Martes 16 de agosto de 2022. San Esteban de Hungría

Mateo 19, 23-30

Para Dios todo es posible

23 Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. 24 Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos". 25 Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". 26 Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible". 27 Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?". 28 Jesús les respondió: "Les aseguro que, en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna. 30 Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.

Reflexión.

¿Qué podremos dejar para seguir a Jesús? … ¿Qué riqueza que nos cuesta dejar podemos ofrecerle? … ¿Cómo podemos concretar hoy esta entrega? … ¿Difícil? … nada es imposible para Dios. La recompensa que ofrece Jesús es maravillosa: “Estar con El cuándo todo sea renovado” … ¿Qué tenemos que dejar para estar más cerca de Dios?

Coloquio.

Señor, queremos entrar en el Reino de los Cielos y tener como herencia la vida eterna. Pero por cierto que ante muchos, somos ricos, tenemos más bienes y oportunidades. También ante otros somos pobres con más carencias. No queremos dejar la familia que amamos y los quehaceres laborales que necesitamos. Y tu nos invitas a seguirte y dejar todo. Nos aclara que El Reino de Dios no es algo que se puede adquirir con bienes de este mundo. El camino para llegar al Reino, no es el de tener más bienes, no es el de los que tienen más que otros. La forma de llegar al Reino es haciendo la voluntad de Dios: Amando, perdonando y sirviendo. No es el acumular riquezas, sino que es el de compartirlas, fraternalmente. El objetivo no es el tener y el poseer, sino que el de ayudarnos unos a otros para ser felices juntos cumpliendo los mandamientos que reflejan la voluntad de Dios. Amar a Dios y amar al prójimo son la esencia de ellos. Los que finalmente confluyen cuando nuestra fe nos invita a encontrar a Dios en todas las personas. Entonces, tenemos dos caminos para elegir, Señor. Vivir para acumular riquezas en este mundo o vivir para amarte a ti y a nuestros hermanos que nos conducen a una vida plena y eterna. De nosotros depende. Tu nos hiciste libres para elegir uno u otro. Gracias, Señor por invitarnos a seguirte y por regalarnos la libertad de poder elegir tu camino si queremos. Gracias, Señor.