7. Siete palabras

GRACIA A PEDIR.

Te pedimos, Señor, la gracia de sentir dolor y pena por los sufrimientos de Jesús y danos luz para que de este momento sublime iluminar

Coloquios y oraciones Inspirados en un texto de Karl Rahner sj

1. “PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”

LUCAS 23

33 Cuando llegaron al lugar llamado "del Cráneo", lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

34 Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.

35 El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!".

36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre,

37 le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".

38 Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".

Coloquio

  • Cuelgas de la cruz.

  • Te han clavado.

  • No te puedes separar de este palo erguido sobre el cielo y la tierra.

  • Las heridas queman tu cuerpo.

  • La corona de espinas atormenta tu cabeza.

  • Tus manos y tus pies heridos son como traspasados por un hierro candente.

  • Y tu alma es un mar de desolación, de dolor, de desesperación.

  • Los responsables están ahí, al pie de la cruz.

  • Ni siquiera se alejan para dejarte, al menos, morir solo.

  • Se quedan.

  • Ríen.

  • Están convencidos de tener la razón.

  • El estado en que estás es la demostración más evidente: la prueba de que su acto no es sino el cumplimiento de la justicia más santa, un homenaje a Dios, del que deben estar orgullosos.

  • Se ríen, insultan, blasfeman.

  • Mientras tanto cae sobre ti, más terribles que los dolores de tu cuerpo, la desesperación ante tal iniquidad.

  • ¿Existen hombres capaces de tanta bajeza?

  • ¿Hay, al menos, un punto común entre Tú y ellos?

  • ¿Puede un hombre torturar así a otro hombre, hasta la muerte?

  • ¿Desgarrarlo hasta matarlo con el poder de la mentira, de la traición, de la hipocresía, de la perfidia…? y mantener la pose del juez imparcial, el aspecto del inocente, las apariencias de lo legal?

  • ¿Cómo lo permite Dios?

  • ¡Oh Señor, nuestro corazón se habría destrozado en una furiosa desesperación!

  • Habríamos maldecido a nuestros enemigos y a Dios con ellos.

  • Sin embargo, Tú dices: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

  • ¡Eres incomprensible, Jesús!

  • Amas a tus enemigos y los encomiendas al Padre.

  • Intercedes por ellos.

  • Señor, si no fuera una blasfemia, diría que los disculpas con la más inverosímil de las excusas: “no saben”.

  • Sí, sí saben, ¡lo saben todo! ¡Pero quieren ignorarlo todo!

  • Y Tú dices que no saben lo que hacen.

  • Sí, hay algo que no saben: tu amor por ellos.

Reflexión

  • ¿Quiénes son los que me han hecho daño?

  • ¿cómo me han dañado?

  • ¿cómo es el proceso de perdón que tengo con ellos?

  • ¿puedo?

  • ¿puedo justificarlos con el Señor?

  • ¿puedo decirle al Padre que les perdone porque no saben lo que hacen?

  • ¿y yo? … ¿a quienes he hecho daño?

  • ¿Quiénes han sufrido por mi causa?

  • ¿puedo pedirles perdón?

  • ¿puedo pedirle al Señor me perdone por el daño que les he causado?

Oración

Buen Jesús, … pronuncia tu palabra de perdón sobre mis pecados.

Di al Padre: “Perdónalo(a) porque no sabe lo que ha hecho”.

Mas lo sabía… lo sabía todo, pero no conocía tu amor.

Hazme pensar tu primera palabra cuando recite distraído el Padre Nuestro y afirme perdonar a los que me ofenden.

Necesito tu fuerza para perdonar de corazón a aquellos que mi orgullo y mi egoísmo consideran como enemigos.

Padre Nuestro que estás en el cielo …

2. “YO TE ASEGURO: HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”

LUCAS 23

39 Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". 40 Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? 41 Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".

42 Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".

43 Él le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".

