2. Relajación Inicial

Para comenzar vamos a efectuar un ejercicio de relajación. Si están en grupo uno del grupo puede guiar este ejercicio con el texto que está a continuación o bien cada uno puede ir leyéndolo y avanzando sin prisa en el desarrollo del ejercicio.  Si lo desean pueden dejarse guiar por el audio en MP3 que pueden abrir con este botón

Para relajarnos es importante tomar una posición tranquila, cómoda, dónde están ahora. Sentados, en un lugar donde no les vayan a interrumpir. A muchas personas les sirve hacerlo con los ojos cerrados. Es importante tener los dos pies firmes en el suelo, no poner una pierna encima de la otra. Las manos descansando encima de los muslos, la espalda erguida sin apoyarla en el respaldo de la silla.




Fijamos la atención de la mente en la respiración. Prestamos atención con la mente al aire que entra por la nariz suavemente y cómo sale con la misma suavidad. Con los pies bien puestos en la tierra y sentados firmemente, somos como una montaña, firmes, sólidos. Con los ojos cerrados nos  contemplamos así, sentados, firmes como una montaña.

Volvamos a prestar atención a la respiración, como el aire entra y sale por la nariz, … va y vuelve, … va y vuelve. Nos quedamos un rato poniendo atención a ese aire que entra y sale en nuestro cuerpo por la nariz. … La mente puesta solamente en ese aire. … Cuando entra nos da vida. …  Cuando sale expiramos. … Cuando inspiramos volvemos a tener vida. … El aire que entra y sale, nos recuerda las olas del mar. … Van y vienen, … retroceden y avanzan, … cadenciosamente, … como nuestra respiración. Es automática, … funciona sola,  … sin que tenga que gobernarla.

Somos montaña firme y nuestra respiración es como las olas del mar.


Imaginemos ahora un campo de girasoles. … Todos orientados hacia el sol. … El sol sale por oriente y se pone por poniente. … Y los girasoles siguen el recorrido.  … Somos montaña, somos olas del mar y somos girasoles. …

El sol es nuestro Dios y aquí sentadas, sentados. lo seguimos.

Seguimos a Dios, … seguimos a Jesús.

Estamos en su presencia. … Solo disponibles para ti señor. … Firmes como la montaña. … Cadenciosos como el agua del mar.   …  Ante ti siguiéndote como los girasoles siguen al sol.

 Queremos estar contigo, Señor. … Queremos escucharte. … Queremos descubrir lo que tú quieres para nosotros en nuestras vidas. …  Queremos sentir tu presencia, tu presencia resucitada, para poder encontrarte en cualquier rincón de nuestra vida.

Que todo lo que esta mañana reflexionemos, oremos, decidamos, esté basado solamente en el servicio, inspirado por tu amor y por tu misericordia. Que ese amor y servicio que surja desde nosotros, se proyecte hacia nuestros hermanos y hermanas donde tú habitas, resucitado.

Este momento de oración lo hacemos en tu nombre, Señor. Tú que eres Trinidad. En tu nombre estamos aquí, por eso es que decimos que esta oración la hacemos  … en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén