2.5-La huida a Egipto

Salvando la vida del salvador amenazada por el mal

Contexto 

En el retiro anterior dejamos a José y María con sentimientos encontrados. Habían cumplido con todo lo que su Iglesia les pedía, lo que les dejaba en paz, se sentía parte de su comunidad y con el apoyo de ella en la vida. Jesús ya tenia nombre, era parte de esa religión ancestral. María estaba purificada y el niño, como todo primogénito había sido presentado en el templo.

Habían recibido mensajes hermosos que coincidía con el origen que ellos bien sabían. Primero unos pastores declaraban que unos ángeles les habían anunciado que Jesús sería portador de una muy buena noticia. Dos ancianos en el templo habían ratificado que el futuro de Jesús sería glorioso y esos sabios orientales habían venido a adorarlo y trajeron obsequios valiosos y significativo. Todo aquello les llenaba de gozo.

Dos situaciones eran inquietantes y ponían una nube de incerteza y nerviosismo. Primero, el anciano Simeón le había profetizado a María que una espada le atravesaría el corazón y luego los magos al retirarse les advirtieron que lo harían evitando pasar por Jerusalén, pues no querían encontrarse con Herodes porque en sueños habían recibido de un mensajero esa recomendación. ¿Qué significaría eso para ellos? Pronto lo sabrían.

En este retiro seguiremos el relato de Mateo que cuentan sobre la persecución que sufren, por la que deben migrar a tierras extranjeras. No es objeto de nuestro trabajo explorar la historicidad de este viaje, sino más bien, dejarnos conducir con la intención catequética del evangelio y descubrir lo que implican estos hechos en nuestra vida y como nos ayudan a discernir sobre nuestro seguimiento de Jesús y su peregrinar.

Centraremos nuestra reflexión, primero, en la reacción histérica y homicida de Herodes, muy propia de su personalidad, mandando asesinar a todos los recién nacidos, menores de dos años, con la esperanza de que con ello acabaría con el peligro de que sobreviviera un sucesor a su trono. Esas atrocidades eran propias de él y de su tiranía. Ante ello acompañaremos a la sagrada familia escapando intempestivamente para proteger a Jesús con lo que inician un exilio de dimensiones inimaginables.

Luego viajaremos con ellos camino a Egipto por caminos peligrosos y desconocidos, siguiendo el consejo del ángel que les señaló la necesidad de ponerse fuera del alcance del titano Herodes.

Finalmente, los acompañaremos en su estadía como migrantes junto a una colonia judía en algún pueblo o ciudad egipcio.

Es así como la vida de Jesús, desde sus inicios es amenazada por las malignas fuerzas del egoísmo y de las ansias de poder. El contraste del sufrimiento de Herodes por el miedo a perder su poder con la paciente entrega de María y José para seguir los caminos que le indica Dios a través de sus mensajeros, serán señales para nosotros en nuestras vidas de lo que significa decidir en consolación, siguiendo la voluntad de Dios versus, tratar de defender a solas los poderes, privilegios y riquezas logrados, más aún cuando ellos han sido a costa del sometimiento y empobrecimiento de otros. 

Oración Inicial.

Señor, en respuesta a tu infinito amor, te ofrezco este momento de oración. Que todo lo que reflexione, decida y planifique, esté solamente
orientado a unirme a Ti y a vivir contigo, amando, perdonando y sirviendo en tu nombre. Que así sea. 

Gracia a pedir

Pedimos la gracia de acompañar solidariamente el camino de la sagrada familia desde Belén hacia Egipto, escapando de las fuerzas del mal, salvando la vida de Jesús, el salvador.

Texto.  (Mateo 2,13-18)

Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: 'Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo'.

José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.

Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.

Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado.

Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

Puntos. EE:   [269]

Centraremos nuestra contemplación en estos tres puntos de los Ejercicios Espirituales sugeridos por San Ignacio de Loyola


Primero: Herodes quería matar al Niño Jesús, y así mató a los inocentes; y antes de la muerte de ellos avisó el ángel a José que huyese a Egipto: “Levántate, toma al Niño y a su Madre y huye a Egipto.”

Segundo: Partió para Egipto: “Él, levantándose de noche, partió para Egipto.”

Tercero: “Estuvo allí hasta la muerte de Herodes.”

