Colosenses 2,6-15
"Arraigados en Cristo: La Plenitud en Él y la Libertad de la Cruz"
“6 Puesto que ustedes han aceptado a Cristo Jesús, el Señor, vivan en él, 7 arraigados y edificados en él, afianzados en la fe que les fue enseñada, y rebosando de acción de gracias. 8 Miren que nadie los esclavice con vanas y engañosas filosofías, fundadas en tradiciones humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente toda la Plenitud de la Divinidad, 10 y ustedes participan de esa plenitud en él, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad. 11 En él, ustedes fueron circuncidados, no por mano de hombre, sino con la circuncisión de Cristo, que es el despojo de nuestro cuerpo carnal. 12 Por el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. 13 Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Dios les dio vida junto con Cristo, perdonándonos todos los pecados. 14 Él anuló el documento que nos era contrario y que nos condenaba con sus cláusulas, y lo eliminó clavándolo en la cruz. 15 Y despojando a los Principados y a las Potestades, los exhibió públicamente y los arrastró en su cortejo triunfal.”
Contexto
Este pasaje de la Carta a los Colosenses es una de las afirmaciones cristológicas más densas y poderosas de San Pablo. Se encuentra en una sección donde está advirtiendo a los creyentes contra una "filosofía" o herejía que amenazaba a la comunidad. Esta herejía, probablemente una mezcla de elementos del judaísmo (ritos, observancias) y del paganismo (culto a "elementos del mundo" o a poderes angélicos), tendía a disminuir la centralidad de Cristo, presentándolo como insuficiente para la salvación. Pablo responde con una exaltación de la suficiencia absoluta de Cristo.
Tema Central
El tema central es la plenitud y la suficiencia total de la salvación en Jesucristo, en contraste con las "vanas y engañosas filosofías". Habiendo aceptado a Cristo como Señor, el creyente debe vivir "arraigado" en Él. En Cristo reside corporalmente la plenitud de la divinidad, y nosotros participamos de esa plenitud. La obra de Cristo en el bautismo y en la cruz (simbolizada por la "circuncisión de Cristo") nos ha dado vida, ha perdonado nuestros pecados, ha cancelado nuestra deuda y ha triunfado sobre todos los poderes hostiles. Por lo tanto, no necesitamos añadir nada más a Cristo.
Aplicación a nuestra actualidad
Las palabras de Pablo son un llamado a una fe profundamente cristocéntrica, que nos libera de muchas ansiedades y falsas seguridades espirituales:
Vivir Arraigados y Edificados en Cristo: "Vivan en él, arraigados y edificados en él...". Pablo usa dos imágenes: la de un árbol con raíces profundas y la de un edificio con cimientos sólidos. Nuestra vida espiritual debe estar firmemente anclada y nutrida por Cristo para no ser zarandeados por las "filosofías engañosas" de nuestro tiempo (ideologías, modas espirituales, etc.). Y esta vida debe "rebosar de acción de gracias".
Cristo es Suficiente: "En él habita corporalmente toda la Plenitud de la Divinidad, y ustedes participan de esa plenitud en él...". Esta es la afirmación central. No necesitamos buscar "complementos" a Cristo para nuestra salvación o plenitud. En Él lo tenemos todo. Él es la respuesta completa de Dios.
La Verdadera Circuncisión y el Bautismo: En lugar de la circuncisión física que exigían algunos, Pablo habla de la "circuncisión de Cristo", que es el "despojo de nuestro cuerpo carnal" (nuestra naturaleza pecaminosa), realizado en el bautismo. En el bautismo, somos "sepultados y resucitados con Cristo", muriendo al pecado y naciendo a una vida nueva.
La Deuda Cancelada en la Cruz: "Él anuló el documento que nos era contrario... clavándolo en la cruz". La cruz es el lugar de la cancelación de nuestra deuda, de nuestro "expediente" de pecados que nos condenaba. Jesús tomó nuestra condena sobre sí y la anuló. Esta es la fuente de nuestra libertad del peso de la culpa.
La Victoria sobre los Poderes del Mal: "Despojando a los Principados y a las Potestades, los exhibió públicamente...". En la cruz, que parecía una derrota humillante, Cristo en realidad estaba desarmando a las fuerzas del mal y celebrando su victoria sobre ellas. Esta certeza nos da la valentía para no temer a los poderes oscuros de este mundo.
Este pasaje es un manifiesto de la libertad cristiana. Nos libera de la necesidad de buscar en otros lugares lo que ya hemos recibido en plenitud en Cristo. Nos llama a vivir nuestra vida bautismal con profundidad, a confiar en la victoria de la cruz, y a permanecer firmemente arraigados en Cristo como nuestra única y suficiente fuente de vida, sabiduría y salvación.
Preguntas para la reflexión
¿Mi vida de fe está verdaderamente "arraigada y edificada" en Cristo, o me dejo llevar fácilmente por las "filosofías engañosas" o las modas espirituales de mi tiempo?
¿Soy consciente de que en Cristo tengo acceso a la "plenitud" de la vida divina, o sigo buscando esa plenitud en otras cosas (éxito, posesiones, experiencias)?
¿Cómo vivo yo la realidad de mi bautismo como una muerte a mi "viejo yo" y una resurrección a una vida nueva en Cristo?
¿Qué "documentos de deuda" (culpas, remordimientos) necesito yo hoy recordar que han sido "clavados en la cruz" de Cristo, para poder vivir con mayor libertad?
¿Confío en la victoria de Cristo sobre los "Principados y Potestades" (las fuerzas del mal en el mundo y en mi vida), o a menudo me siento intimidado/a o derrotado/a por ellos?
Oración
Señor Jesucristo, te reconocemos como la Plenitud de la Divinidad y la Cabeza de todo poder. Te damos gracias porque en Ti hemos recibido esta misma plenitud. Ayúdanos a vivir cada día más arraigados y edificados en Ti, afianzados en la fe y rebosando de gratitud. Que nunca nos dejemos esclavizar por filosofías engañosas, sino que recordemos siempre que en tu bautismo hemos muerto y resucitado, y que en tu cruz has cancelado nuestra deuda y has triunfado sobre todo mal. Amén.