su perdón pero tomando en serio las consecuencias de nuestras acciones.
La Santidad de Dios como Fundamento: El estribillo "porque él es santo" o "el Señor, nuestro Dios, es santo" es el fundamento de toda la adoración y la obediencia. La santidad de Dios significa su trascendencia, su pureza absoluta, su alteridad radical respecto al pecado. Acercarnos a un Dios santo exige de nosotros una búsqueda de la santidad.
Este salmo nos invita a profundizar en nuestra comprensión de la santidad de Dios y a responder con una adoración reverente, una oración confiada, una obediencia a su Palabra y una vida que refleje su justicia y su misericordia.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo "exaltar al Señor" y "postrarme" ante Él con una reverencia más profunda en mi oración y en mi vida diaria?
¿Cómo me inspira el ejemplo de Moisés, Aarón y Samuel, a quienes Dios respondía, a ser más perseverante y confiado/a en mi propia vida de oración?
¿Cómo vivo la tensión entre la experiencia de Dios como "Dios de perdón" y como Aquel que también es "vengador de las acciones" (que no ignora el mal)? ¿Me lleva esto a un arrepentimiento más sincero y a una búsqueda de la justicia?
¿Qué significa para mí, en la práctica, que "el Señor, nuestro Dios, es santo"? ¿Cómo influye esta verdad en mi forma de vivir y de relacionarme con Él y con los demás?
¿Dónde está mi "santa Montaña" hoy, el lugar donde me encuentro con el Dios santo para adorarlo?
Oración
Señor, Dios nuestro, te exaltamos y nos postramos ante Ti, porque Tú eres santo. Como escuchaste a Moisés, Aarón y Samuel, escucha también nuestro clamor. Ayúdanos a guardar tus preceptos y a vivir según tus mandamientos. Te damos gracias porque eres un Dios de perdón, pero también un Dios justo. Que tu santidad nos inspire a buscar la nuestra, y que te adoremos siempre con reverencia y amor, en tu santa Montaña. Amén.