Contemplación

Mientras los magos van camino de vuelta, sin pasar por Jerusalén, de noche, para pasar desapercibidos, María y José conversan nerviosos sobre que deberían hacer. ¿qué temían los magos? … ¿por qué no querían encontrarse de vuelta con Herodes? Contemplemos sus rostros. Hay inquietud, no pueden dormir. Le agregan un par de leños al fuego que les abriga y siguen conversando mientras el niño duerme tranquilo. Jesús, que será nuestro salvador, el que viene a redimirnos con una buena noticia, descansa tranquilo.

 Escuchamos a María que le pregunta … “¿qué hacemos, José, este lugar no parece seguro” José la mira con amor. Quisiera responderle con certeza, pero no tiene certeza de que es lo mejor, quedarse, partir, a dónde ir. “No sé, María, no sé, no estoy seguro.” … María le reclama. “Vamos, tú siempre has sabido lo que debemos hacer, ¿por qué ahora no?”   Allí están, nosotros no podemos intervenir, solo contemplarles.

En el palacio de Herodes, tampoco se puede dormir. El rey está furioso. Esperaba que los magos volvieran cumpliendo su orden de avisarle donde estaba ese niño. Había enviado unos soldados a verificar donde estaba la caravana oriental y acababan de volver con la noticia de que en Belén no había rastro de ellos. Ya habían partido por algún camino desconocido. “Me engañaron” pensaba Herodes con rabia y una impotencia no acorde con el poder que tenía. Los maldice, tiene la primera intención de enviar tropas a interceptarlos, pero luego concluye que ellos no eran lo más importante. El tema de fondo era ese niño que decían sería el rey de Judea. Había que eliminarlo. Pero no se sabe dónde está. La única certeza es que debería estar en Belén. Lo vemos pasearse indignado en el salón donde había convocado anteriormente a los sacerdotes y levitas. Ahora está solo, planificando que hacer. Su trono corre peligro. Nació un nuevo rey. Eso era inaceptable. Ese niño debe ser eliminado cuanto antes. Llama a uno de sus oficiales y le da una orden terrible. “Vayan a Belén y sus alrededores y todo niño varón, menor de dos años debe ser eliminado en el acto”. No podía correr riesgos, del cumplimiento de esa orden dependía la continuidad de su poder, de su reinado. Y para nosotros será acabar con nuestro salvador.

Al despuntar el día, vemos a los soldados galopar hacia Belén y entrar intempestivamente, recorriendo cada casa, verificando cada vivienda si había allí niños de esa edad y los mataban inmediatamente. Belén era un solo llanto de las madres de esos niños. Una pregunta desesperada, un grito angustioso “¿Por qué?”. No había respuesta. Órdenes del rey. Más de una veintena de hogares lloraban impotentes, sin entender la razón de esa desgracia. 

Volvemos en nuestra contemplación a donde estaban José y María dialogando sobre que hacer. Vemos que José se pone de pie y le dice: “Hay uno solo que nos puede decir que debemos hacer, María: El Señor … te invito a que oremos”.  Cerraron los ojos, hicieron silencio y se quedaron un largo rato en oración que les trajo paz y tranquilidad. Hasta que el cansancio de la jornada y estar más relajados les provocó el dormir profundamente apoyados uno en el otro. Les contemplamos ahora a los tres durmiendo tranquilos. Que diferencia entre la noche de palacio, llena de odio, temores a perder el poder y este par de jóvenes que duermen plácidamente en Belén junto a su hijo.

Aún de noche vemos que José se despierta y se levanta. Luego despierta a María y le dice. “Vamos, tenemos que partir de inmediato” … “¿A dónde?” le responde María. “A Egipto, ahora mismo. Acabo de tener un sueño y el Ángel me dijo que Herodes a dado orden de matar al niño. Vamos, de inmediato”. Los vemos tomar sus escasas pertenencias y con el burrito que les sirvió para llegar a Belén, partir raudos, antes de que aparecieran los soldados del rey. Hay que salvar al salvador.

