Lunes 4 de Julio de 2022. Santa Isabel de Portugal

Mateo 9, 18-26

Mi hija murió. Ven y vivirá

18 Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá". 19 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. 20 Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, 21 pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada". 22 Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada. 23 Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: 24 "Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él. 25 Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. 26 Y esta noticia se divulgó por aquella región.

Reflexión.

Traigamos a nuestro corazón aquellos momentos de nuestra vida en que hemos sentido que el Señor ha actuado directamente en nosotros. Aquellas situaciones en que sentimos que ha sido su ayuda la que nos ha restaurado la paz. Aquellos momentos en que cuando todo se veía sin salida, finalmente hubo una solución inexplicable. ¿Qué milagros del Señor podemos reconocer desde lo secreto de nuestra existencia?. Y en el tiempo presente… ¿qué situaciones parecen imposibles de resolver? … ¿qué nos tiene angustiados, impotentes y con miedos y penas?.. Se las presentamos al Señor... con fe... con mucha fe en que El nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Imaginemos que el Señor nos pregunta directamente: ¿tienes fe? ... ¿qué quieres que haga por ti?

Coloquio.

Señor Jesús, Le dijiste a esa mujer con hemorragias que tuviera confianza y que su fe la había salvado. Te pedimos hoy que aumentes nuestra fe para tener esa confianza que tu inspiras. Ayúdanos para estar cerca tuyo y poder tocar tu manto. Contigo las situaciones más complejas se van superando. Confiamos en ti como ese alto jefe que postrándose ante ti te pedía ayuda para revivir a su hija. Nos postramos ante Ti, señor Jesús, ayúdanos a resolver los problemas personales, familiares y comunitarios que tenemos. Ayúdanos a que podamos construir relaciones fraternas en nuestra sociedad y que con ello podamos vivir en paz y justicia. Amén