Reflexión.

Repasemos nuestra vida presente … ¿en qué se puede asemejar a la interrogante que le plantearon a Jesús? … Hay cosas que debemos vivir, sufrir y gozar que no tienen nada que ver con Dios … ¿cuáles serán en nuestra vida cotidiana? … por otro lado hay temas que son definitivamente del Señor … Contemplando nuestra vida actual … ¿qué será del Emperador y qué será de Dios?

Coloquio.

Señor Jesús, ayúdanos a no confundirnos con nuestros deberes sociales y los espirituales. Ayúdanos a discernir como cumplir con la necesaria solidaridad social que conlleva aportar con parte de nuestras ganancias con nuestro trabajo para que el gobierno pueda apoyar proyectos comunes y sostener básicamente a los más débiles y desposeídos. Que cumplamos con la legislación vigente al respecto es nuestra obligación social. Pero Tú nos pides que vayamos más allá de lo legal, nos invitas a actuar con amor, con caridad a que compartamos lo que tu nos has regalado en nuestra vida. Y la caridad comienza donde termina la justicia. A partir de lo  justo comienza nuestra labor amorosa de llevar una buena noticia a los pobres, de dar vista a los ciegos, libertar a los oprimidos y perdonar las deudas. Ayúdanos, Jesús a dar este paso, para que el César reciba lo que le corresponde con los impuestos y Dios lo que nos pide con el amor.