Juan 15,26-16,4
"El Testimonio del Espíritu y de los Discípulos ante la Persecución"
“26 Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. 27 Y ustedes también dan testimonio, porque han estado conmigo desde el principio. 16,1 Les he dicho esto para que no se escandalicen. 2 Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. 3 Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. 4 Yo se lo he dicho desde ahora, para que cuando llegue la hora, recuerden que ya se lo había anunciado.”
Contexto
Este pasaje forma parte del Discurso de Despedida de Jesús durante la Última Cena (Evangelio de Juan). Jesús ha estado preparando a sus discípulos para su partida, hablándoles del odio que enfrentarían por parte del "mundo" (Juan 15,18-25). Ahora, les ofrece una fuente de fortaleza y guía para ese tiempo difícil: el testimonio del Espíritu Santo (el Paráclito) y su propio testimonio como discípulos. Además, les advierte con detalle sobre la naturaleza de las persecuciones que sufrirán, para que no se desanimen ("escandalicen") ni se sorprendan cuando ocurran.
Tema Central
El tema central es el doble testimonio que sostendrá a los discípulos frente a la hostilidad del mundo: el testimonio interior y poderoso del Espíritu de la Verdad acerca de Jesús, y el testimonio exterior de los propios discípulos, fundamentado en su experiencia directa con Él. Jesús les advierte explícitamente sobre las persecuciones (expulsión de sinagogas, incluso la muerte a manos de quienes creerán estar sirviendo a Dios) para que, al recordar sus palabras, su fe se fortalezca en lugar de flaquear. La causa de esta persecución es la ignorancia del Padre y de Jesús.
Aplicación a nuestra actualidad
Estas palabras de Jesús, aunque pronunciadas hace dos milenios, siguen siendo profundamente relevantes para los cristianos de hoy:
El Testimonio del Espíritu Santo: "El Espíritu de la Verdad... él dará testimonio de mí". El Espíritu Santo es quien convence interiormente al mundo (y a nosotros) de la verdad de Jesús, quien nos revela su identidad y su obra salvadora. Es el Espíritu quien nos da la certeza interior de la fe y nos capacita para comprender y vivir el Evangelio. Necesitamos invocar constantemente al Espíritu y ser dóciles a su testimonio en nuestros corazones.
Nuestro Propio Testimonio: "Y ustedes también dan testimonio, porque han estado conmigo desde el principio". Aunque no hayamos estado físicamente con el Jesús histórico como los primeros discípulos, a través de la fe, la oración, la Palabra y los sacramentos, también nosotros "estamos con Él". Estamos llamados a dar testimonio de nuestra experiencia personal de encuentro con Cristo, de cómo Él ha transformado nuestras vidas. Nuestro testimonio se une al del Espíritu.
Preparados para la Oposición: "Les he dicho esto para que no se escandalicen". Jesús no nos engaña con falsas promesas de una vida cristiana sin dificultades. Nos prepara para la realidad de la oposición, la incomprensión e incluso la persecución. Saber que estas cosas pueden suceder, y que Jesús ya nos lo advirtió, nos ayuda a no perder la fe ni a pensar que Dios nos ha abandonado cuando llegan las pruebas.
La Persecución en Nombre de una Falsa Religiosidad: "Llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios". Esta es una advertencia escalofriante pero real. A lo largo de la historia (y aún hoy), se han cometido atrocidades en nombre de Dios o de una supuesta fidelidad religiosa. Esto nos llama a un profundo discernimiento y a asegurarnos de que nuestra "fidelidad" a Dios no se convierta en fanatismo o violencia contra otros. La verdadera fe en el Dios de Jesús lleva al amor, no al odio ni a la muerte.
La Causa: Ignorancia de Dios: "Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí". La raíz de la persecución es, en última instancia, la falta de un conocimiento auténtico de Dios Padre y de Jesucristo. Esto, en lugar de generar rencor, debería movernos a la compasión y al deseo de que todos puedan llegar a ese conocimiento salvador.
Este pasaje nos anima a confiar en el testimonio del Espíritu Santo que actúa en nosotros y a través de nosotros, a ser testigos valientes de Jesús, y a mantenernos firmes en la fe, recordando las palabras de Jesús cuando enfrentemos la oposición del mundo, sabiendo que Él ya nos lo había anunciado.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera experimento el "testimonio del Espíritu Santo" acerca de Jesús en mi propia vida de fe? ¿Cómo puedo ser más receptivo/a a su guía?
¿Cómo puedo yo, en mi situación actual, "dar testimonio" de Jesús, basándome en mi propia experiencia de haber "estado con Él" a través de la fe?
¿Me ayuda recordar las advertencias de Jesús sobre la persecución a enfrentar con más fortaleza las dificultades o incomprensiones que pueda experimentar por mi fe?
Ante situaciones donde veo que se cometen injusticias o se promueve el odio en nombre de la religión, ¿cómo puedo discernir y actuar según el verdadero espíritu de Jesús?
¿Cómo puedo cultivar la compasión y el deseo de evangelizar hacia aquellos que "no conocen al Padre ni a Jesús", incluso si muestran hostilidad?
Oración
Ven, Espíritu Santo, Espíritu de la Verdad, y da testimonio de Jesús en nuestros corazones y a través de nuestras vidas. Danos la gracia de ser testigos fieles de nuestro Señor, recordando siempre que hemos estado con Él por la fe. Prepáranos, Señor Jesús, para no escandalizarnos ante la oposición del mundo, sino para mantenernos firmes, recordando tus palabras. Que, a pesar de todo, podamos reflejar tu amor y llevar el conocimiento del Padre a quienes aún no lo conocen. Amén.