1.3-Visita a Isabel

María accede a llevar a cabo la misión de engendrar a Jesús.

Contexto 

La Trinidad decide redimir al género humano (Ejercicio 1) y para ello envía al ángel Gabriel a anunciarle a María su misión de ser la madre de Jesús (Ejercicio 2). Dejamos a María en su casa orando, desconcertada ante el misterio que acaba de escuchar y del cual será protagonista. Nada es imposible para Dios le había respondido el ángel ante su duda, pues ella no había tenido relación con hombre alguno. ¿Cómo le explicaría a José?, ¿Qué le diría a la gente? ¿Le creerían? ¿Estará efectivamente embarazada? ¿Habrá sido toda una ilusión? Preguntas que seguramente la tendrían sumergida en incertidumbre que solo era posible sobrellevar con su inmensa fe. “Hágase en mi la voluntad de Dios” fue su “Si” con que le respondió al ángel.

 

Deben haber resonado tanto el argumento del ángel Gabriel en cuanto a que su anciana prima Isabel estaba ya en el sexto mes de embarazo por voluntad divina y que eso era señal comprobatoria de que todo era posible para Dios, que sin demora decide ir a visitarla, corriendo todos los riesgos del viaje a un pueblo de montaña viajando sola. La motivaban al menos tres cosas: 1) Comprobar el anuncio del ángel, 2) su espíritu de servicio para ayudar a su prima anciana en el final de su embarazo y 3) entrar en relación con otra mujer embarazada por intervención divina.

 

Al saludar a su prima, Isabel exclama “Bendita eres entre todas la mujeres y bendito es el fruto de tu vientre” esta expresión seguida al saludo del ángel en el segundo ejercicio “Alégrate (Dios te salve) María, el Señor es contigo” nos recuerdan la oración repetida tantas veces: El Ave María. Estos saludos serán un primer punto de meditación de este tercer ejercicio.

 

Dos mujeres embarazadas que se abrazan. Dos mujeres que tienen una misión hermosa. Dos hijos en su vientre que más adelante se encontrarán nuevamente. En el abrazo de sus madres, Jesús y el Bautista se encuentran, casi abrazándose también. Treinta años después volverán a encontrarse en otras circunstancias. Seis meses mayor es Juan. Tendrá la misión de anunciar y allanar los caminos para que Jesús despliegue su mensaje de salvación. Ahora están allí muy cerca ya emocionados por el encuentro de sus madres.

 

¿Cuánto conversarían María e Isabel en esos tres meses juntas? … ¿Cuántas anécdotas intercambiarían? … ¿Qué sentimientos se confiarían de la vida previa al milagro de sus maternidades? … ¿Cómo el Señor se manifestó en cada una de ellas? 

 

Lucas incluye aquí el cántico de María, denominado “El Magnificat” en el que María describe su corazón agradecido de tanta maravilla que Dios ha hecho en su vida. Será el segundo punto de meditación de este ejercicio. Entonaremos el Magnificat junto a María, alabando y agradeciendo a Dios su acción en nuestras vidas.

 

El tercer punto será acompañar a María en su retorno a Nazareth, donde se encontrará con José, su familia y amistades. ¿Ya lo había conversado con José o se lo revelaría ahora? … ¿El ángel ya le anunció a José su misión de cuidar de María y del niño? … No es explícito el texto de Lucas, pero de aquí al nacimiento transcurrirán seis meses en que se completará la gestación del niño. También en nosotros seguirá formándose la figura de Jesús a quien seguiremos con pasión.

Oración Inicial.

Señor, en respuesta a tu infinito amor, te ofrezco este momento de oración. Que todo lo que reflexione, decida y planifique, esté solamente
orientado a unirme a Ti y a vivir contigo, amando, perdonando y sirviendo en tu nombre. Que así sea. 

Gracia a pedir

Pedimos la gracia de revisar nuestra historia, tocada por el Señor y proyectar nuestra vida según lo que El espera de nosotros. 

Texto.  (Lucas 1,39-56)

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: '¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor'.

María dijo entonces: 'Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!. Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre'.

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Puntos EE: [263]

Centraremos nuestra contemplación en  estos tres puntos de los Ejercicios Espirituales sugeridos por San Ignacio de Loyola


Primero: cuando Nuestra Señora visitó a Isabel, San Juan Bautista, que estaba en el vientre de su madre, sintió la visita de Nuestra Señora: “Y en cuanto oyó Isabel el saludo de Nuestra Señora, gozóse el niño en su seno, y llena del Espíritu Santo, Isabel exclamó con gran voz y dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.”

 

Segundo: Nuestra Señora canta el cántico diciendo: “Engrandece mi alma al Señor.”

 

Tercero: “María estuvo con Isabel casi tres meses, y después se volvió a su casa.”

Contemplación

Nos imaginamos a la joven María saliendo de su casa en Nazaret, cargando con algunas cosas personales y dirigiéndose hacia las montañas cercanas a Jerusalén al pueblo de Ein Karem. Ponemos atención al camino angosto y sinuoso, que va subiendo y bajando entre los cerros. Después de un largo trayecto de 150 kmts, unos 3 días (35 horas) de camino, llega a la casa de su prima Isabel. Toca la puerta y la recibe Isabel con gran alegría. Las observamos abrazándose. Isabel es ya anciana y junto a la joven María se nota más la diferencia de edad.

Contemplamos la casa. Sencilla, grande, pero sin lujos. Isabel hace pasar a María y la invita a acomodarse, a descansar un poco, luego de tan largo viaje.

Luego las vemos allí conversando mucho. Ríen, cantan, también reflexionan largos ratos seriamente. Más de una lágrima se escapa y corre por sus mejillas. Son los sentimientos que brotan a raudales al recordar las historias íntimas personales, cargadas de la presencia y de las ausencias de Dios.