Nunca habían estado en Egipto, no conocían el camino, ni como llegar. Se dejaron llevar por el instinto y confiados en que Dios continuaría guiándolos partieron hacia el sur de Belén, sin detenerse. Era muy importante la prisa. Todo ese territorio estaba dominado por Herodes y los soldados serían más rápidos cabalgando que ellos caminando. Pero tenían la ventaja de que sus perseguidores no sabían hacia donde se dirigían y estaban centrados en Belén y sus alrededores. Siguieron camino hacia el sur y luego hacia el poniente. Egipto estaba en ese camino, un par de días después llegaron a Gaza, pero aún no podían estar tranquilos, pues todavía era territorio herodiano. Cruzaron hacia Egipto por Rafah y de allí siguieron hacia el poniente. Solo se sintieron un poco más seguros al llegar a las cercanías de Al Arish. Ya se habían salvado de las garras de Herodes. Estaban en pleno Egipto. EL salvador está a salvo, por el momento.

El trayecto no es fácil. No conocen el camino, en partes es completamente desierto, solo una huella de otras caravanas le guían. Muchas veces deben deshacer lo andado porque se han desviado y se dan cuenta tarde. Tienen que seguir la ruta del sol que se pone por poniente. El idioma es todo un problema y contestar las preguntas ¿de donde vienen? … ¿hacia donde se dirigen? … ¿porqué vienen? es todo un desafío. No se atreven a decir de donde vienen, no saben a donde van y el motivo del viaje, nadie lo entendería

Pasan muchos largos días hasta que se encuentran en una localidad donde hay una colonia judía. Que alivio, poder estar con otros compatriotas, compartir sus costumbres, sus prácticas religiosas. José comenzó a trabajar con ellos y María cuidaba del niño y compartía con otras mujeres judías también migrantes.

Pero no es lo mismo. Son extranjeros. Migrantes. Ciudadanos de segunda categoría. Los egipcios están primero. Pero hay que aceptar. Mientras Herodes esté vivo en el poder no pueden regresar a su tierra. Se quedan allí un par de años hasta la muerte de Herodes, cuidando del salvador que ya está a salvo de las garras de Herodes. 

Reflexión personal

Recordemos aquellos momentos en que ante un problema no sabemos que hacer. Tratamos de resolver de acuerdo con nuestra inteligencia, nuestra intuición, nuestra sabiduría. ¿cómo nos sentimos cuando nos cuesta encontrar una ruta de acción? … es la elección desolada, sin Dios. José y María deciden orar y aparece el ángel en sueños con la respuesta al acertijo. Recordemos cuando hemos pedido ayuda divina en oración … No se pide un milagro, se pide inspiración para hacer lo que Dios nos quiera transmitir. Dios no destruye a Herodes para salvar al niño. Le avisa a José para que actúe en resguardo de Jesús. ¿Cuándo en nuestra vida ha ocurrido algo así? No milagros, pero sí decisiones y acciones inspiradas por Dios que nos permiten salvarnos de los problemas … las traemos a nuestra memoria y al corazón … le damos gracias al Señor porque nos inspira, nos envía mociones que nos llevan a actuar para nuestro bien, nuestra felicidad, nuestra plenitud.  Gracias, Señor

EL egoísmo de Herodes lo lleva a cometer atrocidades. Que injusticia más grande. Esas inocentes criaturas que vieron interrumpida su existencia porque otro quería mantener privilegios, no ser molestado en sus poderes. Esas madres que no entendían porqué asesinaban a sus hijos y con ellos le provocaban una herida terrible en su corazón. Repasamos nuestro tiempo actual:

La sagrada familia no lo dudó, una vez recibida la señal, emprendió camino, inmediatamente a Egipto, se dejó llevar por lo señalado por Dios. No tenían certezas, no sabían detalles, peregrinaron hacia Egipto. Esa era su única motivación, alejarse de Herodes camino a Egipto. Y en nuestra vida,

La sagrada familia vivió el exilio en Egipto. Eran migrantes en tierra extranjera con idioma y cultura distinta.

Si somos nosotros migrantes actualmente,

Si vivimos en nuestra tierra natal


Coloquio
Hacemos un coloquio en Egipto con María y José en que le contamos lo que surgió en este ejercicio acompañándolos en esta aventura de salvar al salvador, Cristo Jesús, nuestro Señor, todavía niño en sus manos.

Examen de la oración

Para compartir grupal
En el grupo podríamos responder a las siguientes preguntas