2.7 Vida Oculta

Como se forjó el peregrino

Contexto 

En el retiro anterior dejamos a Jesús en Nazareth con sus padres recién llegados de Egipto siendo recibidos con gran alegría por sus vecinos y familiares. Larga trayectoria han tenido. Desde que hace unos años salieron rumbo a Belén para cumplir con el trámite del censo, tantas cosas han sucedido. Recuerdos muy gratos cuando nace el niño, la visita de los pastores, de los magos y cuando ya pueden volver desde Egipto, muerto Herodes. Recuerdos tensos y de incertidumbre cuando no encontraban lugar donde alojar antes del nacimiento, cuando deben escapar rápidamente hacia Egipto porque Herodes quiere asesinar a Jesús y María tiene un recuerdo que la acompañará el resto de su vida con la profecía de Simeón de que una espada le traspasará el corazón.

Jesús es la manifestación de la voluntad de la Trinidad de redimir al género humano, de salvarlo de las angustias y las tensiones que lo han conducido, producto del egoísmo las ansias de poder, de dinero y de fama. Jesús es el salvador en que la divinidad se encarna y se hace humano.

Para llevar a cabo su misión debía nacer como todos nacimos y sufrir lo que muchos sufren producto de los sentimientos y actitudes que el mal espíritu se ha encargado de dispersar entre nosotros como virus que se reproduce. La misión de Jesús será combatir aquello con un mensaje fundado en el amor y el perdón para que seamos felices y nos liberemos de los sufrimientos.

Pero el desarrollo de esa misión requería que Jesús, no solo naciera como todos, sino que también creciera, se desarrollara y llegara a ser adulto como nos ocurre a todos nosotros. Era Dios encarnado, pero debía vivir y evolucionar como un humano plenamente. 

En este retiro nos introduciremos en su vida de niño, joven y adulto joven, antes de que comenzara a desplegar su vida pública. Se le ha denominado “la vida oculta”. Mucho se ha especulado sobre este largo período de la vida de Jesús, la mayor parte de ella.

Algunos lo imaginan peregrinando a 4.000 kilómetros al oriente, nutriéndose de la sabiduría budista, en algún lugar de la India y que ello explicaría algunas similitudes entre budismo y cristianismo. Nada confirmado y en la práctica con puntos comunes, pero el mensaje de Jesús extiende la idea budista siendo su propuesta profundamente teísta, al contrario del budismo que no cree en un Dios creador como es lo que Jesús nos enseñó.

Otros sitúan a Jesús peregrinando a Inglaterra con José de Arimatea, quien habría sido su tío y que habría partido allá con la enseñanza de su doctrina. Pero la verdad es que nada de eso tiene confirmación histórica y los evangelios no posicionan a José como pariente, ni siquiera se ha podido verificar la existencia de Arimatea como lugar geográfico, por lo que su figura pudiera incluso ser solo literaria más que histórica.

Por mucho tiempo se ha especulado que Jesús pudiera haber nutrido su sabiduría dada a una supuesta pertenencia y haber vivido en estos años en una comunidad esenia junto con Juan Bautista. Una vez más, nada histórico confirma lo anterior y el mensaje de Jesús difiere de la idea esenia sectaria y apartada de quienes fueran impuros. El mensaje de Jesús es amplio y más bien orientado a salvar a quienes estuvieran en un camino apartado. Lo vemos compartiendo con cobradores de impuesto, perdonando a la mujer adúltera y proclamando que ha venido a sanar pecadores, totalmente discordante con la práctica esenia. Esta supuesta pertenencia esenia ha sido motivo de debates, sin pruebas históricas relevantes. 

En este retiro nos guiaremos por la única pista que tenemos de los evangelios. Solo Lucas lo menciona. Afirma que Jesús regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres

Contemplaremos, entonces a Jesús en su casa con sus padres, parientes y vecinos sin más información que esta breve declaración y apoyándonos en como era la vida en tiempos de Jesús, como eran las costumbres, la geografía de Nazareth y su entorno.

