Lucas 13, 31-35
"Nada detiene el camino de un profeta"
"³¹En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: «Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte». ³²Jesús les respondió: «Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. ³³Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén. ³⁴¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! ³⁵Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»."[1][2][3]
Contexto
Este pasaje se sitúa en un momento crucial del Evangelio de Lucas: Jesús está en su largo y decidido viaje hacia Jerusalén, sabiendo lo que allí le espera.[4] Ya ha anunciado su pasión, muerte y resurrección. En este camino, su fama ha crecido, pero también la oposición de los líderes religiosos y políticos. La advertencia sobre Herodes Antipas, el gobernante de Galilea, es muy real.[5] Herodes era un hombre astuto y cruel, el mismo que había mandado a decapitar a Juan el Bautista. La amenaza de muerte es seria, pero Jesús la recibe con una autoridad y una libertad sorprendentes.[5]
Tema Central
El tema central es la soberana libertad y determinación de Jesús para cumplir su misión, una misión que no puede ser desviada ni por las amenazas del poder político (Herodes, "ese zorro") ni por el rechazo de su propio pueblo (Jerusalén).[1][5][6] Jesús revela que su vida no está en manos de Herodes, sino que sigue un plan divino que culminará en Jerusalén, el lugar donde históricamente los profetas han sido rechazados. El pasaje termina con un lamento profundo y lleno de ternura por Jerusalén, mostrando el corazón de un Dios que anhela proteger y reunir a sus hijos, pero que respeta su libertad de rechazarlo.[1][5]
Aplicación a nuestra actualidad
En nuestra vida, a menudo nos encontramos con "zorros": miedos, críticas, presiones sociales, desalientos o personas que, con o sin intención, intentan apartarnos del camino que sentimos que es el correcto, de nuestros valores más profundos o de nuestra vocación. La respuesta de Jesús nos inspira a no dejarnos intimidar. Nos invita a tener una claridad interior sobre nuestro propósito, sabiendo que, si estamos haciendo el bien ("expulsando demonios y curando"), debemos seguir adelante con determinación.
Por otro lado, la imagen conmovedora de la gallina que quiere reunir a sus polluelos nos invita a reflexionar sobre nuestra propia respuesta al amor de Dios.[5] Es una llamada a examinar si, como Jerusalén, estamos cerrados a su protección, a su Palabra, a sus invitaciones. A veces, la "casa se nos queda vacía" no porque Dios nos abandone, sino porque nosotros no hemos querido dejarnos acoger. Este texto nos anima a preguntarnos qué es lo que nos impide refugiarnos bajo esas "alas" de amor y misericordia que siempre están extendidas para nosotros.
Preguntas para la reflexión
¿Cuáles son los "zorros" (miedos, personas, excusas) que hoy intentan desviarme de mi camino o hacerme abandonar mis convicciones más importantes?
Frente a las dificultades o la oposición, ¿actúo con la libertad y la confianza de Jesús, o me dejo paralizar por el temor?
Al contemplar la imagen de la gallina y los polluelos, ¿en qué áreas de mi vida me estoy resistiendo a ser "reunido" y protegido por el amor de Dios?
¿Qué significaría para mí vivir con la certeza de que mi vida tiene una misión que, a pesar de los obstáculos, llegará a su plenitud en el tiempo de Dios?
Oración
Jesús, Señor de la historia, te doy gracias por tu ejemplo de valentía y fidelidad a la misión que el Padre te encomendó. Dame la gracia de reconocer y no temer a los "zorros" que intentan apartarme de tu camino. Sobre todo, te pido un corazón dócil y abierto para que, cuando me llames a refugiarme bajo tus alas de amor y protección, yo no te rechace, sino que corra a tu encuentro y encuentre en ti mi verdadera seguridad y mi paz. Amén.