Coloquio

  • Agonizas y, sin embargo, en tu corazón rebosante de dolor hay todavía un sitio para el sufrimiento de los otros.

  • Vas a morir y te preocupas por un criminal que, atormentado en su martirio infernal, reconoce que su pena fue merecida por su vida de maldad.

  • El abandono de Dios te ahoga y hablas del Paraíso.

  • Tus ojos se velan en las tinieblas de la noche y oteas la luz eterna.

  • Al morir nos preocupamos de nosotros mismos, pues los otros nos dejan solos y abandonados.

  • Tú, sin embargo, piensas en las almas que deben ir contigo a tu Reino.

  • ¡Corazón de misericordia infinita!

  • ¡Corazón heroico y fuerte!

  • Un delincuente miserable pide que te acuerdes de él y Tú le prometes el Paraíso.

  • ¿Se puede transformar tan rápidamente con tu proximidad una vida de pecado y de vicio?

  • Si pronuncias las palabras de absolución se perdonan hasta los pecados y las bajezas más repugnantes de cada vida criminal.

  • Nada puede impedir la entrada a la santidad de Dios.

  • Se puede admitir, llevando las cosas al límite, un poco de buena voluntad, en un pecador, pero su perversidad, sus instintos viciados, la brutalidad, el fango…,

  • ¡eso no desaparece con un poco de buena voluntad y con un arrepentimiento fugaz en el patíbulo!

  • ¡Uno de esa calaña no puede entrar en el Paraíso tan limpiamente como las almas que se purificaron toda la vida, los santos que prepararon sus cuerpos y sus almas para hacerlos dignos del Dios tres veces santo!

  • Y, sin embargo, Tú pronuncias las palabras de tu gracia omnipotente que penetra en el corazón del ladrón y transforma el fuego infernal de su agonía en la llama purificadora del amor divino.

  • El amor destruye la culpa de la criatura rebelde.

  • Y así el ladrón entra en el Paraíso de tu Padre.

Reflexión

  • Repaso mi vida …

  • ¿hay aspectos de los que siento me deba arrepentir’

  • Me atrevo a decirle a Jesús que me permita llegar al Paraíso, incluso con mi historia

  • ¿Qué puedo hacer para pedirle a Jesús encontrarme con El al terminar mi paso por esta vida?

Oración

Así como ese malhechor que estaba a tu costado … ¿Me darás a mí la gracia del atrevimiento temerario que exige y espera todo de tu bondad?

¿Me concedes el coraje de decir, como si fuera el mayor de los criminales, “¿Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino?”

Sí, me atrevo … Señor, cuando llegue mi momento de pasar a la otra vida, … quiero estar contigo … espérame en el Paraíso, Jesús amado, aunque pueda no merecérmelo.

3.“MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO. HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE”

JUAN 19

25 Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

26 Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo:

"Mujer, aquí tienes a tu hijo".

27 Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre".

Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Coloquio

  • Está ya próxima tu muerte, la hora en que tu Madre tenía que estar cerca de ti.

  • Esta es la hora que une, de nuevo, al Hijo y a la Madre.

  • La hora de la separación y de la muerte.

  • La hora que arranca a la madre viuda el hijo único.

  • Una vez más tu mirada contempla a la de tu Madre.

  • No le ahorraste nada: ni la alegría ni la pena, las dos surgían de tu gracia, las dos provenían de tu amor.

  • Amas a tu Madre porque te ha asistido y servido en la alegría y en el dolor; así llegó a ser completamente tu Madre.

  • Tu Madre, tus hermanos y tus hermanas son los que cumplen la voluntad del Padre que está en los cielos.

  • A pesar de tu tormento, tu amor vibra de la ternura terrena que une al hijo y a la madre.

  • En la suprema agonía de la salvación, te has conmovido por el llanto de una madre.

  • En ese momento, le has dado un hijo y al hijo una madre.

  • Por esto la tierra nueva será posible.

