Mateo 6,7-15
"La Oración del Señor: Sencillez, Confianza y Perdón"
“7 Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. 8 No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan. 9 Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, 10 que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. 11 Danos hoy nuestro pan de cada día. 12 Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. 13 Y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. 14 Porque si ustedes perdonan a los demás las ofensas que les han hecho, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. 15 Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.”
Contexto
Este pasaje forma parte del Sermón de la Montaña (Mateo capítulos 5-7). Jesús acaba de enseñar sobre la oración en secreto, contrastándola con la hipocresía de quienes oran para ser vistos (Mateo 6,5-6). Ahora, continúa su enseñanza sobre la oración, advirtiendo contra la palabrería vacía de los paganos y ofreciendo a sus discípulos un modelo de oración: el "Padre Nuestro". Concluye esta sección enfatizando la condición indispensable del perdón mutuo para recibir el perdón de Dios.
Tema Central
El tema central es la enseñanza de Jesús sobre la manera auténtica de orar. Critica la oración vana y repetitiva, y propone el "Padre Nuestro" como un modelo de oración sencilla, confiada y centrada en las prioridades del Reino de Dios y en las necesidades fundamentales del ser humano. Un aspecto crucial que se subraya es la íntima conexión entre recibir el perdón de Dios y estar dispuesto a perdonar a los demás.
Aplicación a nuestra actualidad
El "Padre Nuestro", junto con las instrucciones que lo rodean, es una guía fundamental para nuestra vida de oración hoy:
Orar con Sencillez y Confianza, no con Palabrería: "No hablen mucho, como hacen los paganos... el Padre... sabe lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan". Jesús nos invita a una oración que no se basa en la cantidad de palabras o en la repetición mecánica, sino en la confianza filial en un Padre que ya conoce nuestras necesidades. La oración no es para informar a Dios o para convencerlo con nuestra elocuencia, sino para entrar en comunión con Él, expresar nuestra dependencia y alinear nuestra voluntad con la suya.
Relación Filial: "Padre nuestro": El inicio de la oración es revolucionario. Jesús nos enseña a dirigirnos a Dios como "Padre nuestro", estableciendo una relación de intimidad, confianza y pertenencia comunitaria. Reconocer a Dios como Padre cambia radicalmente nuestra forma de orar y de vivir.
Prioridades del Reino: Las primeras peticiones se centran en Dios y su Reino:
"Santificado sea tu Nombre": Desear que el Nombre de Dios (su ser, su santidad) sea reconocido, honrado y glorificado por todos.
"Que venga tu Reino": Anhelar la venida y el establecimiento del Reino de Dios, su señorío de amor, justicia y paz, tanto en nuestros corazones como en el mundo.
"Que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo": Buscar la conformidad de nuestra voluntad con la voluntad de Dios, que es siempre nuestro mayor bien.
Peticiones por Nuestras Necesidades: Luego, la oración se dirige a nuestras necesidades fundamentales:
"Danos hoy nuestro pan de cada día": Pedir el sustento necesario para la vida (material y espiritual), con una confianza diaria, sin ansiedades excesivas por el futuro.
"Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden": Reconocer nuestra necesidad de perdón y, crucialmente, vincularlo a nuestra disposición a perdonar.
"Y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal": Pedir la fuerza para resistir las tentaciones que nos alejan de Dios y la liberación del poder del mal.
La Condición Indispensable del Perdón: Jesús insiste de manera especial en este punto: "Porque si ustedes perdonan a los demás... el Padre... también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes". No podemos esperar recibir la misericordia de Dios si no estamos dispuestos a ofrecerla a quienes nos han ofendido. El perdón es una puerta que debemos abrir para que el perdón de Dios pueda fluir hacia nosotros.
El Padre Nuestro no es solo una fórmula para recitar, sino una escuela de oración y un programa de vida. Nos enseña a acercarnos a Dios con confianza filial, a priorizar su gloria y su Reino, a presentarle nuestras necesidades con sencillez, y a vivir la exigencia radical del perdón como condición para ser perdonados.
Preguntas para la reflexión
¿Mi oración tiende a ser una "palabrería" o un intento de "informar" a Dios, o se basa más en la confianza filial en un Padre que ya conoce mis necesidades?
¿Qué significa para mí, en la práctica, dirigirme a Dios como "Padre nuestro"? ¿Cómo influye esto en mi forma de ver a Dios y a los demás?
Al rezar el Padre Nuestro, ¿soy consciente de que estoy pidiendo primero por la gloria de Dios y su Reino, antes que por mis propias necesidades? ¿Cómo se reflejan estas prioridades en mi vida?
¿Me resulta difícil la petición "perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden"? ¿Hay personas a las que necesito perdonar para poder recibir plenamente el perdón de Dios?
¿Cómo puedo hacer del Padre Nuestro no solo una oración recitada, sino un verdadero "modelo" que inspire y configure toda mi vida de oración y mi relación con Dios y con los demás?
Oración
Padre nuestro que estás en el cielo, ayúdanos a orar como tu Hijo Jesús nos enseñó: con sencillez, confianza y un corazón dispuesto a perdonar. Que busquemos primero tu Nombre santificado y la venida de tu Reino, y que tu voluntad se haga en nosotros y en toda la tierra. Danos hoy el pan que necesitamos, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por siempre. Amén.