2.4-Los Magos

Buscar, encontrar, adorar, obsequiar y cuidar a Jesús

Contexto 

Dejamos a José, María y Jesús en Belén en el portal que acomodaron y que convirtieron en su improvisada casa. No hay datos sobre cuánto tiempo permanecieron allí antes de volver a Nazareth. Lucas interrumpe en este punto su relato y lo retoma muy brevemente con Jesús niño y luego cuando a los doce años se les pierde en el templo. Esto será motivo de otros retiros posteriores.

Es Mateo quien toma la posta y sin mayores detalles del portal, ni de ángeles, ni pastores, ni liturgias, declara simplemente que Jesús nació en Belén de Judea bajo el reinado de Herodes y se centra en lo que ocurre con posterioridad. 

Lo primero que relata es la visita de unos magos de Oriente. … ¿Quiénes eran? … ¿Cuántos eran? … ¿de qué parte venían? … No hay detalles específicos. No nos distraeremos en ello, sino que centraremos nuestra meditación en lo simbólico que el evangelista nos transmite y cómo nos afecta en nuestra vida.

La tradición habla de que eran tres, que eran reyes y que se llamaban Gaspar, Melchor y Baltazar. El texto de Mateo no los identifica como reyes, no dice cuántos eran, ni menos sus nombres. Dice que eran “magos”. En la época esa palabra no tiene la connotación actual. No eran personas que hicieran magias, sino que más bien eran sabios, que conocían las ciencias astrológicas o astronómicas de su tiempo. De allí que tenga sentido que se pusieran en camino siguiendo el rastro de una estrella que les llamó la atención.

Más relevante es que provenían de tierras lejanas, del Oriente. No sabemos de dónde. En esa época todo lo que estaba más allá del Jordán era del Oriente, pero el texto hace pensar que venían de lejos. La clave del relato es la intención que tenían. Vienen a adorar al rey de los judíos que acaba de nacer.

Unos sabios orientales vienen a adorar al rey de los judíos desde un país lejano con una religión distinta. Es notable. Hay aquí una pista importante para nuestra meditación. Jesús desde su nacimiento convoca no tan solo a los judíos, sino que universalmente. Al final de su paso por este mundo enviará a los apóstoles a bautizar a la gente de todos los pueblos de la tierra. Por lo tanto, nosotros desde muy lejos de Judea también podemos ser como esos sabios.

Detalla Mateo que además de adorarle, abren sus cofres y le ofrecen regalos al niño. Esto nos puede motivar para que en este retiro podamos reflexionar sobre que podemos ofrecerle nosotros al niño Jesús.

Finalmente, el texto se cierra con que se les advierte de que, por resguardo al niño, regresen por otros caminos, evitando el contacto con Herodes, quien querrá matarlo cuanto antes, pues es para él una amenaza. Esto nos puede motivar a reflexionar sobre quienes se pueden sentir amenazados con el proyecto de reinado que va a proponer Jesús y de quien o quienes hemos de evitar mayor contacto por resguardo del proyecto de Jesús.

Con este preámbulo, nos disponemos a desarrollar nuestro retiro de esta visita de estos magos orientales que acuden con el objeto de adorar a Jesús recién nacido, entregarle presentes y finalmente protegerle del tirano, retornando por otro camino.


Oración Inicial.

Señor, en respuesta a tu infinito amor, te ofrezco este momento de oración. Que todo lo que reflexione, decida y planifique, esté solamente
orientado a unirme a Ti y a vivir contigo, amando, perdonando y sirviendo en tu nombre. Que así sea. 

Gracia a pedir

Pidamos la gracia de ser como los magos orientales, buscando a Dios hasta encontrarlo, adorarlo y entregar los más valioso de nuestras pertenencias y siendo fieles a Él cuidando de que no sea atacado por las fuerzas del mal.

Texto.  (Mateo 2,1-12)

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: '¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo'.

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.  Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

'En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta:  Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel'.

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: 'Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje'.

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.  Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.

Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. 

Puntos. EE:   [267]

Centraremos nuestra contemplación en estos tres puntos de los Ejercicios Espirituales sugeridos por San Ignacio de Loyola


Primero: Los tres reyes magos, guiándose por la estrella, vinieron a adorar a Jesús diciendo: “Vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle.”

Segundo: Le adoraron y le ofrecieron dones: “Postrándose por tierra le adoraron; y le presentaron dones: oro, incienso y mirra.”

Tercero: “Recibieron respuesta cuando estaban durmiendo: que no volvieran donde Herodes; y por otro camino volvieron a su región.”

Contemplación

Nos imaginamos la caravana de estos extranjeros entrando en Jerusalén. Iban con los magos su corte, ayudantes y mucha gente acarreando tiendas de campaña y cargamento. Una hilera de camellos con su paso cansino, entraban por la puerta principal de la ciudad. Imposible pasar desapercibidos. Se instalan en las afueras del palacio del rey Herodes a quien le preguntan dónde estaba el rey que acaba de nacer. Imaginemos la expresión de Herodes. Si nació un rey, entonces le derrocaría a él. Todos estaban asombrados por lo que consultaban los magos. 

Nos instalamos en un salón grande donde comparecen los sumos sacerdotes y los escribas, los que confirman a Herodes que está escrito por el profeta Miqueas (5,1) que allí muy cerca, en Belén, un pequeño pueblo a 8 kilómetros de Jerusalén, era el lugar donde debía nacer quien sería el pastor de Israel. Herodes guarda silencio. Necesita planificar algo. Sale del salón y manda a llamar a los magos que pasan a una sala más pequeña. … Allí les pregunta ¿cuándo comenzaron a ver la estrella que vienen siguiendo? … Les interroga con detalles. Finalmente se pone de pie y les dice “Vayan a Belén y encentren a ese niño para ir yo también a adorarlo como se merece. Será mi sucesor cuando yo ya no esté”.

