Mateo 7,1-5
"No Juzguen: La Viga en el Propio Ojo"
“1 No juzguen, para no ser juzgados. 2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen, serán juzgados; y la medida con que midan, se usará para ustedes. 3 ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo? 4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Deja que te saque la paja de tu ojo”, si hay una viga en el tuyo? 5 ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.”
Contexto
Este pasaje forma parte del Sermón de la Montaña (Mateo capítulos 5-7), el gran discurso inaugural de Jesús donde expone los principios del Reino de los Cielos. Después de haber hablado sobre la oración, el ayuno, los tesoros en el cielo y la confianza en la providencia divina, Jesús ahora se enfoca en las relaciones interpersonales dentro de la comunidad de sus discípulos. Esta enseñanza sobre el juicio es fundamental para construir una comunidad basada en la misericordia y la humildad.
Tema Central
El tema central es la prohibición de juzgar a los demás de manera severa, crítica o hipócrita. Jesús advierte que el mismo criterio y medida que usemos para juzgar a otros será aplicado a nosotros. Utiliza la vívida metáfora de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio para ilustrar la hipocresía de criticar las faltas menores de los demás mientras se ignoran las propias faltas mayores. El camino correcto es el autoexamen y la corrección personal antes de intentar corregir a otros.
Aplicación a nuestra actualidad
La enseñanza de Jesús sobre no juzgar es perennemente desafiante y necesaria, especialmente en una cultura que a menudo fomenta el juicio rápido, la crítica y la condena, a veces amplificada por las redes sociales:
La Prohibición de Juzgar Temerariamente: "No juzguen, para no ser juzgados". Jesús no prohíbe todo tipo de discernimiento o evaluación (en otros lugares nos anima a discernir los frutos o a corregir fraternalmente). Lo que prohíbe es el juicio condenatorio, el que usurpa el lugar de Dios (el único Juez perfecto), el que se hace desde una postura de superioridad moral, o el que se basa en apariencias o información incompleta.
El Principio de Reciprocidad en el Juicio: "Porque con el criterio con que ustedes juzguen, serán juzgados; y la medida con que midan, se usará para ustedes". Esta es una advertencia solemne. Si somos severos, implacables y críticos con los demás, podemos esperar que Dios (y quizás también los demás) nos traten de la misma manera. Si somos misericordiosos y comprensivos, abrimos la puerta para recibir esa misma misericordia.
La Hipocresía de la Viga y la Paja: "¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?". Esta imagen es poderosa e incluso humorística en su exageración. A menudo somos muy agudos para ver las pequeñas faltas de los demás ("la paja") mientras somos ciegos a nuestros propios defectos mucho mayores ("la viga"). Esta tendencia a la autojustificación y a la crítica fácil de los otros es una forma de hipocresía.
El Orden Correcto: Primero el Autoexamen: "¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano". Jesús no dice que no debamos ayudar a nuestro hermano a quitar su "paja" (la corrección fraterna es un deber de caridad). Pero el primer paso indispensable es el autoexamen sincero y el esfuerzo por corregir nuestras propias faltas. Solo desde la humildad de reconocer nuestra propia necesidad de conversión y con una "visión clara" (no distorsionada por nuestras propias vigas) podemos ofrecer una ayuda verdaderamente constructiva a los demás.
Hacia una Comunidad de Misericordia: Esta enseñanza es fundamental para construir comunidades donde reine la misericordia, la comprensión y el apoyo mutuo, en lugar de la crítica destructiva y el juicio. Requiere una actitud de humildad constante, reconociendo que todos somos pecadores necesitados de la gracia de Dios.
Este pasaje es un llamado a una profunda introspección y a una transformación de nuestra manera de mirar y tratar a los demás. Nos invita a ser más conscientes de nuestras propias faltas, más compasivos con las debilidades ajenas, y a enfocar nuestra energía primero en nuestra propia conversión antes de erigirnos en jueces de nuestros hermanos.
Preguntas para la reflexión
¿Con qué frecuencia me encuentro juzgando los motivos, las acciones o el carácter de otras personas? ¿Desde qué actitud lo hago (superioridad, crítica, compasión)?
¿Soy consciente de que el mismo "criterio" y la misma "medida" que uso para los demás podrían ser aplicados a mí? ¿Cómo me hace sentir esto?
¿Cuáles son las "vigas" en mi propio ojo (defectos, pecados, prejuicios) que a menudo ignoro o minimizo mientras me fijo en las "pajas" de los demás?
¿Cómo puedo practicar un autoexamen más honesto y regular para "sacar primero la viga de mi ojo" antes de intentar corregir o aconsejar a otros?
¿De qué manera puedo contribuir a crear un ambiente de mayor misericordia y menor juicio en mi familia, mi lugar de trabajo, mi comunidad de fe y en mis interacciones en general?
Oración
Señor Jesús, que nos enseñaste a no juzgar para no ser juzgados, y nos advertiste sobre la viga en nuestro propio ojo, concédenos un espíritu de humildad y de sincero autoexamen. Ayúdanos a ser más compasivos con las faltas de nuestros hermanos y más rigurosos con las nuestras. Danos una visión clara, libre de hipocresía, para que, después de haber trabajado en nuestra propia conversión, podamos ofrecer una ayuda verdaderamente fraterna a los demás. Que tu misericordia, y no nuestro juicio, reine en nuestros corazones y en nuestras comunidades. Amén.