3-4 Elige a pescadores

Ahora serán pescadores de hombres

Contexto 

Jesús ha comenzado a desarrollar el plan fraguado en el desierto. Lo primero es armar un grupo para con ellos anunciar el Reino de Dios. El tema entonces pasa por elegir a quienes le acompañarán en esta misión. 

Saliendo del desierto, decide volver al Jordán, donde Juan sigue bautizando. Al verlo, Juan le deriva dos de sus discípulos: Andrés y Juan, a quienes les indica que Jesús es el cordero de Dios anunciado por el profeta Isaías. Estos lo siguen y se quedan toda la tarde con él. Probablemente Jesús comenzó a comentarles de que se trataba el cambio de vida que proponía.

Andrés, eufórico con ese primer encuentro sale a comentarlo y se encuentra con su hermano Simón. Ambos habían bajado desde Galilea, de las orillas del lago para encontrarse con el Bautista. Le presenta a Jesús, quien de partida, ya identifica a Simón como alguien importante en su ministerio. Será la piedra sobre la que se construirá la continuación de la misión y le cambia el nombre de Simón por Cefas… que significa “piedra” o Pedro, como le llamamos hasta nuestros días.

Todos emprenden viaje de vuelta a Galilea y en el camino se encuentran con otro discípulo de Juan: Felipe. A la invitación de Jesús, directa y firme (“Sígueme”), Felipe responde prontamente uniéndose al grupo. 

Más allá, Felipe se aparta para encontrarse con Natanael, quien estaba pasando por un mal momento, trata de convencerlo de que se una, pero Natanael está pesimista.  Igual acepta y van donde Jesús, donde se desarrolla es misteriosa conversación en que Natanael se convence de que Jesús es el Mesías, pues estaba al tanto de algo que ocurrió bajo una higuera en que no había testigo alguno. Algo ocurrió allí que solo conocía Natanael y Dios. Si Jesús estaba al tanto de ello, solo cabía una explicación. Y Natanael se emociona de ser elegido por el Maestro.

Distintas historias, cada uno elegido de distinta forma. Nos preguntamos en el retiro anterior por la forma en que nos eligió a nosotros. Cómo respondimos a su llamado. Lo que sentimos de ser elegidos.

Seguimos en este camino de incorporar a discípulos. Ahora ya de vuelta en Galilea, vuelve a encontrarse con los hermanos Andrés y Simón que habían vuelto a sus oficios de pescadores, y recluta a otros más. No les cambia el nombre, pero ahora les da un nuevo significado a su actividad de pescadores. De paso ya le vemos comenzando a predicar a una multitud.

Vamos a seguir a Jesús por los caminos circundantes del mar de Galilea, eligiendo, invitando a seguirle, a transformar la vida. Atrevámonos a estar allí presentes, a lo mejor nos invita directamente.


Oración Inicial.

Señor, en respuesta a tu infinito amor, te ofrezco este momento de oración. Que todo lo que reflexione, decida y planifique, esté solamente
orientado a unirme a Ti y a vivir contigo, amando, perdonando y sirviendo en tu nombre. Que así sea. 

Gracia a pedir

Pedimos la gracia de inspirarnos en la reacción de los apóstoles, que al sentirse elegidos y llamados por Jesús, convirtieron sus vidas para unirse con él y proclamar el Reino de Dios

Textos.  

Mateo. 4,18-22;

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: 'Síganme, y yo los haré pescadores de hombres'.

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

 

Marcos 1,16-20;

Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores.

Jesús les dijo: 'Síganme, y yo los haré pescadores de hombres'.

Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.

Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.

 

Lucas 5,1-11;

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.

Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: 'Navega mar adentro, y echen las redes'. Simón le respondió: 'Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes'.

Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: 'Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador'.

El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: 'No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres'.

Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

Contemplación. 

Contemplamos a Jesús ahora a orillas del mar de Galilea, caminando por la playa, en silencio, con la mirada perdida en el horizonte. Por su mente volvían las imágenes del Jordán con la voz del Padre cayendo desde las alturas y ese largo período en el desierto en que todo se le aclaró sobre lo que debía hacer para cumplir con la voluntad del Padre. Nos imaginamos que se sienta a orillas del agua que va y viene lentamente siguiendo el impulso de una suave briza.

