“Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad”
Hermanos, es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo:
“Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Dios, aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer tu voluntad”.
Él comienza diciendo: “Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios”, a pesar de que están prescritos por la Ley. Y luego añade: “Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad”. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo.
Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.
Hoy escuchamos un pasaje profundo de la Carta a los Hebreos, que nos lleva a mirar con el corazón la entrega de Jesús, su obediencia, y su amor hasta el final. Es un texto que nos invita a entrar en el misterio del amor de Dios y a responder con humildad y confianza.
1. 📜 Contexto bíblico e histórico del pasaje
La Carta a los Hebreos fue escrita a una comunidad cristiana que vivía momentos difíciles, algunos dudaban, otros se cansaban en el camino. El autor quiere animarlos a mantenerse firmes en la fe, mostrando que Jesús es el verdadero camino hacia Dios, el único sacrificio perfecto.
En el Antiguo Testamento, se ofrecían muchos sacrificios de animales en el templo. Pero esos sacrificios, aunque eran signos de fidelidad, no podían transformar realmente el corazón humano ni borrar el pecado por completo. Solo el amor total de Cristo, su entrega en la cruz, es el sacrificio pleno que nos salva.
2. 🌾 Resumen del texto adaptado a nuestro tiempo
Podríamos decirlo así: antes, se ofrecían cosas externas a Dios: animales, ritos, normas. Pero Jesús vino a enseñarnos que lo que Dios quiere no son cosas externas, sino una vida entregada con amor, una vida vivida según su voluntad.
Jesús mismo dijo: “Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad”. Y esa voluntad era amarnos hasta dar su vida por nosotros. Por eso, ya no necesitamos sacrificios antiguos, porque el amor de Cristo lo hizo todo nuevo.
Hoy también nosotros podemos decirle a Dios: Aquí estoy, quiero vivir como Tú quieres, Señor.
3. ❤️ El tema central del texto
El mensaje principal es claro y profundo:
Dios no quiere gestos vacíos, sino corazones entregados. Lo que salva no es lo exterior, sino la entrega total de Jesús, su amor obediente hasta la cruz.
Ese amor nos invita a nosotros a hacer lo mismo: vivir con sencillez, con amor, con obediencia al querer de Dios en lo cotidiano.
4. ❓ Preguntas simples y profundas para aplicar el mensaje en la vida
¿Estoy ofreciendo a Dios solo cosas externas o también mi corazón?
¿Estoy dispuesto a decir con Jesús: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”?
¿Qué me está pidiendo hoy el Señor en mi casa, en mi comunidad, en mi corazón?
¿Cómo puedo hacer de mi vida una ofrenda de amor como la de Cristo?
5. 🙏 Oración final inspirada en el texto
Señor Jesús,
Tú nos enseñaste que lo que vale no son los sacrificios exteriores,
sino el amor que se entrega con humildad.
Hoy queremos decirte, con sencillez y confianza:
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
Enséñanos a vivir como Tú, con generosidad,
haciendo de nuestras pequeñas tareas diarias una ofrenda de amor.
Haznos dóciles al querer del Padre,
y ayúdanos a vivir nuestra fe con alegría y corazón abierto.
Amén.