Reflexión.

¿cómo cumplimos hoy con la misión que Jesús nos pide? … ¿a quienes les hemos presentado a Jesús, haciéndolos sus discípulos? … ¿a quienes hemos  incorporado al trabajo por hacer de este mundo el Reino del Padre? … Jesús nos promete que Dios no abandona nunca … su Espíritu nos acompañará siempre … y el Padre nos ama incondicionalmente. Es la Santísima Trinidad actuando en nuestra vida … Meditemos sobre esto … ¿qué sentimos? … ¿qué podemos decirle al Padre en oración? … ¿y al Hijo? … ¿y a su Santo Espíritu? 

Coloquio.

Gracias Señor por decirnos clara y directamente la misión que nos encomiendas. Que todos los pueblos sean tus discípulos. ¿por dónde empezar? Ayúdanos, Señor, a llevar a cabo tu voluntad. Que podamos enseñar a todos, todo lo que tu nos has mandado. Que nos amemos, que nos perdonemos y que nos sirvamos unos a otros. Esa es la voluntad del Padre que tu, el Hijo encarnado nos enseñaste hace dos mil años y que hasta ahora tu Espíritu Santo que vive en nuestro interior hasta el fin del mundo nos ayuda a llevar a cabo. De esta forma estamos bautizados nosotros y todos los que cumplen tus enseñanzas, quedamos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo. Amén