Lunes 3 de julio de 2023.  San Tomás

Juan 20,24-29

Jesús nos envía su paz. Creemos en El, aunque no le hayamos visto físicamente

24 Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 25 Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". Él les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré". 26 Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". 27 Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". 28 Tomás respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". 29 Jesús le dijo:  "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".

Reflexión.

Contemplemos la escena. Observemos el rostro de Tomás… Escuchemos su declaración de fe: “Señor mío y Dios mío” … Repitámosla varias veces. … Dejémonos llevar por esa exclamación. … Escuchemos a Jesús anunciar la felicidad de los que creemos aún sin ver. … Gracias Señor.  Volvamos a repetir durante el día esa exclamación “Señor mío y Dios mío”. Que nos acompañe hoy … y siempre … “Señor mío y Dios mío”. … “Señor mío y Dios mío”.

Coloquio.

Señor Jesús, como tu dijiste, felices nosotros porque creemos en ti y en tu resurrección con fe, aún cuando no lo hemos comprobado físicamente. Eres nuestro Señor y nuestro Dios. Tu paz nos impulsa a seguir anunciando a todos los que como Tomás no creen aún para que se encuentren con tu mensaje y pongan en práctica en sus vidas tu evangelio que les traerá felicidad y vida plena, hoy y en el futuro una vida eterna junto al Padre. Amén