4. ¿De qué venimos conversando?

Los discípulos de Emaús venían comentando su capa oscura. Sus desilusiones, sus temores, sus angustias. Atrevámonos a ingresar también nosotros para atravesar esa capa oscura como lo hicieron los discípulos que caminaban de Jerusalén a Emaús. Ellos conocieron el Evangelio, lo vivieron en directo. Ellos habían leído las escrituras (la Torá).  Incluso supieron por las mujeres que la tumba estaba vacía. Supieron de los otros discípulos que confirmaron ese hecho. Pero les faltaba algo, le faltaba un encuentro personal con Jesús. Y esa carencia les impedía gozarse de la resurrección, de la pascua de Jesús


EL forastero que aún no reconocían, les pregunta inocentemente: ¿De qué vienen conversando?

Al igual que los discípulos de Emaús, les invitamos a que vayamos recorriendo quién nos preocupa, que nos aflige, qué nos duele en nuestro entorno.

Contemplemos nuestra familia, nuestros más cercanos, y también los más distantes. ¿Quién nos preocupa allí? … ¿qué carencias hay? … a quien tenemos que apoyar?   … que dicen? … que piden? Tratemos de reflejar en una palabra lo que nos preocupa en nuestra familia. Pueden ser varias cosas, pero tratemos de reflejar la situación en una palabra, qué palabras serían?

Escribámosla en un papel, en su cuaderno. Leyendo esas palabras … cuáles son las más importantes, si hay más de una.

Si estamos haciendo este retiro con otros, podemos compartir, lo que ha salido, cuidando de que haya suficiente confianza para pone en común lo que nos preocupa.

Al ver las palabras que han resonado en otros, podemos actualizar nuestra lista personal. Agregando o subrayando aquellas que también inciden en lo mío.

Al compartir es muy importante practicar la conversación espiritual. Esto es, que escuchamos atentamente lo que los otros comparten, sin replicar, sin aconsejar, solo escuchando con amor, con cariño.

Si el ejercicio lo están haciendo con un grupo de amigos y amigas, lol adaptamos para poner la atención en lo que ocurre con  nuestras amistades, si lo hacemos en ambiente laboral o social lo enfocamos a los aspectos de ese grupo.

Cuando hacemos este ejercicio con otros hermanos y hermanas que participamos de nuestra Iglesia, el tema será lo que nos preocupa de nuestra comunidad eclesial.

Ojalá no dejen de practicarlo en la dimensión familiar y eclesial para luego avanzar en los frutos de cada una de estas dimensiones.

En una breve oración le respondemos a Jesús como lo hicieron los caminantes de Emaús … ¿es que no te das cuenta que lo que ocurre es que  … … …  ? (y le detallamos las palabras que surgieron de nuestra reflexión.