  • Pero ella no estaba sola con el dolor de madre a cuyo Hijo matan, estaba en nuestro nombre como Madre de los vivientes.

  • Ofrecía a su Hijo por nosotros.

  • Repetía su “fiat” (hágase) a la muerte del Señor.

  • Era la Iglesia junto a la cruz.

  • Al entregar la Madre al discípulo amado, nos la has entregado a cada uno de nosotros.

Reflexión

  • Si María representa a la institución “Iglesia” y el discípulo amado a nosotros …

  • Desde la cruz, Jesús nos encarga a la muy dañada Iglesia

  • ¿Qué podemos hacer por ella?

  • Si todos los que queremos y tratamos de hacemos la voluntad del Padre somos su madre y sus hermanos …

  • ¿Qué querrá Dios que hagamos todos juntos para reconstruir la muy dañada Iglesia? … ¿por dónde comenzar?

Oración

Señor Jesús, tu muerte no habrá sido inútil si me acojo a este materno corazón.

Estaré presente cuando llegue el día de tus bodas eternas, en las que la creación, transfigurada para siempre, se unirá a ti para siempre.

Cuenta conmigo para cuidar de tu madre, para cuidar de nuestra Iglesia desde donde seguiremos anunciando el Reino en tu nombre.

4. “DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”

MATEO 27

45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región.

46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: "Elí, Elí, lemá sabactani", que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

47 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: "Está llamando a Elías".

48 En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber.

49 Pero los otros le decían: "Espera, veamos si Elías viene a salvarlo".

50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu..

Coloquio

  • Se acerca la muerte.

  • No es el final de la existencia corporal, la liberación y la paz, sino la muerte que representa el fondo del abismo, la inimaginable profundidad de la angustia y devastación.

  • Se acerca tu muerte.

  • Desnudez, impotencia horrible, desolación desgarradora.

  • Todo cede, huye…

  • No existe más que abandono lacerante.

  • Y en esta noche del espíritu y de los sentidos, en este vacío del corazón donde todo abrasa, tu alma insiste en llorar.

  • La tremenda soledad de un corazón consumido se hace en ti invocación a Dios.

  • ¡Seas adorada oración del dolor, del abandono, de la impotencia abismal, del Dios abandonado!

  • Si Tú, Jesús, eres capaz de orar en tal angustia, ¿Dónde habrá un abismo tal que desde él no se pueda gritar al Padre?

  • ¿Hay una desesperación que no se pueda hacer oración si busca refugio en tu abandono?

  • ¿Hay un mudo dolor capaz de ignorar que su grito silencioso sea escuchado en las moradas celestiales?

  • Recitaste el Salmo 21 para hacer de tu abandono total una plegaria.

  • Tus palabras: “Dios mío, Dios, ¿por qué me has abandonado?”.

  • El grito desgarrador que tu Espíritu Santo puso en el corazón del Justo de la Antigua Ley.

  • Tú -si me está permitida la explicación-, en el paroxismo del sufrimiento, no has querido rezar de modo distinto a como lo hicieron tantas generaciones anteriores a ti.

  • En cierto modo, en aquella Misa solemne que Tú mismo celebraste como sacrificio eterno has rezado con las fórmulas litúrgicas consagradas y así has podido decirlo todo.

SALMO 21. Angustioso llamado al señor

2 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

¿Por qué estás lejos de mi clamor y mis gemidos?


3 Te invoco de día, y no respondes,

de noche, y no encuentro descanso;

4 y sin embargo, tú eres el Santo,

que reinas entre las alabanzas de Israel.


5 En ti confiaron nuestros padres:

confiaron, y tú los libraste;

6 clamaron a ti y fueron salvados,

confiaron en ti y no quedaron defraudados.


7 Pero yo soy un gusano, no un hombre;

la gente me escarnece y el pueblo me desprecia;

8 los que me ven, se burlan de mí,

hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:


9 "Confió en el Señor, que él lo libre;

que lo salve, si lo quiere tanto".


