Hechos 13,22-26
"De David a Jesús: El Salvador Prometido y el Testimonio de Juan"
“22 Cuando lo desechó [a Saúl], les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, hijo de Jesé, a un hombre según mi corazón, que cumplirá siempre mi voluntad. 23 De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. 24 Como precursor suyo, Juan había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión. 25 Y al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que ustedes suponen; después de mí viene uno a quien yo no soy digno de desatar las sandalias”. 26 Hermanos, descendientes de Abraham y todos los que temen a Dios: a ustedes se nos ha enviado este mensaje de salvación.”
Contexto
Este pasaje forma parte del primer discurso extenso de San Pablo registrado en los Hechos de los Apóstoles, pronunciado en la sinagoga de Antioquía de Pisidia durante su primer viaje misionero. Pablo está dirigiéndose a una audiencia mixta de judíos ("descendientes de Abraham") y gentiles temerosos de Dios (simpatizantes del judaísmo). Para presentar a Jesús como el Mesías esperado, Pablo recorre la historia de Israel, destacando las intervenciones salvadoras de Dios. En los versículos inmediatamente anteriores, ha hablado de la elección de los patriarcas, el Éxodo, los Jueces y la instauración de la monarquía con Saúl. Ahora se centra en David y en cómo la promesa hecha a David se cumple en Jesús, con Juan el Bautista como su precursor.
Tema Central
El tema central es la presentación de Jesucristo como el Salvador prometido por Dios, surgido de la descendencia de David, cumpliendo así las Escrituras y las esperanzas de Israel. Se destaca el papel de Juan el Bautista como el precursor que preparó el camino para Jesús y dio testimonio de su superioridad. Finalmente, Pablo afirma que el "mensaje de salvación" acerca de Jesús está dirigido a todos sus oyentes.
Aplicación a nuestra actualidad
Aunque este discurso se dirige a una audiencia del siglo I con un profundo conocimiento de la historia de Israel, sus verdades fundamentales son esenciales para nosotros hoy:
Dios Cumple sus Promesas en la Historia: Pablo muestra cómo Dios ha ido guiando la historia de su pueblo, desechando a Saúl por su desobediencia y eligiendo a David, "un hombre según su corazón". Y de la descendencia de este rey, a quien se le hicieron promesas mesiánicas, Dios hace surgir al Salvador, Jesús. Esto nos enseña que Dios es fiel a sus promesas y que su plan de salvación se desarrolla a lo largo de la historia, a menudo de maneras que solo se comprenden en retrospectiva. Nos invita a ver la mano de Dios en nuestra propia historia y en la historia del mundo.
Jesús, el Salvador Davídico: La conexión de Jesús con el linaje de David era crucial para los judíos, ya que el Mesías esperado debía ser "hijo de David". Pablo afirma claramente que Jesús es este Salvador prometido. Para nosotros, reconocer a Jesús como el cumplimiento de las antiguas promesas fortalece nuestra fe en Él como el enviado de Dios, el único Salvador.
El Papel del Precursor (Juan el Bautista): Juan el Bautista no se señaló a sí mismo, sino que preparó el camino para Jesús y dio testimonio de Él, reconociendo su propia indignidad ante la grandeza de Aquel que venía después. Esto nos enseña la importancia de la humildad en el servicio a Dios y la necesidad de orientar siempre a las personas hacia Jesús, no hacia nosotros mismos. ¿Somos nosotros "precursores" que preparamos el camino para que otros encuentren a Cristo?
La Humildad de Juan: "Yo no soy el que ustedes suponen... no soy digno de desatar las sandalias". La humildad de Juan es ejemplar. A pesar de su popularidad, sabía cuál era su lugar y su misión: señalar a Otro más grande. Esta actitud es un modelo para todos los que sirven en la Iglesia.
El Mensaje de Salvación para Todos: "A ustedes se nos ha enviado este mensaje de salvación". Pablo concluye esta sección dirigiéndose directamente a sus oyentes, tanto judíos como gentiles temerosos de Dios, afirmando que la Buena Noticia de la salvación en Jesús es para ellos. Este mensaje de inclusión y universalidad sigue siendo central: la salvación que ofrece Jesús es para toda persona que la acoja con fe.
Este pasaje nos invita a contemplar la fidelidad de Dios a lo largo de la historia, a reconocer a Jesús como el Salvador prometido y el cumplimiento de todas las esperanzas, a valorar el papel humilde pero esencial de quienes preparan el camino para Él, y a acoger con gratitud el mensaje de salvación que se nos ofrece en Cristo.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera puedo yo hoy reconocer cómo Dios ha ido "cumpliendo sus promesas" a lo largo de la historia de la salvación y cómo esto se conecta con mi propia fe en Jesús?
Si Jesús es el "Salvador" prometido, ¿de qué necesito ser salvado/a yo personalmente? ¿Cómo experimento su salvación en mi vida?
Al pensar en el ejemplo de Juan el Bautista, ¿cómo puedo yo, en mi propio ámbito, ser un "precursor" que prepare el camino para que otros encuentren a Jesús, en lugar de buscar mi propio protagonismo?
¿Qué actitudes de humildad, como las de Juan, necesito cultivar más en mi vida de fe y en mi servicio a los demás?
¿Soy consciente de que el "mensaje de salvación" en Jesús también me ha sido "enviado" a mí? ¿Cómo respondo a este don y cómo lo comparto con otros?
Oración
Señor Dios, te damos gracias por tu fidelidad a lo largo de la historia, por haber suscitado de la descendencia de David a un Salvador, que es Jesús. Ayúdanos a reconocerlo como el Mesías prometido y a acoger el mensaje de salvación que nos has enviado a través de Él. Que, inspirados por el ejemplo de humildad de Juan el Bautista, sepamos siempre señalarte a Ti, Señor Jesús, y preparar el camino para que otros te encuentren. Amén.