2 Corintios 6,1-10
"Servidores de Dios: Cooperar con la Gracia en Medio de Todas las Pruebas"
“1 Y como cooperadores suyos, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. 2 Porque él nos dice: «En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí». Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación. 3 En ningún caso damos motivo alguno de escándalo, para que no se desprestigie nuestro ministerio. 4 Al contrario, en todo momento nos presentamos como servidores de Dios, con gran constancia en las tribulaciones, en las necesidades, en las angustias; 5 en los golpes, en las prisiones, en las sediciones, en las fatigas, en las vigilias, en los ayunos; 6 con pureza de vida, con ciencia, con longanimidad, con benignidad, con el Espíritu Santo, con un amor sincero; 7 con la palabra de verdad, con el poder de Dios; con las armas de la justicia, las de la derecha y las de la izquierda; 8 sea que nos honren o nos desprestigien, que se hable bien o se hable mal de nosotros. Somos los “impostores” que dicen la verdad; 9 los “desconocidos” que somos conocidos por todos; los “moribundos” que estamos bien vivos; los “castigados” que no somos entregados a la muerte; 10 los “afligidos” que estamos siempre alegres; los “pobres” que enriquecemos a muchos; los “necesitados” que poseemos todo.”
Contexto
Este pasaje sigue a una sección en la que Pablo ha hablado de su ministerio de reconciliación (2 Corintios 5,11-21). Ahora, se presenta a sí mismo y a sus colaboradores como "cooperadores" de Dios, exhortando a los corintios a no recibir la gracia de Dios en vano, sino a responder a ella en el "tiempo favorable" de la salvación. Luego, Pablo describe con una intensidad dramática y una serie de contrastes paradójicos cómo viven y demuestran su condición de "servidores de Dios" en medio de toda clase de circunstancias, tanto adversas como favorables, y con virtudes internas y externas.
Tema Central
El tema central es la naturaleza del ministerio apostólico y, por extensión, de la vida cristiana auténtica, como una cooperación con la gracia de Dios que se manifiesta en una perseverancia constante a través de múltiples pruebas y tribulaciones, y en la práctica de virtudes cristianas. Los "servidores de Dios" demuestran su autenticidad no por el éxito mundano o la ausencia de dificultades, sino por su fidelidad y su capacidad de vivir una serie de paradojas donde la debilidad humana se encuentra con el poder divino, y el sufrimiento se transforma en fuente de vida y riqueza para otros.
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Pablo son un poderoso manifiesto de la vida cristiana vivida con radicalidad y autenticidad, y nos ofrecen múltiples puntos de reflexión:
No Recibir la Gracia en Vano: "Los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios". La gracia de Dios es un don gratuito, pero requiere nuestra cooperación activa. Recibirla "en vano" es no permitir que transforme nuestra vida, no responder a ella con un compromiso real. Hoy es siempre "el tiempo favorable, el día de la salvación". No debemos posponer nuestra respuesta a Dios.
Integridad en el Ministerio y la Vida: "En ningún caso damos motivo alguno de escándalo, para que no se desprestigie nuestro ministerio". La credibilidad del mensaje cristiano depende en gran medida de la coherencia de vida de quienes lo anuncian. Esto es una llamada constante a la integridad personal.
Servidores de Dios en Todas las Circunstancias: La larga lista de tribulaciones ("en las necesidades, en las angustias; en los golpes, en las prisiones...") junto con las virtudes ("con pureza de vida, con ciencia, con longanimidad, con benignidad, con el Espíritu Santo, con un amor sincero...") muestra que ser servidor de Dios no es una tarea para tiempos fáciles, sino una vocación que se vive con "gran constancia" en todas las situaciones. La autenticidad se prueba en la adversidad.
Las Paradojas del Evangelio: Los versículos 8b-10 son una serie de contrastes asombrosos que describen la experiencia del apóstol (y del cristiano):
"Impostores" que dicen la verdad: El mundo puede no reconocer la verdad del Evangelio, pero el servidor de Dios la proclama.
"Desconocidos" que somos conocidos: Pueden ser ignorados o despreciados por el mundo, pero son conocidos por Dios y por aquellos a quienes sirven.
"Moribundos" que estamos bien vivos: El sufrimiento y la entrega pueden parecer una muerte, pero es el camino a la vida verdadera en Cristo.
"Castigados" que no somos entregados a la muerte: Pueden sufrir, pero Dios los preserva.
"Afligidos" que estamos siempre alegres: La alegría cristiana profunda coexiste con el sufrimiento, porque se basa en Cristo.
"Pobres" que enriquecemos a muchos: Pueden carecer de bienes materiales, pero ofrecen la riqueza incalculable del Evangelio.
"Necesitados" que poseemos todo: En Cristo, aunque parezcan no tener nada, lo poseen todo.
Estas paradojas nos invitan a ver nuestra vida con los ojos de la fe, reconociendo que el poder de Dios se manifiesta en nuestra debilidad.
Este pasaje es un retrato vibrante de la vida apostólica y cristiana. Nos llama a una respuesta generosa a la gracia de Dios, a una integridad inquebrantable, a una perseverancia heroica en medio de las pruebas, y a abrazar las paradojas del Evangelio, donde la debilidad se convierte en fuerza y el sufrimiento en fuente de vida y alegría para otros.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera estoy yo "cooperando" activamente con la gracia de Dios en mi vida, o hay áreas donde la estoy recibiendo "en vano"?
¿Cómo puedo yo, en mis propias circunstancias, vivir con "gran constancia" como servidor/a de Dios, especialmente cuando enfrento "tribulaciones, necesidades o angustias"?
¿Cuál de las "paradojas" descritas por Pablo (vv. 8-10) resuena más con mi propia experiencia de fe o me desafía más a vivirla?
¿Cómo puedo yo, siendo quizás "pobre" o "necesitado" en algunos aspectos, "enriquecer a muchos" con los dones espirituales o humanos que Dios me ha dado?
¿Qué significa para mí estar "siempre alegre" incluso estando "afligido", y cómo puedo cultivar esa alegría que no depende de las circunstancias externas?
Oración
Señor Dios, que nos llamas a ser tus cooperadores y a no recibir en vano tu gracia, concédenos la fuerza para presentarnos siempre como tus servidores. Danos constancia en las tribulaciones, pureza de vida, un amor sincero y el poder de tu Espíritu. Ayúdanos a abrazar las paradojas del Evangelio: a decir la verdad aunque nos llamen impostores, a estar vivos en Ti aunque parezcamos moribundos, a estar alegres en la aflicción, y a enriquecer a muchos desde nuestra pobreza, porque en Ti lo poseemos todo. Que nuestro ministerio y nuestra vida no sean motivo de escándalo, sino un testimonio fiel de tu amor y tu poder. Amén.