10 Tú, Señor, me sacaste del seno materno,

me confiaste al regazo de mi madre;

11 a ti fui entregado desde mi nacimiento,

desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.


12 No te quedes lejos,

porque acecha el peligro

y no hay nadie para socorrerme.


13 Me rodea una manada de novillos,

me acorralan toros de Basán;

14 abren sus fauces contra mí

como leones rapaces y rugientes.


15 Soy como agua que se derrama

y todos mis huesos están dislocados;

mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mi interior;

16 mi garganta está seca como una teja

y la lengua se me pega al paladar.


17 Me rodea una jauría de perros,

me asalta una banda de malhechores;

taladran mis manos y mis pies

y me hunden en el polvo de la muerte.


18 Yo puedo contar todos mis huesos;

ellos me miran con aire de triunfo,

19 se reparten entre sí mi ropa

y sortean mi túnica.


20 Pero tú, Señor, no te quedes lejos;

tú que eres mi fuerza,

ven pronto a socorrerme.


21 Libra mi cuello de la espada

y mi vida de las garras del perro.


22 Sálvame de la boca del león,

salva a este pobre de los toros salvajes.


23 Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,

te alabaré en medio de la asamblea:


24 "Alábenlo, los que temen al Señor;

glorifíquenlo, descendientes de Jacob;

témanlo, descendientes de Israel.


25 Porque él no ha mirado con desdén

ni ha despreciado la miseria del pobre:

no le ocultó su rostro

y lo escuchó cuando pidió auxilio".


26 Por eso te alabaré en la gran asamblea

y cumpliré mis votos delante de los fieles:

27 los pobres comerán hasta saciarse

y los que buscan al Señor lo alabarán.


¡Que sus corazones vivan para siempre!


28 Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor;

todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia.


29 Porque sólo el Señor es rey

y él gobierna a las naciones.


30 Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia;

todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él,

y los que no tienen vida 31 glorificarán su poder.


Hablarán del Señor a la generación futura,

32 anunciarán su justicia a los que nacerán después,

porque esta es la obra del Señor.


Reflexión

Recuerdo a personas que han estado pasando momentos de angustia en su vida. ¿Qué le he dicho? … ¿Cómo le he acompañado?

Recuerdo momentos de angustia personales … ¿Cómo los he vivido? … ¿Quiénes me acompañaron?

¿Qué papel ha jugado Dios en mis momentos de angustia? … ¿lo he sentido lejano? … ¿he podido rezar en esos momentos?

Oración

Enséñame a orar con Tus palabras, de tal manera que se hagan palabras de mi corazón y Tu y yo seamos uno

Ayúdame en mis momentos de angustia y desesperación para que en la oración me pueda entregar a ti, Señor


5. “¡TENGO SED!”

JUAN 19

28 Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo:

Tengo sed.

29 Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.

Coloquio

  • El evangelista Juan, que la escuchó, nos cuenta: “Sabiendo que todo estaba cumplido para que se cumpliera la Escritura, exclamó: ¡Tengo sed!”.

  • También aquí confirmaste la palabra tomada de los Salmos y que el Espíritu había profetizado ante tu Pasión.

  • En el Salmo 21 se dice de ti: “Mi paladar está seco lo mismo que una teja, y mi lengua pegada a mi garganta”, y en el Salmo 69, versículo 22, está escrito: “En mi sed me han abrevado con vinagre”.

  • ¡Oh Servidor del Padre, obediente hasta la muerte y muerte de cruz!

  • Tú miras más allá, incluso en la agonía, en la que el espíritu se oscurece y desaparece la conciencia clara, intentas ansiosamente hacer coincidir todos los detalles de tu vida con la imagen eternamente presente en la mente del Padre.

  • No te referías a la sed indecible de tu cuerpo desangrado, cubierto de heridas abrasadas y expuesto al sol implacable de un mediodía de Oriente.