Los recuerdos de los primeros con que compartió la idea de ir conformando un equipo. Los conoció allá cerca del Jordán. El bautista le envió a Juan y Andrés. Este último fue a buscar a su hermano Simón, a quien rápidamente le puso por nombre Pedro. Luego ya camino a Galilea se unió Felipe quien trajo a Natanael. ¿Será este el equipo inicial?. Eran pescadores. No tenían estudios ni riquezas. Quizá eran mejores requisitos para la misión. 

Estaba allí pensando y orando sobre si eran ellos realmente con quienes partir. Se pone de pie y sigue recorriendo la orilla del lago pidiendo al Padre le confirmara la elección, cuando de pronto se encuentra con Simón y su hermano Andrés que habían vuelto a sus labores habituales. Mucha coincidencia. Si. Con ellos partiría en misión. Pescaban peces, tenían la paciencia de los pescadores, la perseverancia cuando las cosas no funcionan, trabajaban solidariamente para lograr su objetivo, eran humildes. Ahora serian pescadores de hombres y mujeres. Les invitará a seguirle en ese nuevo trabajo. Habla con ellos brevemente. Retoman lo conversado de vuelta del Jordán y ellos aceptan el desafío.

Luego se encuentra con otros hermanos pescadores: Juan y Santiago. También aceptan, siguen caminando juntos y llegan cerca de las barcas donde se había juntado un grupo de personas. Vemos como va donde ellos y comienza a explicarles de que se trata el Reino de Dios. La gente se entusiasma y llega más y más gente. Los de más atrás no le veían bien, le costaba escucharle. Vemos como conversa con Simón y luego sube a su barca que estaba en la orilla y desde allí sigue predicando la palabra de Dios. La gente está muy entusiasmada. Es un Dios distinto, un Dios papá, que ama y perdona en lugar de juzgar y castigar. Un Dios que los quiere felices a todos, que hace salir el sol sobre buenos y malos. La multitud se admiraba porque tenía una forma distinta de explicar las cosas de Dios.

Al finalizar su intervención y luego de responder preguntas que le hacía la gente se dirige hacia Pedro y le dice que naveguen mar adentro. Nos subimos también a la barca. Los pescadores no se convencían porque ya habían intentado y ese era uno de los días malos. No habían peces. Pero, dado que Jesús insistía le hicieron caso. 

Y se produce el milagro. … Nadie sabe de dónde concurrió un cardumen gigante que llenó las redes hasta que casi se reventaban. 

Vemos a Pedro caer de rodillas. No hay duda, Jesús era capaz de hacer milagros divinos. Pedro no se sentía digno de estar con Jesús. Era demasiado premio para una persona normal con luces y sombras, con aspectos muy santos y otros de pecado. 

Jesús les anima y les invita ya definitivamente a comenzar la misión juntos. A partir de ahora serán pescadores de hombres. Lo vemos partir junto al incipiente equipo inicial. Ya se unirán otros. Por el momento solo ellos que se alejan de la costa para comenzar un peregrinar por caminos y pueblos echando redes, mar adentro. En el corazón de muchos que se irán integrando hasta hacer reventar las redes de una nueva creación, más humana, más solidaria, más justa, más misericordiosa y sobre todo centrada en el amor a Dios y al prójimo.

Y nosotros caminando tras ellos, observando, contemplando. ¡! Que privilegio ser testigo del nacimiento de este grupo de apóstoles!!

Reflexión personal.

Coloquio. 

Hacemos un coloquio con Jesús, El nos eligió, no por nuestros méritos, sino porque nos ama. Confía en nosotros y que junto a Él remaremos mar adentro, echaremos las redes y sumaremos a muchos más en esta conquista del mundo que está contaminado por las propuestas del mal espíritu. El está a la espera de nuestra respuesta … ¿Qué le respondemos? … ¿porqué?

Examen de la oración

Para compartir grupal
En el grupo podríamos responder a las siguientes preguntas