Viernes 28 de Julio de 2023. San Celso

Mateo 13,18-23

Quien recibe en tierra fértil es el que escucha la Palabra, la comprende y da frutos, 100, 60 o 30 por 1.

18 Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. 19 Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. 20 El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, 21 pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. 22 El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. 23 Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".

Reflexión.

En cada caso revisemos nuestra situación personal. …¿cuándo  la palabra del Señor no la hemos cultivado y es como la semilla que a la orilla del camino se la comieron los pájaros, y ganó el Maligno? …  Recordemos aquellas ocasiones en que luego de meditar el evangelio lo hemos recibido con alegría pero no hemos concretado en acciones por falta de constancia y los problemas de la vida nos llevan a dejarla de lado, no hecha raíces? … Pensemos también en aquellas veces en que hemos llevado adelante las buenas intenciones que surgen de la palabra de Dios, pero que han sido ahogadas por las preocupaciones diarias y la seducción de las riquezas,  similar a lo que ocurre con los espinos que ahogan la planta germinada. … Finalmente le presentamos al Señor esos actos nuestros que son señal de que el Reino de Dios ya está aquí y que se nota en nuestro amor y misericordia con los otros.  Es señal de que hemos comprendido la Palabra de Dios y la hemos puesto  en práctica. Pidámosle  al Señor que bendiga su cosecha abundante en nosotros que hace surgir acciones que son su voluntad, su semilla sembrada en nuestra tierra fértil.

Coloquio.

Señor, queremos dar fruto, cien, sesenta o treinta por uno. Ayúdanos a comprender tu Evangelio, a ser constante para no sucumbir ante tribulaciones o persecuciones, a que las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas no se impongan a tu Palabra e impidan que de frutos. Con tu ayuda y orientación podemos lograrlo y así vivir felices, amándonos, perdonándonos y sirviéndonos unos a otros permanentemente durante toda esta vida y en su proyección hacia la eternidad, Amén