Mateo 8,28-34
"La Liberación de los Endemoniados de Gadara: El Poder de Jesús y el Miedo de la Gente"
“28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por ese camino. 29 Y comenzaron a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?». 30 A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. 31 Los demonios suplicaron a Jesús: «Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara de cerdos». 32 Él les dijo: «Vayan». Ellos salieron y entraron en los cerdos. Estos se precipitaron desde lo alto del acantilado al mar y se ahogaron. 33 Los cuidadores de los cerdos huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había pasado con los endemoniados. 34 Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.”
Contexto
Este pasaje del Evangelio de Mateo sigue inmediatamente a la tempestad calmada (Mateo 8,23-27). Jesús y sus discípulos llegan a la "otra orilla" del mar de Galilea, a la región de los gadarenos, un territorio predominantemente pagano (lo que se evidencia por la presencia de una gran piara de cerdos, animales impuros para los judíos). Allí, Jesús se encuentra con una manifestación extrema del poder del mal: dos hombres poseídos por demonios, tan violentos que aterrorizaban la región y vivían aislados entre los sepulcros, lugar de impureza y muerte.
Tema Central
El tema central es la manifestación de la autoridad y el poder soberano de Jesús sobre las fuerzas demoníacas. Los demonios reconocen inmediatamente la identidad de Jesús como "Hijo de Dios" y su poder sobre ellos. Jesús libera a los hombres de esta opresión, permitiendo que los demonios entren en una piara de cerdos, que se destruye. Sin embargo, la reacción de la gente de la ciudad no es de alegría por la liberación de los hombres, sino de miedo por la pérdida económica y por la presencia de este poder sobrenatural, lo que los lleva a pedirle a Jesús que se vaya.
Aplicación a nuestra actualidad
Esta historia, aunque dramática y lejana a nuestra experiencia cotidiana, nos ofrece profundas reflexiones sobre el poder de Jesús, el mal y nuestras propias reacciones:
Jesús se Enfrenta al Mal en sus Formas más Extremas: Jesús no evita los lugares de "muerte" (los sepulcros) ni a las personas marginadas y oprimidas por el mal. Va a su encuentro. Esto nos muestra que no hay situación de opresión, de pecado o de mal, por extrema que sea, que esté fuera del alcance del poder liberador de Cristo.
El Mal Reconoce a Jesús: "«¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios?»". Es una paradoja: las fuerzas del mal reconocen la identidad divina de Jesús antes que muchos de sus seguidores. El mal sabe que la presencia de Jesús lo amenaza y lo confronta.
El Poder Liberador de una Palabra: Jesús libera a estos hombres con una simple orden: "Vayan". Su palabra tiene una autoridad absoluta sobre las fuerzas del mal. Esto nos debe llenar de confianza: podemos invocar el nombre y el poder de Jesús contra las tentaciones y las influencias negativas en nuestra vida.
La Reacción de la Gente: Miedo al Poder de Dios y al Desorden Económico: La reacción de los habitantes de la ciudad es sorprendente y triste. En lugar de alegrarse por la sanación de dos de sus compatriotas, que ahora están libres y en paz, se asustan. El poder de Jesús ha alterado su orden social y, sobre todo, ha causado una pérdida económica significativa (la piara de cerdos). Le piden que se vaya.
El Miedo a la Presencia de Jesús: A veces, nosotros también podemos preferir nuestras cómodas rutinas, nuestras seguridades (incluso si están basadas en estructuras injustas o pecaminosas) a la presencia transformadora y a veces "perturbadora" de Jesús. La verdadera conversión puede dar miedo porque implica un cambio, una pérdida de control, una reordenación de nuestras prioridades. ¿Hay áreas de mi vida donde prefiero que Jesús "no entre" porque temo lo que podría cambiar? ¿Valoro más mi "piara de cerdos" (mis seguridades, mi comodidad, mis posesiones) que la liberación que Jesús ofrece?
Este pasaje nos desafía a examinar nuestras propias reacciones ante el poder de Dios. ¿Nos alegramos por la liberación y la sanación que Él trae, aunque esto altere nuestro "orden"? ¿O nos asustamos y le pedimos que "se vaya de nuestro territorio" porque su presencia es demasiado exigente o comprometedora? Es una invitación a acoger a Jesús con todas sus consecuencias, confiando en que la liberación que Él trae es infinitamente más valiosa que cualquier seguridad terrenal.
Preguntas para la reflexión
¿En qué "sepulcros" o lugares de opresión y marginación de mi entorno siento que Jesús me llama a llevar su presencia liberadora?
Cuando enfrento el mal o la tentación en mi vida, ¿recurro con confianza al poder de la palabra y el Nombre de Jesús para ser liberado/a?
¿Hay "piaras de cerdos" (posesiones, seguridades, comodidades) en mi vida que valoro más que la liberación y la sanación que Jesús quiere obrar en mí o en otros?
¿He sentido alguna vez "miedo" ante las exigencias del Evangelio, prefiriendo que Jesús "se vaya de mi territorio" para no tener que cambiar?
¿Cómo puedo cultivar un corazón que se alegre más por la liberación de las personas que por la estabilidad de mis estructuras o mis bienes materiales?
Oración
Señor Jesús, Hijo de Dios, que tienes poder sobre todo mal y toda opresión, te pedimos que vengas a nuestro encuentro en nuestras propias "regiones de los gadarenos". Libéranos de todo lo que nos ata y nos aísla. Danos la gracia de no temer tu presencia transformadora y de no pedirte nunca que te alejes. Que valoremos siempre la liberación y la sanación que Tú ofreces por encima de cualquier seguridad terrenal, y que nos alegremos por cada persona que es liberada por tu poder. Amén.