Vemos a los magos salir de palacio, dirigiéndose a Belén. Toda la caravana prácticamente copó el pequeño pueblo. Los vemos aproximarse a donde estaban José, María y Jesús. Entran solo ellos y conversan con la joven pareja. Le indican que venían de muy lejos, porque ese niño será rey y necesitaban saludarle como se merece. Los vemos ponerse de rodillas frente a Jesús, bajan sus cabezas y le adoran. Largo rato.

Luego mandan a buscar desde la carga que traían y abren unos cofres y le entregan a José y María oro, incienso y mirra. Esos humildes jóvenes no lo podían creer. No habían pedido nada y tenían ahora tanto.  No les faltarían recursos para criar al niño. Con el oro lo estaban tratando con las riquezas de los reyes. Ellos además confirmaban lo que habían dicho los ángeles, el incienso era señal de divinidad. … Y la mirra no entendían bien su significado ahora. No podía darse cuenta María que tres décadas más tarde se usará este aceite para ungir el cuerpo de su hijo. 

Finalmente vemos como discretamente, sin hacer mucho ruido y dispersándose unos de otros para pasar desapercibidos, los magos se van retirando de noche por un camino que evitara pasar por Jerusalén, siguiendo el consejo que unos ángeles les pidieron para que Herodes no se percatara de que habían encontrado al futuro rey.

José y María vuelven a quedar solos mientras el niño duerme, pero muy inquietos. El consejo de los ángeles les causaba temor. ¿Qué podría querer hace Herodes? … ¿Corrían peligro allí donde estaban? … No lo sabían, pero lo presentían.

Reflexión personal

Lleva este episodio a tu vida. Los magos, estaban atentos a los signos de los astros y fue así como detectaron algo distinto en el firmamento. Una señal de algo importante para la humanidad que interpretaron como la estrella que les conducía al nacimiento de una nueva época. Un antes y un después. Antes y después de Cristo señalará la historia occidental. Un rey muy especial. 

Y tú, … ¿Cómo está tu oración cotidiana para estar atento al presente? … sin pedir, sin agradecer, sin revisar, sin proyectar. Simplemente estando atento al presente, al aquí y al ahora. Solo así podrás detectar que Dios se te manifiesta en lo cotidiano, en lo pequeño o en lo grande. Pueden ser detalles mínimos o cambios significativos en tu vida. Serán buena noticia, como decían los ángeles a los pastores. Será alegría para tu vida. Si ya practicas ese tipo de oración contemplativa, recuerda lo que has sentido y disponte a reforzarla. Si no practicas esa oración del silencio, del corazón, podrías considerarla como una buena práctica. Solo saliéndote del ayer y del mañana podrás detectar, igual que los magos, señales que te conduzcan a encontrarte con el que ya viene en camino hacia ti.

Los magos cuando se encontraron con Jesús le adoraron, de rodillas, en silencio. Análogamente, busca un lugar donde puedas imaginar que estás frente a Jesús, María y José. Si puedes, de rodillas. Si no, sentado respetuosamente en posición de adoración. Cierra los ojos, abre el corazón, ama profundamente a ese niño que es Jesús, el Hijo de la Trinidad. No le digas palabra alguna, no le pidas nada, solo ámalo, porque El te ama infinitamente y solo quiere tu felicidad. Ha perdonado todo y está allí frente a ti, para sellar un pacto de amor. Ámale, en silencio, con toda tu alma, con todo tu corazón, con todo tu ser.

Los magos trajeron de su equipaje lo más valioso y simbólico para ofrecerle. Llegas a este punto con tu vida. Te presentas en este momento con tu historia, con todo lo que has logrado en la vida. En un gesto similar a los magos, abre los cofres de tus tesoros para ofrendarlo, para entregárselo. Hazlo explícito. Dile con tus propias palabras:

 “Toma Jesús, recibe todo lo que he atesorado en mi vida. Todo lo que aprecio y que tu me lo regalaste. Toma mi libertad para decidir, mi capacidad de memorizar, mi capacidad de entender los misterios de la naturaleza y de las personas. Todo lo que tengo, todo lo que poseo te lo ofrezco para que dispongas como estimes conveniente. Solo me quedo para continuar viviendo feliz con tu amor infinito y con sentir que estoy en tu gracia”.

Repite esta oración, sintiéndola, haciéndola tuya, que penetre en tu corazón y se encarne

El ego de Herodes y la maldad anidada en él lo lleva a querer destruir a Jesús y con ello toda su misión, su proyecto de salvación para todos. Los magos astutamente protegen al niño y se devuelven por otro camino, evitando entrar en contacto con Herodes y sus malas intenciones. ¿Qué debieras evitar hoy en tu vida? … ¿de quiénes es mejor apartarse porque tiene malas intenciones? … ¿qué caminos has de ignorar para ser feliz y en sintonía con la voluntad de Dios y no de la maldad?

Antes de terminar, puedes hacer un recuento de lo vivido en este ejercicio. Tu disponibilidad para estar atento a la aparición de la estrella que te llevará a Jesús. Tu adoración al encontrarlo, la ofrenda de tus tesoros y como evitas contaminarte con el mal.  Busca una palabra que represente lo que sientes globalmente y repítela como mantra al terminar este ejercicio.

Coloquio
Imaginemos que tenemos la posibilidad de conversar con los magos camino de vuelta a su tierra de origen. Nosotros igual que ellos somos de lugares lejanos y no somos judíos. ¿qué le comentamos de lo que vivimos en este ejercicio en paralelo con ellos?

Examen de la oración

Para compartir grupal
En el grupo podríamos responder a las siguientes preguntas