  • Cumplías la voluntad del Padre hasta la muerte con una humildad inconcebible y digna de adoración.

  • Sí, lo que los profetas habían predicho como voluntad del Padre se cumple en ti: tengo sed.

  • Así comprendiste toda la aspereza cruel de tu Pasión:

o era una misión que cumplir, no un ciego destino;

o era la voluntad del Padre, no la maldad de los hombres;

o redención de amor, no crimen de pecadores.

Reflexión

  • Jesús cumple la voluntad del Padre

  • Hasta los más pequeños detalles

  • Y yo, ¿Cuál será la voluntad del Padre en mi vida?

o ¿Qué es importante y urgente que considere para dedicar mi vida?

o ¿Cuánto de amor y perdón conlleva eso?

o ¿Cuánto de servicio por el bien de otros hermanos que Dios les ama como hijos?

  • ¿Me siento dispuesto a hacer la voluntad del Padre siempre?

  • ¿Cómo poder encontrar la voluntad del Padre ?… (para luego esforzarme en cumplirla)

Oración

Señor Jesús, sucumbes para que seamos salvos.

Mueres para que vivamos.

Tienes sed para que restauremos nuestras fuerzas en el agua de la vida.

Nos invitaste a esta fuente cuando en la fiesta de los Tabernáculos exclamabas: “Si alguno tiene sed venga a mí porque de mi seno correrán ríos de agua viva” (Jn 7,37).

6. “TODO ESTÁ CUMPLIDO”

JUAN 19

30 Después de beber el vinagre, dijo Jesús:

"Todo se ha cumplido".

E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.

Coloquio

  • Está cumplido.

  • Sí, Señor, es el fin.

  • El fin de tu vida, de tu honor, de las esperanzas humanas, de tu lucha y de tus fatigas.

  • Todo ha pasado y es el fin.

  • Todo se vacía y tu vida va desapareciendo.

  • Desaparición e impotencia….

  • Pero el final es el cumplimiento, porque acabar

  • con fidelidad y con amor es la apoteosis.

  • Tu declinar es tu victoria.

  • ¡Oh Señor!, ¿cuándo entenderé

  • esta ley de tu vida y de la mía?

  • La ley que hace

o de la muerte, vida;

o de la negación de sí mismo, conquista;

o de la pobreza, riqueza;

o del dolor, gracia;

o del final, plenitud.

  • Sí, llevaste todo a plenitud.

  • Se había cumplido la misión que el Padre te encomendara.

  • El cáliz que no debía pasar había sido apurado.

  • La muerte, aquella espantosa muerte, había sido sufrida.

  • La salvación del mundo está aquí.

  • La muerte ha sido vencida.

  • El pecado, arrasado.

  • El dominio de los poderes de las tinieblas es impotente.

  • La puerta de la vida se ha abierto de par en par.

  • La libertad de los hijos de Dios ha sido conquistada.

  • ¡Ahora puede soplar el viento impetuoso de la gracia!

  • El mundo en la oscuridad comienza, lentamente, a arrebolarse con el alba de tu amor.

Reflexión

  • Jesús culminando su misión …

  • ¿Qué siento? … ¿fue un fracaso?

  • ¿Qué hace que millones lo sigamos con pasión dos mil años después de su muerte? …

  • ¿Qué hace que yo le siga?

  • ¿Qué es lo que siento que ha sido lo más importante de su vida que ha triunfado en mi historia, en mi vida?

  • ¿y yo? … en estos momentos … ¿puedo decirle al Señor “la misión que me diste está completada?

  • ¿Qué he hecho por Cristo? … ¿Por su proyecto?

  • ¿Qué estoy haciendo por Cristo?

  • ¿Qué puedo hacer por Cristo? … ¿Para anunciar el Reino?

  • ¿Qué puede faltar para ello?