Para nosotros será muy importante empaparnos del desarrollo de la vida de Jesús. Así lo iremos conociendo más. Necesitamos conocerlo mucho para amarle mucho. Pues, nuestro seguimiento será con mayor fuerza si le amamos con mayor intensidad. Nos preparamos entonces a este recorrido de tres décadas en que usaremos la imaginación, las costumbres de esa época y los reflejos de esta etapa en lo que fue su posterior vida pública. 

En resumen contemplaremos como se forjó el peregrino, a fuego lento, de la mano del Padre, con los tiempos de Dios, se fue dando forma a lo que será Jesús de Nazareth, el Mesías, el hijo de Dios vivo, nuestro Señor.

Oración Inicial.

Señor, en respuesta a tu infinito amor, te ofrezco este momento de oración. Que todo lo que reflexione, decida y planifique, esté solamente
orientado a unirme a Ti y a vivir contigo, amando, perdonando y sirviendo en tu nombre. Que así sea. 

Gracia a pedir

Pedimos la gracia de conocer más íntimamente a Jesús en su desarrollo desde la niñez, juventud y adultez, con el objeto de amarle más y con ello poder seguirle con mayor fuerza y ánimo.

Texto.  (Lucas 2,51-52)

El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.

Puntos. EE:   [271]

Centraremos nuestra contemplación en estos tres puntos de los Ejercicios Espirituales sugeridos por San Ignacio de Loyola


Primero: Era obediente a sus padres.

Segundo: “Aprovechaba en sabiduría, edad y gracia.”

Tercero: Parece que ejercía oficio de carpintero, como muestra indicar San Marcos en el capítulo sexto (6,3): “¿No es éste aquel carpintero?”

Contemplación

Con la imaginación nos trasladamos nuevamente a ese pueblo pequeño, rural, modesto, dedicado principalmente a la agricultura y la artesanía. Probablemente unas pocas centenas de casas con un par de miles de habitantes, que se conocían todos, muchos de ellos parientes. 

Recorremos las calles de tierra observando las viviendas, construcciones simples hechas de piedra y barro, con techos planos. Casas modestas sin las mayores sofisticaciones de las ciudades grandes. 

Luego de un par de cuadras nos encontramos con la sinagoga de Nazareth, tan modesta y proporcionalmente pequeña como las casas del pueblo, justo cuando pasamos van saliendo un grupo de fieles que vienen de celebrar el culto. 

Un poco más allá nos encontramos con un lugar abierto donde a la sombra de unos cipreses se juntaba gente. Nos recuerdan nuestras plazas actuales, pero menos formales, era un lugar de reunión. 

Seguimos caminando por las estrechas calles del pueblo, las más importantes tenían adoquines. Contemplamos las casas de barro sobre cimientos de piedra, algunas cubiertas de yeso con ventanas y puertas pequeñas. 

Llegamos a la casa de José y María, golpeamos en la puerta de madera. Se abre y es María la que nos abre. Se alegra de que hayamos ido a visitarles y nos hace pasar. Observamos la casa. Es pequeña con dos habitaciones y un patio que es común con la casa vecina. El techo es plano con vigas y cubierto con una mezcla de ramas y lodo. María llama a José que se encontraba trabajando en su taller a la salida del patio. Vemos entrar a José que se alegra mucho de vernos. Nos abrazamos y nos ponemos a conversar y recordar lo que habíamos vivido juntos en Belén y Egipto.

María sale y regresa luego con dátiles, pan con aceitunas, un poco de queso de cabra y algo de vino. Son muy hospitalarios. Le agradecemos y luego le preguntamos por Jesús. Nos cuenta que anda por allí jugando con sus amigos y luego nos relatan lo rápido que aprende todo, como crece y que incluso ya le está ayudando a José en sus trabajos. Lo cuentan tan orgullosos de su hijo que va pasando de a poco de la niñez a la adolescencia.

¿qué más le podríamos querer preguntar a esta joven pareja? … nos imaginamos sus respuestas a nuestras preguntas … ¿qué nos gustaría saber de la vida de Jesús en este tiempo?

Luego usando nuestra imaginación seguimos a Jesús por sus distintas actividades, lo que hace, lo que le interesa. Lo contemplamos junto a María cuando ella hace el pan de cada día en la mañana temprano, como le agrega levadura y la masa crece en el horno. También observa con detención cuando ella repara alguna prenda de vestir usada y como cambia lo viejo por tela nueva. Más adelante nos enseñará sobre ambas actividades en sus parábolas.

