8. De la meditación a la acción

Nos tomamos unos minutos de meditación personal para encontrar, con todo lo que hemos vivido en este retiro, ¿Qué creemos que Dios nos puede estar pidiendo que hagamos?

 

Podemos tomar la dimensión que nos une como grupo. Por ejemplo, si el retiro lo hacemos en familia, ¿a qué estamos llamados a hacer en nuestra familia? …  Si es una comunidad parroquial, que podemos hacer por nuestra Iglesia. Y así, según sea nuestra realidad, donde estamos llamados por Dios a hacer algo.

Los discípulos partieron corriendo de vuelta a Jerusalén a comunicar la Buena Noticia a sus hermanos, recordando que les ardía el corazón cuando Jesús le explicaba las escrituras.

¿Qué podemos hacer? … algo concreto, más que intenciones globales y gigantes. Algo que sea realizable. Las preguntas claves pueden ser :

Si surge más de una le pongo prioridades y elijo las tres más importantes.

 

Luego volvemos al trabajo grupal con las mismas tres rondas …

1.       Cada uno expone la acción (o las tres) más importantes. El resto solo escucha atentamente, no reacciona ni aconseja. A lo más preguntas precisas para entender bien de qué se trata lo que se propone hacer

2.       Luego que todos los del grupo expusieron, un momento breve de reflexión para encontrar que proyectos me resuenan con mayor fuerza de los que escuché y en una segunda ronda, cada unjo cuenta lo que más le llamó la atención.

3.       Finalmente en grupo decidimos cual o cuales son los proyectos en que coincidimos. No más de tres.

En plenario, cada grupo cuenta como le fue y cuales fueron los proyectos apostólicos que nos sentimos motivados. Es la fuerza de Cristo resucitado la que nos envía.