En uno de esos días María le comenta a Isabel lo que ahora conocemos como el Magnificat. Lo leemos varias veces del texto de Lucas, poniendo atención especialmente a las acciones que describe y los personajes que las realizan. Nos imaginamos a María entonando este cántico e Isabel escuchándola con atención

'Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!.

Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.


Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón.


Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.


Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre'


Completados los tres meses y con Isabel pronta a dar a luz, María emprende el viaje de retorno, dilatar más el largo viaje puede ser contraproducente para el proceso. Ya comienza a sentir la presencia de Jesús en su interior, sutilmente, más en espíritu que físicamente. En los siguientes meses ya sentirá sus movimientos y como denota su presencia con pataditas y giros en su interior

Reflexión personal

En un momento de reflexión personal imaginaremos que María nos viene a visitar, ahora, faltando un mes para que nazca Jesús.  Para ello primero nos relajaremos bien, usando algunos de los métodos propuestos en los anexos y luego con los ojos cerrados, usaremos nuestra imaginación para experimentar este encuentro.

Nos encontramos en nuestra casa, … desarrollando las labores habituales de nuestros quehaceres. … Sentimos que suena el timbre, golpean la puerta. … Vamos a abrir y nos encontramos que allí, en el hall de entrada está ella. Es María. … ¿Cómo la vemos? … ¿cómo viste? … Tiene una mirada dulce, es más joven de lo que imaginábamos. … Sonríe. … En su vientre es evidente que tiene ocho meses de embarazo.

Luego de la impresión inicial, escucho que ella pronuncia mi nombre, … extiende sus brazos. … Le tomo sus manos. … Son pequeñitas … ¿cómo están sus manos? … ¿frías o tibias? … ¿Cómo las siento? … ¿suaves o ásperas? … Nos abrazamos con cariño, … siento su cuerpo frágil rozando el mío … La invito a pasar … le indico que se siente en el living de mi casa.

Allí está María sentada en mi casa y me pregunta suavemente, como susurrando su pregunta … ¿Cómo estás? … ¿Qué le respondo? … algo más que un “bien” o “mas o menos”, le cuento lo que siento en estos momentos, lo que me tiene ocupada(o), preocupada(o). Ella me escucha con atención y me responde con preguntas que me invitan a contarle con más detalle. … ¿qué le cuento a María? … ¿de quién le cuento?

Luego le pregunto a ella, ¿qué siente?  … me responde con lo que se expresa en el cántico “El Magnificat” y luego me pregunta a mi … ¿y tu … porqué tendrías que darle gracias a Dios? … ¿cuál sería tu Magnificat me dice?. … ¿qué le digo? … ¿cuál será la historia mía en relación con la intervención de Dios en mí? … ¿En qué momento encuentro que Dios ha estado conmigo haciendo grandes cosas, amándome y perdonándome?

Luego le pregunto por lo que se imagina que será el nacimiento de Jesús y luego el cuidado del niño … ¿cómo lo tienes preparado, María? … ¿qué se siente en educar a Dios mismo? … ¿en ser la mamá del Señor?  Imagino su respuesta, es breve y precisa para dar paso a su pregunta de vuelta … ¿y tú?... me dice … ¿Cuáles son tus planes, tus proyectos en la vida? … ¿cuáles son tus sueños? … ¿qué te tiene entusiasmada(o)? … Le cuento a María … primero solo titulares, pero luego ante su mirada atenta voy entrando en más detalle en lo que considero es mi objetivo de vida y como poder llevarlo a cabo.

Nos quedamos un rato en silencio. Ella me mira y sonríe con dulzura como haciéndome cariño con su mirada. Arrebatado por esa caricia me atrevo a preguntarle si siente muy seguido a Jesús en su vientre. Me dice que si, muchas veces. Mira, me dice ahora está moviéndose. Mi atrevimiento es mayor y le pido permiso para poner mi mano en su guatita. Claro me dice …y toma mi mano y ella la pone en su guatita … y percibo claramente como se mueve, parece que es uno de sus piecitos. … Es Jesús en el interior de María. … Me dan ganas que este momento no pase, … quedarme por siempre acariciando a María y a Jesús al mismo tiempo.

No me doy cuenta como ha pasado un buen rato conversando … Ella se pone de pie y me dice que es hora de partir. … No quiero que se vaya … Oye, le digo, no te he ofrecido nada, ¿quieres un tecito o un café o un refresco? … No, me contesta, muchas gracias, debo partir, José me está esperando y ha pasado más tiempo entusiasmada con todo lo que me has contado. Muchas gracias.  … Oye, me dice sería bueno que me vayas a ver a Belén. Tendremos que ir para allá en un mes más y allí conocerás al niño porque seguro que nacerá cuando estemos por esos lados.

Y María se despide de mi en la puerta con un abrazo y una promesa de encontrarnos en Belén.

Me quedo sola(o) en mi casa recordando cada momento de ese encuentro y lo que conversamos

Termino mi oración entonando “el Magnificat” en alguna de las versiones que más me guste

Coloquio

 A modo de coloquio le escribo una carta a María en que le cuento lo vivido en este ejercicio contemplando su visitación a su prima Isabel en su casa en Ein Karem y también en la mía, nuestra conversación, sobre todo mis respuestas y todo lo que siento por ella y por Jesús que está por nacer

Examen de la oración

Para compartir grupal

En el grupo podríamos responder a las siguientes preguntas

1) ¿Qué sentimientos aparecieron?

2) ¿Qué me ayudó más a desarrollar mi oración? … ¿qué fue un impedimento?

3) ¿Qué descubrí de mi historia y de la conversación con María?

Encarnación

Anunciación

Nacimiento