Oración

Tú que perfeccionas el universo, perfeccióname en tu Espíritu, ¡oh Verbo del Padre, que cumpliste todo en la carne y con el martirio!

¿Podré decir en la tarde de mi vida: “Todo está cumplido, he llevado a su término la misión que me encomendaste”?

¡Oh Jesús, sea cual sea mi misión que me haya encomendado el Padre -grande o pequeña, dulce o amarga, en la vida o en la muerte-, concédeme cumplirla como Tú cumpliste todo!

Permíteme llevar a plenitud mi vida.

7. “PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”

Lucas 23

44 Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. 45 El velo del Templo se rasgó por el medio. 46 Jesús, con un grito, exclamó:

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".

Y diciendo esto, expiró.

47 Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: "Realmente este hombre era un justo". 48 Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. 49 Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.

Coloquio

  • ¡Oh Jesús, el más abandonado de los hombres, lacerado por el dolor, es tu fin!

  • Ese final en el que a un ser humano se le llega a quitar hasta la decisión libre entre el rechazo y la aceptación.

  • Es la muerte.

  • ¿Quién te arrastra o qué te arrastra?

  • ¿La nada?

  • ¿El destino ciego?

  • No, ¡el Padre!

  • El Dios que une sabiduría y amor.

  • Así te dejas llevar y te abandonas en las manos ligeras e invisibles que a nosotros, incrédulos, prendados de nuestro yo, se nos presentan como el ahogo imprevisto, la crueldad y el destino ciego de la muerte.

  • Pero Tú lo sabes: son las manos del Padre.

  • Tus ojos, en los que ya se ha hecho la noche, son capaces de ver al padre; se han fijado en la pupila quieta de su amor, y tu boca pronuncia la última palabra de tu vida:

  • “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

  • Todo lo devuelves a quien todo te lo dio.

  • Sin garantías y sin reservas confías todo a las manos de tu Padre.

  • ¡Qué amargo y pesado don!

  • El peso de tu vida que acarreaste solo: los hombres, su vulgaridad, tu misión, tu cruz, el fracaso y la muerte.

  • Pero ahora no has de llevarlo por más tiempo; puedes abandonarlo todo y a ti mismo en las manos del Padre.

  • ¡Todo! Estas manos sostienen segura y cuidadosamente.

  • Son como las manos de una madre.

  • Acogen tu alma tan delicadamente como un pajarillo que se alberga entre las manos.

  • Nada tiene peso.

  • Todo es luz y gracia, todo es seguridad al amparo del corazón de Dios, donde la pena se puede desahogar en llanto y donde el Padre seca las lágrimas de las mejillas de su hijo con un beso.

Reflexión

  • Imagino el momento de mi pascua … cuando me toque a mi partir …

  • Le pido a Jesús que me acompañe en esos momentos …

  • Recorro mi vida … con todos sus momentos dulces y amargos

  • Me imagino diciendo junto a Jesús:

  • Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu

Oración

Jesús, ¿encomendarás un día mi pobre alma y mi pobre cuerpo a las manos de tu Padre?

Depón el peso de mi vida y de mis pecados sobre la balanza de la justicia en los brazos del Padre.

¿Adónde huiré, donde me esconderé sino en ti, hermano en la amargura, que has padecido por mis pecados?

Hoy me tienes ante ti.

Me arrodillo bajo tu cruz.

Beso tus pies que, silenciosos e intrépidos, me siguen con el paso sangrante por los caminos de la vida.

Abrazo tu cruz, Señor del amor eterno, corazón de los corazones, corazón paciente, traspasado e infinitamente bueno.

Ten piedad de mí. Acógeme en tu amor.

Y cuando mi peregrinar llegue a su fin, cuando el día decline y me envuelvan las sombras de la muerte, pronuncia entonces tu palabra definitiva:

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Y de esa forma poder acogerme junto a Ti en un gran y eterno abrazo con el Padre

Por los siglos de los siglos

Amén.