Otro día lo vemos en la plaza del pueblo donde se juntan los jornaleros con la esperanza de que alguien los pueda contratar para trabajar en la cosecha. A veces pasaba todo el día observándolos y como partían a distintas horas a trabajar para luego recibir un salario por su trabajo.

Otras veces simplemente se iba al campo y se entretenía observando como el sembrador esparcía la semilla y luego volvía periódicamente y se fascinaba de como la semilla daba distinto fruto según donde hubiera caído. Cuando llegaba la época de la cosecha le encantaba colaborar, pues en oportunidades era tan abundante que los trabajadores se hacían poco. Y al cosechar había que ir separando el trigo de la cizaña o maleza que habían crecido juntos

Otras veces simplemente lo veíamos sentado en el campo observando los pajarillos como volaban y se alimentaban acercándose a donde estaba sentado. O simplemente maravillarse por los hermosos lirios del campo. 

Recorría también las numerosas viñas que había por allí en terrazas en las laderas de los cerros, pues el sector de Nazareth era más bien montañoso. También le gustaba visitar los olivares que crecían en las faldas de los cerros. Le encantaba la naturaleza y como se desarrollaba. Otras veces estaba largo rato bajo las higueras observando como algunas daban frutos y otras no tanto. O verificando la rapidez en que un pequeño grano de mostaza se convertía en un arbusto de poco más de un metro de envergadura con sus semillas amarillas.

… 

También en otra ocasión lo sorprendimos en amenas conversaciones con pastores que le explicaban su oficio y cuanto amaban a sus ovejas y corderos y que ellas también les conocían perfectamente. También como debían tener cuidado que no se les perdiera ninguna. Más tarde esto le inspiraría para convertirse en el buen pastor que estaría dispuesto a dar la vida por su pueblo.

Otra escena que contemplamos era como Jesús con sus padres y muchas veces solo con María acuden a la sinagoga a rezar y también a aprender de los escribas y rabinos las escrituras. Podemos observar a María enseñándole a leer y como en la sinagoga practicaba leyendo los libros de la torá. Más adelante uno de los puntos relevante será cuando le toca leer a Isaías en la sinagoga y como la frecuentaba recordando lo que se habituó desde niño y joven.

Muchas veces podemos imaginarnos a Jesús retirándose a un lugar apartado, en lo alto de un cerro y permanecer allí largas horas en silencio, orando, en contacto con su Padre. Lo contemplamos sentado, con la mirada hacia el valle, escuchando, esperando alguna señal, alguna insinuación de lo que debería ser su misión. En silencio, por un buen rato. Y luego volver a casa y a la cotidianidad en paz, dispuesto a seguir avanzando y esperando el momento en que comenzaría su trabajo activo comunicando lo que se estaba fraguando en su interior. 

Finalmente le contemplamos trabajando con José. Al principio ayudando en cosas menores en el taller que tenían en casa, pero en la medida que iba creciendo le acompañó a sus trabajos en terreno como ayudante. Luego ya joven, se repartían las actividades y los trabajos que le encargaban. 

No hay claridad en que momento José desaparece de la escena, pero es posible deducir que María enviudó cuando Jesús era ya joven, pues a los doce años todavía estaba presente en el episodio del templo. Con José fallecido, contemplamos ahora a Jesús haciéndose cargo de los trabajos que llevaban el sustento de la casa. El hijo del carpintero era ahora el carpintero. Lo vemos reparando utensilios, reparando casas, puertas y ventanas. En general diversas actividades de la construcción estaban en el ámbito de los servicios que Jesús prestaba en Nazareth heredándolo del oficio de su padre adoptivo: José.

Reflexión personal

Coloquio
Conversemos con Jesús ya adulto, mirando hacia atrás todo este período. Le comentamos lo que reflexionamos, lo que más nos llegó de su vida y también le contamos nuestra revisión de vida. Lo hacemos con sencillez. Jesús es nuestro amigo y le encanta conversar con nosotros y escucharnos.

Examen de la oración

Para compartir grupal
En el grupo podríamos responder a las siguientes preguntas