Sábado 3 de septiembre de 2022. San Gregorio Magno

Lucas 6, 1-5

El Hijo del Hombre es dueño del sábado

1 Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. 2 Algunos fariseos les dijeron: "¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?". 3 Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, 4 cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?". 5 Después les dijo: "El Hijo del hombre es dueño del sábado".

Reflexión.

Observo mi entorno ... Las carencias que existen en mi barrio ... en mi familia ... en mi país .. en las personas que frecuento. ¿Dónde y con quienes me he restringido en ayudar? ... ¿porqué? ... ¿en qué no soy suficientemente libre para ayudar más? ¿qué me impide ser mejor apóstol? ... ¿Hay algo en la sociedad, en las costumbres de hoy, que me retiene a ayudar más ... a servir más ... a amar más?. ... Ayúdame Señor a ser libre para amar y servir. ... Gracias mi Dios.

Coloquio.

Señor Jesús, gracias por enseñarnos la importancia de la libertad en nuestra vida y en la relación con nuestros hermanos y con Dios. El Padre nos creó por amor y para amar. Pero, para ejercer ese amor nos regaló la libertad. Gracias, Señor, por hacernos libres. Gracias porque podemos liberarnos de los preceptos y leyes que no están orientadas hacia el centro tuyo, tu esencia: el amor. Toda regulación que inventemos entre nosotros, si no está fundada en desear lo mejor para los otros se transforma en una pesada y absurda carga como la del cumplimiento del sábado. Gracias, Señor por el don del discernimiento en que podemos libremente elegir entre lo que nosotros queremos, lo que el maligno intenta tentarnos y lo que es tu santa voluntad. Tu eres Dios, soberano en nosotros y en nuestro mundo. Elegimos seguirte y hacer tu voluntad. Amamos, perdonamos y servimos siempre, incluso en sábado. Aunque eso escandalice algunos. Solo nos interesa que sea tu voluntad, Señor, porque tu eres dueño del sábado.