Domingo 24 de octubre de 2021. 30° del Tiempo Ordinario San Antonio María Claret

Marcos 10, 46-52

46 Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino. 47 Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". 48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". 49 Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron:"¡Ánimo, levántate! Él te llama". 50 Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. 51 Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". 52 Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino


Reflexión.

Contemplemos la escena … la cara del ciego … su reacción … ¿qué sentía? …Imaginemos que ahora Jesús dirige su mirada directamente hacia nosotros … Nos quedamos un rato contemplando la mirada de Jesús … imaginemos que ahora nos pregunta a nosotros: ¿Qué quieres que haga por ti? …. ¿Qué le respondemos?


Coloquio.

Hoy te llamamos Jesús, con la fe del ciego de Jericó. "Hijo de David, ten piedad de nosotros". Ayúdanos, Jesús, te lo pedimos como hermanos hijos de tu mismo Padre. Ayúdanos en nuestras carencias. Ayúdanos con aquello que no nos permite vivir plenamente. Queremos poder contemplar la vida que tu regalas. Queremos vivir contigo, con tus valores, Ayuda especialmente a nuestros hermanos más frágiles, a los que les falta comida y pasan hambre. A los que andan deambulando por los países, buscando un mejor lugar donde vivir y son asaltados y denigrados. Ayuda, Señor, a quienes están presos del odio y los rencores para que encuentren la paz. Ayúdanos, Señor, ayudar en tu nombre para que fraternalmente podamos construir una sociedad más justa, más solidaria y misericordiosa. Amén