Sábado 19 de noviembre de 2022. San Andrés Avelino

Lucas 20. 27-40

Es Dios de vivos

27 Se le acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección, 28 y le dijeron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. 29 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. 30 El segundo 31 se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33 Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?". 34 Jesús les respondió: "En este mundo los hombres y las mujeres se casan, 35 pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. 36 Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y, al ser hijos de la resurrección, son hijos de Dios. 37 Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. 38 Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él". 39 Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". 40 Y ya no se atrevían a preguntarle nada.

Reflexión.

Pensemos en nuestros amigos y familiares que ya han partido … Ellos están viviendo otra vida. Un recuerdo especial para ellos. Jesús insiste en que ellos están vivos con Dios. ¿qué sentimos al respecto? … ¡Están vivos! … De otra forma a la que tenían acá … pero … ¡vivos!. Gracias Señor.

Coloquio.

Te damos gracias, Señor, por aclararnos este misterio de la muerte y la resurrección. Te pedimos por los que pasaron esa experiencia de morir en este cuerpo y viven ahora eternamente, con Dios. Te pedimos por quienes están prontos a partir, para que no tengan miedo, para que caminen hacia Ti y te abracen agradecidas de ir a tu encuentro. Y para nosotros, te pedimos nos ayudes a acoger esta verdad de fe y recordar con amor a los que se fueron, despedir con cariño y misericordia a los que están por partir y esperar con fe nuestro propio peregrinar por este mundo, preparándonos para el siguiente. Amén.