Hechos 14,19-28
"Persecución, Perseverancia y Consolidación de la Iglesia"
“19 Pero llegaron de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud: apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto. 20 Cuando los discípulos lo rodearon, él se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente, partió con Bernabé para Derbe. 21 Después de anunciar la Buena Noticia en aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía. 22 Confortaban y exhortaban a los discípulos a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. 23 En cada Iglesia designaron presbíteros y, después de orar y ayunar, los encomendaron al Señor en el que habían creído. 24 Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. 25 Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. 26 Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido, encomendados a la gracia de Dios para la obra que acababan de realizar. 27 A su llegada, convocaron a la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. 28 Y se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.”
Contexto
Este pasaje se encuentra en la narración del primer viaje misionero de Pablo y Bernabé. Justo antes de estos versículos, en Listra, la multitud había intentado adorar a Pablo y Bernabé como dioses después de la curación de un tullido (Hechos 14,8-18). Ahora, la situación cambia drásticamente con la llegada de judíos opositores de Antioquía de Pisidia e Iconio, quienes incitan a la misma multitud a volverse contra Pablo. El pasaje describe la persecución sufrida, la sorprendente recuperación de Pablo, su perseverancia en la misión, el fortalecimiento de las comunidades recién fundadas y su regreso a Antioquía de Siria para informar a la iglesia que los había enviado.
Tema Central
El tema central es la realidad de la persecución inherente al anuncio del Evangelio, la admirable perseverancia de los apóstoles en su misión a pesar de los sufrimientos, la importancia de consolidar y organizar las nuevas comunidades de creyentes (confirmándolos en la fe y designando líderes), y el reconocimiento final de que es Dios quien obra y abre "la puerta de la fe" a los gentiles.
Aplicación a nuestra actualidad
Este relato es rico en enseñanzas para la vida cristiana hoy:
La Persecución como Parte del Camino: La experiencia de Pablo, que pasa de ser casi adorado a ser apedreado y dado por muerto, nos recuerda que el seguimiento de Cristo y la proclamación del Evangelio pueden encontrar una fuerte oposición. Esta oposición puede tomar diversas formas, no siempre tan violentas, pero el rechazo, la incomprensión o la hostilidad son posibilidades reales. La fe no nos exime de las dificultades.
Perseverancia y Resiliencia: La recuperación de Pablo y su decisión de entrar de nuevo en la ciudad y continuar su misión al día siguiente es un testimonio asombroso de su compromiso y de la fuerza que Dios le da. Nos inspira a no desanimarnos fácilmente ante los obstáculos o fracasos, sino a levantarnos y seguir adelante, confiando en la gracia de Dios.
La Necesidad de Consolidar la Fe: Pablo y Bernabé no solo predican y se van; regresan a las comunidades para "confortar y exhortar a los discípulos a perseverar en la fe". Reconocen que la fe inicial necesita ser nutrida y fortalecida. Esto subraya la importancia de la formación continua, el acompañamiento pastoral y el apoyo comunitario para crecer en la fe.
Afrontar las Tribulaciones: La advertencia "es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" es realista y preparatoria. No promete un camino fácil, sino que sitúa las dificultades como parte inherente del discipulado. Saber esto nos ayuda a no desanimarnos cuando llegan las pruebas, sino a verlas como oportunidades para crecer en la fe y la dependencia de Dios.
Estructura y Liderazgo Comunitario: La designación de "presbíteros" (ancianos o líderes) en cada iglesia, después de orar y ayunar, muestra la preocupación de los apóstoles por la continuidad y el cuidado pastoral de las comunidades. La vida de fe se vive en comunidad, y las estructuras de liderazgo son importantes para su buen funcionamiento y crecimiento.
Rendir Cuentas y Reconocer la Obra de Dios: Al regresar a Antioquía, "convocaron a la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos". Es vital reconocer que la misión es obra de Dios, y nosotros somos sus colaboradores. Compartir los frutos de la misión edifica a toda la comunidad y glorifica a Dios.
Este pasaje nos anima a ser perseverantes en nuestra fe y misión a pesar de las dificultades, a valorar y participar en la consolidación de nuestras comunidades, y a reconocer siempre que es Dios quien obra a través de nosotros, abriendo puertas inesperadas para el Evangelio.
Preguntas para la reflexión
¿De qué manera he experimentado "oposición" o dificultad por vivir o compartir mi fe? ¿Cómo reaccioné y qué aprendí de ello?
¿Qué me ayuda a "levantarme" y perseverar en mi camino de fe cuando enfrento contratiempos o desánimos?
¿Cómo puedo contribuir a "confortar y exhortar" a otros creyentes en mi comunidad para que perseveren en la fe, especialmente en tiempos de prueba?
Si "es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios", ¿cómo puedo cambiar mi perspectiva sobre las dificultades, viéndolas quizás como parte del camino en lugar de como un impedimento?
¿Cómo valoro el liderazgo en mi comunidad de fe y de qué manera puedo apoyar a aquellos que han sido "designados" para el servicio pastoral?
Oración
Señor Jesús, te damos gracias por el ejemplo de perseverancia de tus apóstoles Pablo y Bernabé, quienes a pesar de las persecuciones y tribulaciones, no dejaron de anunciar tu Buena Noticia. Danos la fortaleza para no desanimarnos ante las dificultades de nuestro propio camino de fe, y la sabiduría para confortar y animar a nuestros hermanos. Ayúdanos a reconocer siempre que es tu mano la que obra a través de nosotros, abriendo las puertas de la fe. Que, como ellos, podamos siempre darte gracias por las maravillas que realizas. Amén.